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Ricardo Oliver, en un momento de la jornada organizada por EL CORREO y BBVA. Ignacio Pérez

Ricardo Oliver

Responsable de Datos de BBVA España
«Ya estamos utilizando la IA muchas veces sin darnos cuenta»

La inteligencia artificial aspira a copiar el funcionamiento del cerebro humano, pero aún requiere de gente que la supervise a fondo

Sábado, 16 de noviembre 2024

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Aunque no seamos conscientes, la mayoría de nosotros ha utilizado en las últimas 24 horas multitud de sistemas de inteligencia artficial. Puede ser haciendo una búsqueda en Google, abriendo una aplicación de previsiones meteorológicas, guiándose por un mapa virtual, o eligiendo una película en alguna plataforma de 'streaming'. Ricardo Oliver, responsable del departamento de Datos de BBVA en España, recuerda que no solo aplicaciones como ChatGPT están movidas por IA, una tecnología que «estamos utilizando muchas veces sin darnos cuenta».

Así comenzó su conversación con la periodista de EL CORREO Marta Madruga, quien le pidió una descripción concisa de lo que es la IA: «De manera sencilla, la inteligencia artificial es la capacidad que tienen las máquinas para realizar tareas que normalmente atribuimos a una inteligencia humana. Cosas como aprender, analizar datos o tomar decisiones», respondió Oliver, reconociendo que su rápido desarrollo le sorprende.

«Se empezó a utilizar el aprendizaje automático fundamentalmente para hacer predicciones, combinando el análisis de grandes cantidades de datos y algoritmos que los convierten en predicciones o recomendaciones», explicó. Es lo que sucede cuando nos sentamos frente a la televisión y la plataforma nos ofrece contenido en base a nuestro comportamiento previo.

La periodista Marta Madruga conversa con Ricardo Oliver. Ignacio Pérez

El gran saltó, no obstante, ha llegado de la mano del aprendizaje profundo. «Trata de imitar el comportamiento del cerebro humano, analizando datos muchísimo más complejos. Entonces se empezaron a obtener resultados más deslumbrantes», apuntó Oliver. Los sistemas de transcripción o el reconocimiento de imágenes utilizan esta tecnología, cuya culminación, al menos hasta ahora, es la IA generativa. «Es la que nos fascina porque tiene la capacidad de crear contenido nuevo», apostilló.

Oliver aprecia dos elementos clave en esta revolución: los grandes modelos de lenguaje y la recopilación masiva de datos. «Para que os hagáis una idea: ChatGPT se ha entrenado con 300.000 millones de palabras», indica. Eso le ha permitido, por ejemplo, ofrecer respuestas adaptadas al contexto. El directivo de BBVA hace una comparación con el buscador de Google: «Te ofrece enlaces a textos y contenido que alguien ya ha publicado previamente. ChatGPT no. Ha aprendido el tema y puede dar una respuesta concreta en los términos de la pregunta. Puede explicarlo de forma sencilla para que lo entienda un adolescente, o más en profundidad para un experto».

Pero si algo caracteriza a estos sistemas es su imperfección. Por eso, un ejército de seres humanos debe estar constantemente alimentando, ajustando y corrigiendo unos modelos que también necesitan ser afinados para evitar sesgos y, como se conoce en la jerga tecnológica, 'alucinaciones'.

Todo al servicio del cliente

Como con cualquier otra tecnología, la IA puede ser utilizada con buen propósito o para todo lo contrario. En el caso de las empresas, ya es una herramienta relevante en multitud de procesos. «En BBVA queremos ir a la vanguardia incorporando nuevas tecnologías siempre con el objetivo de mejorar nuestro servicio al cliente. Lo hicimos en la digitalización en su momento, y lo estamos haciendo otra vez en esta era de la inteligencia artificial», añadió el directivo, recalcando que el banco lleva ya 15 años utilizando sistemas de IA.

Van ganando relevancia en departamentos como los de Riesgos, Fraude o Seguridad, y también se utilizan para hacer predicciones económicas. Pero, de cara a los clientes, Oliver señala cuatro aplicaciones principales. El primero está relacionado con la salud financiera. «Por ejemplo, somos capaces de avisarles de que se pueden quedar en descubierto, o que les ha llegado un movimiento atípico. Y también de recordarles que no han hecho una operación que habitual», enumera.

Luego están la personalización de la aplicación para móvil dependiendo del perfil del cliente, «porque no es lo mismo un inversor que un jubilado», el desarrollo del asistente virtual con el que se puede interactuar para resolver dudas cada vez más complejas e incluso realizar consultas y transacciones. Finalmente, Oliver destaca el «modelo de lenguaje para clasificar las reclamaciones que llegan por diferentes vías, de forma que sea mucho más rápido atenderlas y resolverlas».

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