Los viejos lloran en aldeas perdidas porque los hijos no vuelven
En 'Leva os aforros pro banco', el cantautor Xerardo Moscoso reprochó el abandono institucional de una tierra de emigrantes, condenada al atraso industrial: «Tanto da que Galicia se escoñe, más provecho deparan las divisas»
Muchas veces, como hemos podido comprobar en esta sección, las canciones protesta con asunto económico pecan de cierto exceso de generalidad: tiran de lugares comunes (los ricos, los pobres, la codicia, la miseria...) y al final, por pura inconcreción, acaban refiriéndose a todo y no refiriéndose a nada. Suelen resultar más interesantes las composiciones que nacen de un ambiente concreto, que tal vez nos parezcan menos universales pero, en realidad, tienen ese aroma convincente y reconocible de lo verdadero. Hoy tenemos una de esas canciones ligadas a un tiempo y a un lugar: nos vamos al periodo del tardofranquismo y el arranque de la Transición, tan pródigo en reivindicaciones más o menos subterráneas, y recalamos en Galicia para escuchar lo que tenían que decir por aquella esquina de la Península.
'Leva os aforros pro banco' (o 'Leva os cartos pra o banco', que con los dos títulos se editó en 1976 y 1977) es un tema de Xerardo Moscoso, uno de los fundadores de Voces Ceibes, influyente colectivo musical que se mantuvo activo entre 1968 y 1974. Se trata de un artista con una trayectoria biográfica muy ajetreada: nació en México, hijo de emigrantes gallegos, y estudió Medicina en Santiago de Compostela, a la vez que se implicaba en la lucha antifranquista y el galleguismo. En la primera mitad de los 70 tuvo que exiliarse a Suiza (donde grabó parcialmente su álbum 'Accion galega', con el apoyo de un grupo de obreros de la construcción) y, al regresar en 1976, se encontró con que su nacionalidad mexicana daba lugar a un montón de trabas tanto para actuar como para ejercer de médico. Al final, decidió volver al país americano, donde ha sido extra cinematográfico, médico de rodaje (atendió, por ejemplo, a Cantinflas) y director teatral. Detrás de 'Leva os aforros pro banco' aparece otro nombre relevante: la letra es de Manuel Rodríguez López, poeta lucense que conocía bien la experiencia del desarraigo, ya que tenía 6 años cuando su familia emigró a Barcelona.
Pantanos, granjas y juergas
El poema y la canción nos hablan precisamente de eso: de cómo la emigración vació la Galicia rural y la condenó al atraso económico, mientras el sistema se beneficiaba de las divisas remitidas por sus jóvenes desde el extranjero. «Yo comprendo que jure el labrador / y maldiga el mal agüero que lo roe, / olvidado de Dios y de la justicia, / abrumado por mil traidores. / En una aldea perdida en el mundo, / aislado en el medio del monte / todo un año, trabaja, trabaja, / para vivir lleno de penas y dolores. / El cacique, mientras tanto, arregla papeles, pasaportes, / para que el aldeano emigre a países lejanos / a la procura de francos y dólares / y los cuitados viejos y viejas, / cuando ya no pueden con sus años, / se quedan solos en sus casuchas / a llorar porque los hijos no vuelven». Apuntan Rodríguez López y Moscoso que «el trabajo de los hijos de los pobres» constituye un excelente negocio para los bancos, pero no tanto para la tierra que dejaron atrás: «No importa que la patria no crezca, / tanto da que Galicia se escoñe. / Más provecho deparan que la industria / las divisas que mandan sus hombres. / No pensaste, emigrante o labrador, que tú mismo buscaste la muerte / al entregar al banquero tus ahorros / que le rentan el ciento por nueve. / Hacen pantanos y granjas y juergas / con los dineros que mandas de lejos. / Largas vegas inundan con el agua. / Si quieres luz, has de pagar hasta los postes», reprocha. La canción toma su título del remate irónico a unos trazos de amargura: «Ellos viven en palacios en la ciudad, / tú trabaja para que ellos engorden. / ¡Lleva los cuartos al banco, que crecen!».
Las implicaciones de la emigración preocupaban mucho a los cantautores gallegos de aquella época. Otra de las figuras emblemáticas del colectivo Voces Ceibes, Suso Vaamonde, respondía así en 1977 a una pregunta de Paco Pastoriza sobre qué deseaba para el futuro de Galicia: «Que el dinero de la emigración se emplee aquí, que se creen puestos de trabajo en industrias que hacen falta en Galicia y que sean puestos de trabajo en condiciones para que la emigración venga para acá. Por supuesto que vamos a seguir siendo amigos de los de Calatayud y los de Alcorcón y no vamos a pedir pasaporte en el Bierzo, pero está claro que Galicia tiene que arreglar sus problemas aquí».