Gorrotxategi, arropada por sus compañeros tras conocer los resultados. Maika Salguero

Podemos se esfuma

Los morados se dejan casi 50.000 votos respecto a las elecciones de 2020 y pierden sus seis escaños

Lunes, 22 de abril 2024, 00:11

No había empezado aún la campaña cuando la candidata de Elkarrekin Podemos, Miren Gorrotxategi, avisó de que había que «estar preparados para todo» en las ... elecciones, consciente de que no existía encuesta que le pintara un futuro halagüeño. Y ese «todo» se tradujo este domingo en el peor de los escenarios, incluso para un político que se espera una debacle. Los morados se quedaron fuera del Parlamento vasco tras cosechar apenas un 2,2% de los votos, 23.604 papeletas en total, más que insuficientes para retener alguno de los seis escaños que ocupaban en la última legislatura. Llegaron a tener once en la anterior, cuando la formación se estrenó en la Cámara de Vitoria convertida en la tercera fuerza de Euskadi. Un resultado que, más que histórico, es ya historia, pasado.

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La sangría de votos comenzó hace tiempo alimentada por las guerras internas tanto en el País Vasco como en Madrid. Sólo unas semanas antes de la cita de este domingo con las urnas se fraguó la batalla definitiva para el 21-A con la ruptura de las conversaciones entre Elkarrekin Podemos y Sumar para ir en coalición. Las diferencias ideológicas no eran tantas, pero la escasa sintonía entre sus dirigentes, los vetos impuestos desde uno y otro lado y la falta de acuerdo sobre el peso que debía poseer cada fuerza hicieron imposible un consenso para salvar la marca. Cada una se presentó por su cuenta y, a la vista del veredicto de los electores, el divorcio sentó peor al partido de Gorrotxategi. Mucho peor. De los casi 50.000 votos que se dejó respecto a los comicios de 2020 una enorme parte fue a parar al partido de Yolanda Díaz que, con los principales exlíderes morados en sus filas, superó los 35.000 .

El antecedente de Galicia, donde Podemos no pasó del 0,26% de las papeletas hace un par de meses, por detrás incluso de siglas minoritarias como Pacma, no era bueno, pero Gorrotxategi aspiraba al menos a mantener el grupo parlamentario en Euskadi, para lo que necesitaba tres escaños como mínimo. No obtuvo ni uno. A ella le tocó hace cuatro años dar la cara cuando la formación se quedó con la mitad de la representación en la Cámara vasca y empezaron a sonar las alarmas sobre el agotamiento de la marca. Pero en esta ocasión tuvo que asumir su extinción en el Parlamento, donde entró en 2016, con la figura de Pablo Iglesias en la cresta de la ola. Tanto él, ahora en condición de hostelero de Lavapiés, como las exministras Irene Montero y Ione Belarra arroparon a la candidata morada durante la pasada campaña, pero el grito de 'sí se puede' ya no sonaba igual. Y al final no se pudo.

Falta de unidad

A Gorrotxategi no le valió el respaldo de quienes sentaron las bases de aquel Podemos que hace ocho años arrasaba en las elecciones generales en Euskadi, donde se convirtió en la primera fuerza de la comunidad autónoma y también de sus tres territorios. Tampoco le sirvió de mucho ser la única de los candidatos a lehendakari con experiencia en esta tarea, ni destacar como la aspirante más conocida por los ciudadanos vascos en las encuestas, las mismas que, en el mejor de los casos, le auguraban un escaño. Ni siquiera logró sacar partido al mensaje de que con su formación se podría levantar un Gobierno de izquierdas en el País Vasco porque sus votos «son los únicos que no van al PNV».

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La izquierda, precisamente, se benefició en estas elecciones de quienes dieron de lado a los morados. No sólo Sumar, que ocupará su espacio, sino también el PSE y EH Bildu. Todos suben respecto a la cita de 2020, pero la coalición abertzale ha sabido especialmente pescar en el caladero de Elkarrekin Podemos aprovechando su estrepitosa caída y también poniendo las cuestiones sociales en el centro de su discurso, uno de los sellos del grupo de Gorrotxategi, y dejando la lucha identitaria en un segundo plano, sobre todo en Madrid.

Pero sin duda a los morados les pasó factura la falta de unidad con la familia de Sumar y haber perdido a compañeros de viaje como IU. Elkarrekin Podemos acudió al 21-A de la mano sólo de la minoritaria alianza Verde de Juantxo López de Uralde. Gorrotxategi, que además se quedó sin asiento en el Parlamento vasco tras dos legislaturas, eludió ayer comentar el batacazo electoral que durante semanas le habían augurado.

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