¿Y si gana Bildu?
La emoción por ganar la Copa del Rey cuarenta años después contrasta con la apatía popular ante la cita del 21 de abril. Bildu acelera ... sin que la sociedad vasca parezca muy preocupada por la trascendencia y el alcance para el futuro de Euskadi que pudiera tener que los hombres de Otegi lleguen al poder. No se trata tanto de lo que el PNV, asustado por el temor a que sus vástagos les arrebaten la llave del caserío, llama «agenda oculta». Puede ser, incluso, que haya pactos encubiertos con la Moncloa, pero basta con escuchar los mítines de Bildu-Batasuna para hacerse a la idea de las consecuencias políticas, sociales y económicas que para la ciudadanía vasca tendría dejar el control del poder en manos de Bildu. Sus portavoces ya han afirmando que «nada será igual».
No se trata de una agenda oculta, sino de la agenda conocida y divulgada. A partir de ese momento, haciendo un ejercicio de vaticinio nada fantástico, porque las encuestas pronostican un empuje electoral potente, cabe afirmar que si gana Bildu se cerrará sin condena, ni arrepentimiento, ni penitencia, ni aflición, el ciclo de la violencia política de ETA. Borrón y cuenta nueva.
Se produciría una especie de autoamnistía de todo un bloque social que en su momento apoyó o se desentendió del terrorismo como arma de destrucción masiva del cuerpo social vasco. Olvido. Omisión. En sus mítines y entrevistas, Otegi y Otxandiano hablan de regeneración política. Harán la regeneración que da el poder, no la contricción por la manera como han llegado hasta aquí. Pero descendiendo de las alturas morales a la vida cotidiana, la llegada de Bildu al poder supondría dar al populismo de extrema izquierda, secesionista, los instrumentos necesarios para hacer la ingería social y económica precisa para la entrada a saco del «Estado vasco» en los bolsillos y hogares de los contribuyentes. Es la forma en la que hay que interpretar lo que Bildu llama «paralizar la decadencia de los servicios públicos».
Eso anuncia una inundación de empleo público. De funcionarios. De trabajadores dependientes de la administración vasca. Ya prometen que la remuneración mínima de los trabajadores del sector público alcanzaría un salario mínimo de 1.400 euros. Naturalmente tendrán prioridad, no los más preparados profesionalmente hablando, sino los que mejor manejen la lengua propia de los vascos, en expresión del candidato socialista Andueza, un eventual mochilero de Bildu como dice Antonio Rivera.
Cuando Otegi advierte que primero tienen que gobernar antes de asaltar el cielo de la independencia, quiere decir que, solo entrando en Lakua y/o Ajuria Enea, Bildu tendría el presupuesto y poder suficiente para revertir esa estadística de un escaso 20% favorable a la república vasca. Todo un terremoto social político y económico que muchos votantes o son partidarios o no quieren ver.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión