Isabel Preysler en 'El Hormiguero': virginidad, cómo elegir novio, cuernos y su «tortura»

El Hormiguero' ha tenido este jueves una invitada de caché, Isabel Preysler. Famosa entre las famosas del papel couché, está de rabiosa actualidad porque acaba de presentar 'Mi verdadera historia', sus memorias. Páginas y páginas plagadas de cotilleos, rumores confirmados y secretos bien guardados... Hasta ahora. Apareció en el plató cual diva, vestida con vaqueros, lentejuelas y con un micro de cara, al más puro estilo Madonna. El molesto sonidito del 'frufrú' de su atuendo enseguida explicó el modelo de micrófono. Motos la recibió sonriente, con el libro a mano y lleno de post its.

«Llevo toda la semana esperando que llegue este momento. Hacía mucho tiempo que no leía algo tan adictivo. Primero, tenéis que comprarlo porque os va a gustar. Y dos, no es un libro que vayáis a leer en un rato. Cuando empecéis, guardad unas horas porque os va a enganchar y no vais a poder parar», ha elogiado el presentador, que le ha preguntado sobre el por qué de la publicación de la autobiografía justo ahora. «Para aclarar muchas cosas que se han dicho de mí», ha respondido ella, como dolida.

«Había que contarlo con detalles, no es una entrevista. Está dedicado a mis nietos, para que ellos tuviesen la verdadera historia de su abuela», le ha contestado. La entrevista ha sido un recorrido por los amoríos de la socialité, incluido el primero de todos, aquel con el que perdió la Virginidad. Motos fue a saco con la pregunta y ella respondió sin tapujos. Fue Junie Kalaw, un filipino de buena cuna pero al que su familia no terminaba de aceptar, y con el que tuvo su 'primera vez'. Ella tenía 18 y el 28 y todo pasó tras un vuelo en avioneta en una casa a orillas de un lago. La elección de la entonces jovencita Isabel ya apuntaba maneras«. «Era un play boy, y a mis padres no les gustaba», ha desvelado. Para apartar a su joven hija de aquello, sus progenitores, a los que definió como «muy estrictos», la enviaron a España, con unos tíos que vivían en plena Castellana. La sacaron del fuego para caer directa en las llamas porque fue a parar a los brazos de Julio Iglesias.

La historia de amor con el afamado cantante, que entonces levantaba pasiones, tiene un capítulo que hasta ahora pocos sabían. Ella estaba embarazada cuando la pareja se casó. «No se lo podía decir a nadie. Solo lo sabía la 'seño' de mi primo hermano, que vivía con mis tíos. A mi madre se lo dije ya casada», ha confesado a Motos sobre aquel enlace, celebrado en enero de 1971. Ella vivió la precipitada llegada de aquel bebé como una vergüenza. «No es que no lo quisiera, pero que me pasara eso a mí no me lo podía creer y era como una desgracia», ha matizado antes de reconocer que quizás para ellos no era el momento como pareja y eso que él «se portó como un señor». «Él estaba en América y me dijo inmediatamente, nos casamos, vuelvo a Madrid y organizo todo enseguida. Lo hicimos todo precipitadamente». Luego aquel romance de cuento se hizo añicos cuando ella confirmó que él le era infiel. «Yo no sospechaba nada, pero cuando se lo dije, no lo negó porque yo tenía nombres y apellidos». En 1978 el matrimonio acabó.

La entrevista de Motos ha tocado el tema familia, hijos, famoseo... Pero, inevitablemente, ha discurrido hacia los siguiente amores de Isabel. Poco contó sobre Carlos Falcó, aunque sí reconoció el escabroso detalle de que ella le fue infiel con Migel Boyer, que a la postre acabaría siendo su siguiente marido. El político también traicionó a su esposa al dejarse llevar por el enamoramiento de Preysler y aquí Pablo Motos no se cortó: «El problema es que los dos estabais casados», ha espetado. «Sí, en nuestro caso, el amor fue imparable y muy doloroso. No fue posible pararlo, pero pasó», ha reconocido ella, que cayó rendida de Boyer por «su inteligencia y su sentido del humor». El romance se convirtió en un secreto a voces y Falcó le preguntó directamente. »«Yo no le mentí y le dije que estaba enamorada de Miguel», ha rememorado ella. Durante otro momento de la entrevista, ha admitido ser de derechas y se ha referido a Alfonso Guerra como «el enemigo».

Ya sin tener que ocultar lo suyo, Boyer y Preysler encaran su vida en común. «Era una persona que en casa era feliz con Tamara y con Ana, a quienes adoraba». Ella ha hablado de que él era un hombre celoso y también de los valores familiares que marcan su clan. «Somos una familia muy numerosa y pública, entonces apoyamos las decisiones que toma uno. Soy la que estoy encima, pero siempre apoyamos», ha definido bajo la atenta mirada de su hija Tamara, colaboradora del programa. Y sobre ella ha soltado una de las frases de la noche, de esas que definen a una persona: «Yo no soy una de esas personas que alaban fácilmente, pero no quiere decir que no esté orgullosísima de ella (de Tamara)«, ha soltado.

Y llegó el turno de Mario Vargas. Ellla ha aprovechado el tirón de la muerte del Nobel y de la publicación de 'Mi verdadera historia' para sacar a la luz las cartas que ambos intercambiaban. Pablo Motos ha leído dos de ellas, una de cada uno. En la de Mario a Isabel, ella queda bien; en la de Isabel a Mario, ella habla de la diferencia de ingresos en la pareja y de que ha llegado el momento de romper. Fue tras una fiesta en la que el escritor le montó una escena de celos. «Envía un camión y que recojan tus cosas de casa».

Motos le ha preguntado en ese momento si ha sido libre.. «No he podido ser todo lo libre que he deseado ser porque nunca me lo han permitido. He tenido que ir lidiando con los celos toda mi vida. Eso ha sido parte de mi vida». La reina de corazones de las revistas durante muchas décadas ha contado también su curiosa forma de elegir a los hombres. «Cuando me llamaba un chico, miraba con quién había salido antes. Eso cuenta, si las mujeres son interesantes, atractivas...».

La complicidad entre entrevistador y entrevistada han sido evidente durante todo el programa. Se conocen y son amigos aunque eso no ha evitado el é le haya hecho alguna pregunta incómoda. Entre ellas una relativa a las cirugías a las que se han sometido a lo largo de su vida. A sus 74 años Isabel Preysler sigue llamando la atención, una mezcla reconocible una pizca de genética y mucho bisturí. En sus memorias habla de todas sus intervenciones incluso de aquellas que no han dejado el resultado esperado. Y ahí es donde Pablo Motos le ha preguntado por su nariz. Ella ha reconocido que no quería hablar del tema. Ha contado que su última intervención fue en 2023 después de uno de sus nieto la golpease sin querer mientras jugaba. En el libro cuenta que tiene esa parte de su anatomía «tan destrozada y estoy tan cansada de médicos y operaciones que ya me da igual todo. Lo que no quiero perderme es achuchar y jugar con mis nietos pequeños, aunque luego, a veces, sin querer, tenga que sufrir las consecuencias». A su amigo Motos le ha reconocido: «Es mi tortura».

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