

John Fogerty encadena clásicos en una celebración de su carrera
El veterano roquero interpretó un repertorio de efecto infalible, a base de hitos de la Creedence y algunos en solitario
La mayoría de los asistentes al Azkena habremos hecho alguna bromita tonta con el horario del concierto de John Fogerty: parece un poco cruel poner ... a un señor de 80 años a tocar a las doce y veinticinco de la noche. Pero, en realidad, el bueno de John tiene mucha costumbre de actuar de madrugada. Ya lo hizo con la Creedence hace 56 años, en Woodstock, y se encontró delante a una multitud de jóvenes con el entendimiento nublado por las drogas y por los temas interminables de los anteriores del cartel, The Grateful Dead. Zombis, así describió a aquellos espectadores. Ayer eso era distinto: mucha gente venía de Turbonegro, que no hacen precisamente solos de veinte minutos, y en general se observaba un aire de animada sobriedad. Y, sobre todo, jóvenes no había tantos, la verdad, al menos que contemos a los menores arrastrados por sus familias. A lo mejor la hora era más cruel con parte del público que con Fogerty, que entraba y salía a escena correteando y sonriente, sobrado de dinamismo.
Lo de ayer era una celebración: así se llama la gira del veterano roquero, The Celebration Tour, y así la está enfocando. Durante muchos años, Fogerty no tenía los derechos de su material con la Creedence Clearwater Revival, pero ahora lo ha recuperado y se está replanteando su vínculo con ese montonazo de clásicos: ha regrabado algunos para un disco venidero, introduce los conciertos con una especie de breve documental y, sobre todo, los toca todos con la misma ilusión o más que si acabase de componerlos. Y la verdad es que con eso está casi todo dicho: si te llamas John Fogerty y puedes empezar tu actuación con la tanda 'Bad Moon Rising', 'Up Around The Bend', 'Green River' y 'Born on the Bayou', algo terrible y casi inimaginable tendría que pasar para que las cosas no funcionasen. El de la Creedence es uno de los cancioneros más infalibles que existen, repleto de temas que unos adoran y que los demás conocen de sobra aunque quizá no tengan claro de quién son.
Y las cosas funcionaron, claro. El sonido era impecable –aunque hubo un problema con el saxo y no se escuchó el primer solo–, la banda de seis músicos tocaba compacta y nítida –y bien integrada con su líder, algo que no es extraño teniendo en cuenta que lleva a dos hijos suyos en el grupo–, las versiones fueron concisas para dejar con ganas en vez de saturar y la gente se entregó desde el primer guitarrazo. Además, John conserva la voz inconfundible, la energía, el buen humor y la camisa de cuadros. «Estoy aquí para tocar rock and roll», dijo para aclarar que no iba a soltarnos muchos rollos, aunque después alguna historia ya cayó. Cuando le sacaron una de sus incontables guitarras, explicó que era su queridísima Rickenbacker comprada en el 69, que actuó con ella en Woodstock, que después sus caminos se separaron y que su esposa consiguió recuperarla hace poco tiempo y se la colocó bajo el árbol de Navidad. «Con esta guitarra escribí esta canción», remató, y pasó a tocar nada menos que 'Who'll Stop The Rain', la quinta del lote, encadenando cumbres.
Fotos del álbum familiar
Después hubo cierto valle, claro, porque hay que llenar un concierto entero. Interpretó 'Effigy' a dúo con su hijo Shane, se ciñó la acústica para dedicar a su mujer la canción que le escribió ('Joy of My Life', que pasa por ser su primera composición de amor), repescó un tema remoto de cuando se llamaban The Gollywogs y se lo dejó cantar a su hijo Tyler... La pantalla de fondo, de forma semicircular, ilustraba las canciones con imágenes que iban desde ambientes pantanosos (algún caimán incluido) hasta la utopía sesentera (moteros, Woodstock), pasando por alienígenas que acompañaban al vibrante rock and roll 'It Came Out of the Sky' e incluso, en fin, fotos del álbum familiar durante la balada a su esposa: vimos a los Fogerty en la boda, con los bebés, haciendo muñecos de nieve, en jornadas de pesca o de viaje por Italia. Era, ya lo hemos dicho, una celebración.
«Habéis sido un arcoíris en mi vida», agradeció al público, y hala, allá fue la despedida con 'Have You Ever Seen the Rain', 'Down on the Corner', 'The Old Man Down The Road' y, claro, 'Fortunate Son', que desencadenó un delirio importante. Con tanto derroche, ¿ya le quedaba material para los bises? Por supuesto, el archivo Fogerty es inagotable. Primero le instalaron una mesita con una botella de champán y una copa, para que hiciese un brindis («os quiero, por vosotros»), y después le sacó brillo a aquel 'Rocking All Over the World' que tan famoso se hizo en la versión de Status Quo y cerró el círculo con 'Proud Mary', que ya había sonado en el minidocumental de introducción. La gente salió tan contenta que, a las dos menos cuarto, parecía más joven que a las doce y veinticinco.
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