The scare crows aka: Batería siamesa, el secreto del éxito
Los cinco granjeros ingleses eyectaron un aluvión de rock and roll y blues armoricista en la indómita carpa Trashville
Hay una regla básica de colocacion de los espectadores en un concierto, sea este de jazz, de rock o de lo que fuere: nunca se ... ponga delante de la batería porque el fuerte sonido de esta tapará el resto de los instrumentos. Pues ayer nos saltamos esta regla esencial de comportamiento para colocarnos en primera fila del Trashville, apoyados si queríamos sobre el borde del tablado, para sentirnos dentro de la aparatosa batería doble de los Hermanos Diablo, dos tatuadísimos percusionistas sentados frente a frente, rodeados de sus timbales, cajas y platos, y separados por un único bombo al que zumbaban cada uno por su lado, uno con un pedal y el otro con dos. Y así esa máquina rocanrolera sonaba como tres bombos a la vez. Fue el secreto del éxito en un bolo sin concesiones de The Scarecrows AKA.
Estos cinco londinenes disfrazados de paletos rezuman ganas de diversión. Aunque van de espantapájaros humanos, no necesitan ese truco del camuflaje, a tenor del fundamento de su repertorio, 18 canciones en 64 minutos. Casi todas tuvieron influjos americanos. Abrieron fuego con un híbrido entre Adam & The Ants (quizá la única influencia britanica) y los feroces blues-rockers V Horse Johnson ('Dead horse'), y a la segunda cruzaron a los Cramps con la velocidad de Jerry Lee Lewis ('Fungus among us'). Se postularon para los festivales de blues con la armónica a tope en el clásico 'Diggin my potatoes' de Big Bill Broonzy, y mediante las ferroviarias 'Scarecrow man' y 'Freight train'.
La cosa molaba mazo, pero Thee Scarecrow AKA no se salían del carril, con los mismos sonidos de armónica, la misma guitarra de caja de puros con cuatro cuerdas, el contrabajo con un hombre lobo en su parte trasera y los tambores de los hermanos diabólicos. Saltaban del influjo de Muddy Waters al de Legendary Shack Shakers, arbitraban rock and roll de manual como el de MFC Chicken pero con armónica en vez de saxo ('Wash the frog'), volvíamos a la velocidad kamikaze de LSS ('Stone woman'), versionaron el 'As de espadas' de Motorhead, y se despidieron volviendo loca a la parroquia con las ocurrencias de 'Aunt Sally (she) said', colofón de un concierto a piñón con mogollón de blues y de rock and roll.
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