Los restos del Imperio francés
El grado de autonomía diferencia a los Departamentos de Ultramar de las mejor provistas Colectividades de Ultramar, los dos regímenes administrativos que cobijan a las once posesiones francesas
El grado de autonomía diferencia a los Departamentos de Ultramar de las mejor provistas Colectividades de Ultramar, los dos regímenes administrativos que cobijan a las ... once posesiones francesas diseminadas por el Atlántico, Caribe, Sudamérica y Oceanía. La diversidad social y cultural es vasta y, a ese respecto, poco tienen que ver los habitantes de las islas de San Pedro y Miquelón, muchos de origen vasco, a 25 kilómetros de Terranova, de quienes habitan la de Mayotte, desgajada de las Comoras, mayormente musulmanes y de origen malgache, árabe y africano.
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En algunas de estas entidades, los movimientos secesionistas piden diálogo para afrontar su futuro. Además, Francia sufre un importante fenómeno separatista en la isla de Córcega y se halla en trámite un estatuto de autonomía para aplacar sus ancestrales tendencias secesionistas. Abordamos algunos de los problemas derivados de un Imperio resquebrajado.
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La vuelta de tuerca de Macron
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Polinesia francesa
El paraíso agraviado
La memoria de los polinesios no se remonta al recuerdo de Paul Gauguin, pintor del imaginario polícromo de Tahití, y el compositor Jacques Brel, que cantó a las Islas Marquesas. Los habitantes de este racimo de islas oceánicas prefieren recordar que sus atolones fueron escenario de 200 pruebas atómicas entre los años 60 y finales del pasado siglo.
Hace dos años, el triunfo electoral del partido independentista Tavini Huiraatira alentó la esperanza de cambio en un territorio formado por 118 islas. Las reivindicaciones inmediatas se asocian con la enseñanza y condición del idioma tahitiano, la alta inflación y la pobreza, que atenaza a una cuarta parte de la población.
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Pero las reticencias de París son enormes cuando se habla de autodeterminación. Las aguas territoriales de la Polinesia Francesa cubren 5,5 millones de kilómetros cuadrados ricos en pesca y gozan de una privilegiada posición en una región de creciente penetración de China.
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Reunión y Mayotte
La Europa más lejana
La Francia más exótica, junto a Canarias y Azores, forma parte de la Unión Europea en su condición de Regiones Ultraperiféricas. Pero las diferencias son palpables en su nivel de desarrollo. En el Índico, la isla de Reunión posee un índice de paro juvenil del 40%, el más alto del área bajo la férula de Bruselas.
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El caso de Mayotte, también en el Índico, es aún más grave. Esta isla se desgajó del archipiélago de Comoras cuando accedió a la independencia en 1974. El estatus de departamento francés de Ultramar le confirió un atractivo especial y atrajo a abundantes emigrantes ilegales. El resultado es que hoy la mitad de los 350.000 habitantes son foráneos o hijos de extranjeros, y malvive en condiciones muy precarias. Menos de la mitad de la fuerza laboral se halla empleada.
La inseguridad causada por las bandas, la saturación de los servicios sociales y la pobreza, acentuada por el paso del ciclón Chido en diciembre, lastran el futuro de la isla. Mayotte es objeto de disputa entre Francia y las Comoras, que la reclaman como parte de su territorio y niegan la validez y limpieza del referéndum que la desgajó. Pero Francia difícilmente se despojará de una isla estratégicamente situada en una de las áreas más calientes del planeta.
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Guayana
Los galos que miran al cielo
Se fueron los españoles y los portugueses, los holandeses e ingleses, pero los franceses, jamás. En la Sudamérica continental queda un vestigio de la colonización, la Guayana bajo el control de París. Llegaron en el siglo XVII, pero el territorio sufrió varias alternancias antes de consolidar su dominio en el XIX. Con una extensión similar a la andaluza y 300.000 habitantes, es un área amazónica favorecida por gran biodiversidad medioambiental.
El Centro Espacial de Guayana en la localidad de Kourou, el Puerto Espacial de Europa, es el gran activo del gobierno francés y la principal empresa local. Frente a la tecnología vanguardista del lugar está la situación de emergencia de la antigua colonia. El elevado grado de criminalidad, espoleado por el tráfico de cocaína hacia París, el contrabando y la emigración ilegal, a menudo orientada hacia las minas y pesquerías clandestinas, incentivan el clima de violencia.
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La clase política demanda cambios. Existen movimientos independentistas minoritarios, pero sí una voluntad generalizada de obtener mayor autonomía y hay conversaciones en marcha. La clase política local reclama, además, la transferencia de la titularidad de las tierras públicas, el 90% de la superficie, una propuesta que implicaría una poco probable reforma constitucional.
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