Muere Pedro Morales, uno de los alaveses más polifacéticos
Nacido en Espejo, este escritor, periodista y político publicó su séptima novela el pasado mes de enero, pocas semanas después de cumplir 100 años
El periodista, político y escritor alavés Pedro Morales Moya ha muerto este martes en Vitoria. Nacido en Espejo en 1922, este hombre polifacético cumplió 100 años hace poco meses y se ha mantenido activo hasta los últimos momentos de una vida en la que se acumulan las experiencias y el saber. El pasado mes de enero, EL CORREO publicaba una entrevista con él con motivo de la publicación de su mas reciente novela, la séptima, titulada 'El fichero del Comandante'. Páginas en las que lanza una mirada a su niñez, que transcurrió marcada por la Guerra Civil.
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Morales recordaba que durante la contienda tenía en casa un mapa en el que iba señalando con grapas los avances y retrocesos de las tropas. En aquellos tiempos gustaba de frecuentar a amigos más mayores, hijos de militares, que le mantenían informado. Mucho mejor, decía en la páginas de este periódico, de lo que luego leería en la prensa y más tarde en los libros. «Lo de Rusia fue terrible, mentían como bellacos. La guerra de España está escrita bastante mal».
A lo largo de su siglo de vida, Pedro Morales tuvo tiempo para desarrollar distintas actividades de la vida cultural, social y política alavesa. Destaca su labor como periodista (fue delegado de EL CORREO en Álava en 1973 y 1974), fundador de la cooperativa Evagraf, además de ensayista e impulsor de UCD en el territorio. Chus Viana, le convenció para ir en las listas en las primeras elecciones de la democracia y fue parlamentario, senador y miembro del primer Consejo Vasco. Hasta que se hastió y dejó la política. «Han sido muchas caídas. He tenido una constancia no constante. Tenía mis luchas. Estuve en una derecha constructiva, una derecha pobre...», reconocía.
Su interés por todo -«yo quería aprender viendo y tocando»- lo forjó cuando de muy pequeño, con apenas ocho años, tuvo que pasar meses aislado de toda la familia por una tuberculosis. Salió de aquel confinamiento leyendo y escribiendo mejor que muchos mayores y con su propia manera de interpretar los acontecimientos que iba viviendo. «Yo he aprendido la historia de Álava al revés», afirma en alusión a que le interesó primero el presente y ya, si le sobraba tiempo, intentaba retener el pasado.
Hombre de carácter, padre de siete hijos y fuente de historiadores locales, abandonó Valdegovía y tras hacer la mili en Galicia se afincó en Vitoria, donde se empleó como funcionario en la Diputación. Hizo sus pinitos periodísticos en La voz de España (el periódico del Movimiento), donde se atrevió a denunciar «con datos» algunos casos de corrupción dentro del Ayuntamiento y la institución foral. Tuvo que abandonar la pluma unos años y la volvió a coger, primero, para EL CORREO y, más tarde, para comentar las huelgas de marzo del 76 en el Norte Express. A la par fundaba junto a otros cooperativistas la famosa imprenta.
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