La candidata a lehendakari, en el centro, sonríe junto a su equipo tras conocer los resultados Luis Ángel Gómez

Sumar maquilla el desplome

La desunión sale muy cara a la izquierda confederal, que solo logra un escaño por Álava

Lunes, 22 de abril 2024, 00:10

La desunión sale carísima. No por sabida esa máxima dolió menos este domingo en la llamada izquierda confederal. El escaño que logró Sumar, por Álava, ... apenas sirve para maquillar un batacazo evidente de ese espacio. Hace cuatro años, Elkarrekin Podemos logró 6 asientos en el Parlamento de Vitoria, con un 8% de los votos. La suma de las dos fuerzas que no lograron alcanzar un acuerdo para concurrir en coalición -Sumar y Podemos- no llegó en los comicios de este domingo al 5,6%. Sumar se hizo con un 3,34%.

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No sólo los resultados son decepcionantes sino que distan mucho de lo que pronosticaban los sondeos, que sí anticipaban la desaparición de Elkarrekin Podemos del Parlamento vasco pero otorgaban a la fuerza que lidera Alba García hasta tres escaños. Hubo algunos momentos durante el escrutinio que el segundo estuvo a un puñado de votos, pero el tramo final del escrutinio enfrió esa esperanza. Con tres asientos en Vitoria una fuerza se convierte en grupo parlamentario. Ahora tendrá que jugar sus bazas en solitario. Con todo, el escaño sirve para maquillar un desplome que pudo ser absoluto ya que durante buena parte del recuento tampoco Sumar lograba representación.

Ese escaño logrado tiene sabor agridulce porque, además, la propia candidata a lehendakari de Sumar, Alba García, se queda fuera del hemiciclo. Sumar ha logrado el acta en Álava, donde su lista está liderada por Jon Hernández, que ha sido parlamentario durante la anterior legislatura por Ezker Anitza-IU. García se ha quedado a 738 votos de lograrlo en Bizkaia, muy cerca. En Gipuzkoa estuvieron más lejos, con 10.479 papeletas , el 3,1% del total.

Desde pronto en esta campaña en Sumar se conjuraron para desterrar el miedo atávico que habían dejado las elecciones gallegas. Concurrir por separado provocó que allí las dos formaciones reunieran entre las dos casi la mitad de los apoyos que cuatro años antes. Unas 20 mil papeletas menos. En Euskadi la factura es importante, de unos 13.000 sufragios. Sumar ha logrado más de 35.092 votos y Elkarrekin Podemos unas 23.679. En los comicios de 2020 la formación morada amasó más de 72.113. Con todo, la distancia no es mayúscula entre los resultados de hace cuatro años y los actuales y buena parte de la pérdida de escaños es atribuible ese lastre de concurrir por separado.

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Influir. Tener incidencia. Alba García, la candidata de Sumar, lo remarcó muy pronto en campaña. Estaba segura de que se avecinaba un Parlamento vasco «sin mayorías» y que ese espacio era favorable para que la izquierda confederal ganara peso. Sin mayoría, todos los apoyos cuentan, los grandes y los pequeños. Fiaban una parte de su futuro al juego aritmético que auguraban las elecciones más reñidas de las últimas décadas.

Polarización

Esa cerrada pugna entre las dos fuerzas nacionalistas, PNV y EH Bildu, tiene su cara B. El voto se ha concentrado en las fuerzas llamadas a ganar o a ser claves en los futuros gobiernos de coalición. La propia Alba García lo reconoció este domingo en su primera valoración. «Han sido unos comicios muy polarizados y hemos logrado convencer a parte de la ciudadanía de la necesidad de romper ese marco», opinó, antes de mostrarse «satisfecha».

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El problema es que buena parte de esa influencia dependía de que la aritmética electoral hiciera posible un Gobierno de izquierdas que queda ahora muy lejos tras saber que PSE y PNV suman una mayoría suficiente. Tampoco está Podemos, que como advirtió Pablo Iglesias, podría forzar movimientos en el PSOE.

Sumar tendrá voz, pero no será previsiblemente la llave. Desde Sumar se han reivindicado durante la campaña electoral como «el futuro» de la izquierda confederal. En esa pugna por convertirse en la marca representativa de ese electorado, Sumar ha logrado una victoria pírrica, un escaño, que difícilmente puede empañar que tenían seis en el anterior mandato. Lo hace de la mano de Ezker Anitza y Berdeak Equo pero sin Elkarrekin Podemos, que conservará ahora el poder municipal que le falta a Sumar, que sí tendrá voz en Vitoria. Ya no es solo una cuestión electoral, es este espacio político el queda partido en dos. Un enrevesado ecosistema en el que el votante menos dado a la militancia puede distanciarse.

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