Dos 'paseíllos' y una gran noche para Otxandiano
El cuartel electoral de EH Bildu se convirtió este domingo en una fiesta mucho antes de conocerse los resultados
Si es que no hace falta creer en los presagios para ver muy claramente que PelloOtxandiano iba a tener un gran día. Empezó la jornada ... en su pueblo siendo protagonista –con lo poco que le gusta– de un 'paseíllo' que le hicieron sus vecinos al grito de 'ari, ari, ari, Pello lehendakari' y, oh, prodigio, ocurrió algo insólito: se rió un poco y pasó por el medio de esas gentes suyas sólo con un poco de vergüenza (en lugar de rodearles). Y eso, señoras y señores, sólo podía ser una señal –como en la antigüedad lo era un eclipse o el nacimiento de un ternero con cinco patas– de que algo importantísimo le iba a ocurrir al cabeza de lista de EH Bildu.
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Y así fue. Otxandiano logró anoche unos resultados que calificó de «espectaculares» y fue jaleado por un militancia entregada en el mercado delEnsanche de Bilbao, donde el partido celebró su noche electoral más feliz de la historia. No se produjo ese 'sorpasso' soñado, pero, qué demonios, a veces los sueños se cumplen poco a poco y los votantes de EH Bildu dieron ayer por bueno el logro. ¿No era todo lo que esperaban? No. ¿Les importó? Tampoco. «Lo que vale es que hoy Pradales no va a dormir tranquilo, porque esto ya ha empezado a cambiar», decían en un grupillo.
Esa sensación de que algo gordo iba a pasar se apreciaba en el cuartel general de EH Bildu desde que cerraron los colegios electorales. Es decir, se veía que los seguidores de Otxandiano estaban dispuestos a celebrar lo que fuese. En la zona de bocatas y bebidas habilitada en un rincón del mercado volaban las cervezas y la gente se hacía sus propios kalimotxos. Pero era una alegría comedida, estilo Otxandiano, salvo cuando empezaron a ofrecerse los datos iniciales que daban a su formación un escaño más que al PNV, entonces, se produjo una explosión de júbilo –la primera de muchas a lo largo de la noche– en forma de gritos y aplausos.
La apretada carrera con el PNV les mantuvo en vilo, pero no sufriendo como con los penaltis del Athletic. «Todo indicaba que iba a haber fiesta... Incluso si acabábamos por debajo del PNV, porque ahí está la gran subida. ¡Así que la celebración estaba asegurada!», justificaba Iagoba Itxaso, militante «y un poco tertuliano». Desde luego, los más jóvenes estaban en modo 'baile de la victoria', antes y después de saber cómo quedaba la cosa. Ay, la juventud. Uxue, Irati, Ainhize y Oneka, un grupo de amigas de Bilbao –¿en serio que tenían ya edad de votar'– estaban bailando como si estuviesen en plena Aste Nagusia.Igual. «¡Los resultados son muy buenos! ¡Las expectativas se están cumpliendo! Así que a celebrar», comentaba Uxue, una de las pocas que no hizo bomba de humo al ver cerca a la prensa.
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Reparto de ikurriñas
Con los resultados ya muy firmes, todos pedían ya que saliese Otxandiano, como si no quisieran creerse todo eso si él no lo daba por bueno. ¿Y cómo lo esperaron? Haciendo un 'paseíllo' –otro, sí, qué afición– para que el cabeza de lista llegase al escenario en plan estrella del rock, con aplausos a derecha e izquierda. Y, de repente, empezaron a repartir un montón de 'ikurriñas' desde la organización (¿pero esas cosas no las trae la gente de casa en un arrebato de pasión política? Pues no). Diez banderas, veinte... muchos militantes que formaban el pasillo para Otxandiano –y que hasta entonces sostenían los móviles y las birras– se las vieron y se las desearon para coger la bandera.
Algunos, no querían, qué estampa. Los más jóvenes la cogían con recelo, como si fuese un caimán e intentaban pasársela a otra persona. Alba, que fue 'agraciada' con una ikurriña que alguien del partido le puso entre las manos, la miraba esperaba a que llegase su novio, Daniel, a sacarla del apuro. «Me ha tocado, pero en cuanto venga, que ha ido al baño, se la paso, que a él le hace ilusión», desvelaba la joven. En estas que el mal rato le duró poco a la chica porque su chaval apareció y la liberó de la ikurriña. Ciertamente, se le veía feliz ondeándola: «Somos de Madrid», decía el chaval, pelo teñido, muchos 'piercings' en la cara y pinta de no estar bromeando sobre su procedencia. Y cuando nos iba a explicar esto tan exótico... Otxandiano hizo acto de presencia, por fin, para realizar su segundo 'paseíllo' del día. Este ya con una sonrisa de oreja a oreja y con las dudas despejadas.
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