Una buena fotografía está llena de pistas. Lo decía Richard Avedon, uno de los autores de cabecera de Annie Leibovitz, lo mismo que Cecil Beaton, ... otro de sus favoritos a la hora de inspirar con sus retratos reales de los Windsor la narrativa visual, glamurosa y elegante de una relevancia histórica, muy barroca, de una monarquía vestida con la suntuosidad de los modelos de Hartnell o Dior. Leibovitz toma de Beaton para los retratos de los Reyes de España el mismo escenificado set, opulento en su estética histórica, iluminando en claroscuro el salón de Gasparini, pero también situando a los modelos entre tradición y modernidad, es decir, entre la decoración clásica, la indumentaria formal y la impronta de una contemporaneidad más bien compleja.
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El Rey más institucional, como la expresión de permanencia ante una realidad volátil; y la Reina a medio camino entre el glamur de un retrato de 'celebrity' para 'Vanity Fair', y el porte institucional para colgar junto a un tapiz flamenco. ¿Era necesaria en la contemporaneidad española esta mezcla forzada de glamur hollywoodiense y de retrato barroco e idealizado de corte? Pues probablemente no, por mucho que las fotos de Leibovitz sean excelentes o por mucho que la Reina aparezca sublime en su sofisticación estética. Incluso, hay dos cuestiones controvertidas.
La primera es la dudosa atribución a Cristóbal Balenciaga de su traje de noche fechado en 1948, sin etiqueta de la 'maison', un drapeado de tul de seda que más bien pudiera ser de Jacques Fath o de Rochas, porque la silueta 'sirena' del maestro fue posterior, a partir de 1950-1951. Y la segunda no es otra que la relación de una pieza histórica de la alta costura con el concepto del patrimonio textil. Son piezas singulares, únicas, confeccionadas para una persona concreta, que después se convierten en patrimonio textil. Su adaptación para un uso posterior exige adaptaciones que quiebran su integridad inicial, algo aceptable cuando son de propiedad privada, pero no tanto cuando pertenecen a una fundación que debe de velar por la preservación de su integridad.
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