Toquinho y Yamandu Costa llenan en una jornada final de leyendas y talentos prometedores
Yamandu Costa volvió al Festival de Jazz de Vitoria para abrir el concierto de Toquinho y Milena Casado sorprendió en el Europa
El programa musical decano de la capital vasca va camino de cerrar una 48ª edición que volvió a congregar leyendas y nuevos talentos del género. Lo hizo con la colorida propuesta de Toquinho, con su propio sitio en el primer apartado de figuras que pasarán a la posteridad; Yamandu Costa, el mejor guitarrista de los 'nuevos'; y Dora Morelenbaum, una de las mejores voces de su generación en el país latinoamericano.
El guitarrista y cantante (São Paulo, 79 años) ha llenado el polideportivo de Mendizorroza, que registró en su última jornada la mejor entrada y que en los próximos meses tomará el apellido de los Añua. Desde su anuncio, ese nombre -que no es más que un diminutivo cariñoso- ha sido el más repetido entre fieles y no tanto del programa. Eso se notó en que casi se cuelga el cartel de 'no hay entradas'. Porque no se trataba solo de Toquinho, sino de todo un paseo por el jazz latino, su sutileza y transformación a través de las notas que dejaron Chico Buarque, Vinicius de Moraes o João Gilberto. Antônio Pecci -así consta Toquinho en los documentos oficiales- salió a las once y cuarto acompañado de una gran ovación del público y respaldado por Dudu Penz (bajo), Mauro Martins (batería) y Camilla Faustino (voz). Arrancó con temas 'Canção de amor' o 'Samba de Fiumicino', contando anécdotas de su origen.
Otro colega, Yamandu Costa, fue quien firmó una enorme previa. Ya sabíamos de lo que era capaz este maestro de las siete cuerdas, al que vimos hace dos años en el Principal y en Mendizorroza, como invitado de Silvia Pérez Cruz. Lo de telonero no se puede decir en este caso. Bastaba escuchar 'Herança Russa' o 'Força', con su lirismo, técnica exquisita y esa forma de silbar en algunos pasajes, para que si alguien tenía pensado levantarse del asiento e ir al bar, cambiara de decisión. Sí se levantaron, pero para ponerse de pie ante este mago de la guitarra. «Este es un festival pilar de España y del mundo, y traemos una noche brasileña, de las diferentes músicas del país», presentó Costa, que se refería tanto a la actuación del autor de 'Acuarela' como a la de su predecesora Dora Morelenbaum, cantante paisana que le había precedido. Costa, que sobreactúa el gesto de cansancio haciéndolo cómico, estuvo brillante otra vez. Incluso tocó el «estreno mundial» de una canción sin nombre. «Se puede llamar Vitoria, por ejemplo», dijo mientras tomaba mate. Esperemos que se acuerde de esto cuando se meta en el estudio de grabación.
Costa se ganó el sobresaliente. Llegó tras Morelenbaum, que se movió en otro tercio menos jazzero. Con groove, más pop y soul que otra cosa. Igualmente, dio fe de una voz sutil y sugerente. La artista de Río de Janeiro había salido a escena antes, a las ocho y media, con una camiseta ancha de tonos azules y coches estampados, a juego con Guilherme Lirio (guitarra), Guto Wirti (bajo) y Daniel Conceição (batería), cuando todavía los rayos del sol jugaban en contra de la intimidad del recital. «¿Podemos bajar un poco las luces para quedarnos más íntimos?», pidió. La artista, que viene de una saga de músicos brasileños, presentó algunos temas de Pique, su álbum debut en solitario, tras un periplo de varios años con la banda Bala Desejo, con la que ganó el Grammy Latino a mejor álbum de pop en portugués por el disco 'Sim, Sim, Sim' (2022). Junto a temas de ese trabajo, firmó algunas versiones sobresalientes de temas de algunos de sus maestros como João Donato y 'Cuidado conmigo, de Agustín Lara. Tuvo su gracia al presentar el tema Petricor, uno de los más bellos de su debut. «¿Existe en español la palabra petricor?», se preguntó acerca de ese vocablo que hace referencia al olor a lluvia. «Es una palabra poco usual. Voy a hablar en portuñol porque es mejor para todos», resolvió.
Antes de la velada brasileira, se cerraron las actuaciones en el Palacio Europa, que suple al Principal mientras dure su reforma. En líneas generales y en apariencia -a falta de los datos oficiales-, la asistencia no se ha resentido demasiado. Precisamente en la sala María de Maeztu del palacio de congresos se pudo disfrutar ayer de nuevo de Milena Casado (Huesca; 1997), que el año pasado actuó junto a nada menos que Terri Lyne Carrington. Esta vez, su carta de presentación fue Reflection Of Another Self, su debut en solitario, que tildó de «viaje de exploración y descubrimiento propio». En el escenario le acompañaron Morgan Guerin (EWI PDC, piano, sintetizador), Kanoa Mendenhall (contrabajo) y Jongkuk Kim (batería). Una actuación atrevida, arriesgada y que dejó constancia de una artista de altura y versátil a la que seguir la pista.