El reto de Lanbide de superar una intermediación del 3,14%
La necesidad de talento especializado que las empresas «pescan» en universidades y centros de FP desincentiva el uso de estos recursos
Sergio Llamas
Domingo, 5 de octubre 2025, 00:41
El paro va a la baja, pero la entrada al mercado laboral sigue siendo un laberinto para demasiadas personas. Buscar trabajo no es sencillo y los servicios públicos están lejos de aliviar este desafío. Así lo reconocen los datos de Lanbide. De los 749.692 contratos firmados el pasado año solo 23.540 fueron fruto de su intermediación. Un 3,14% que marca una tendencia a la baja ya que dos años antes el porcentaje era del 3,6%, con 24.698 contratos.
«El servicio vasco de empleo debe seguir mejorando esa tasa. Tenemos que ser capaces de que las empresas nos vean como ese lugar con el que les conviene intermediar», admite el director de Lanbide, Francisco Pedraza.
Euskadi no es la única comunidad sumida en estas cifras. En España la tasa media por comunidades autónomas oscila entre el 3 y el 4%, aunque el empeño es atraer a las entidades empleadoras para que les trasladen sus vacantes. «Lanbide tiene muchas personas en demanda de empleo con buena cualificación y experiencia», remarca Pedraza. Según apunta, aunque la mitad de sus listas tiene una formación básica, un 26% cuenta con formación universitaria o grado superior de FP.
En la Confederación Empresarial Vasca reconocen que acudir a Lanbide «no es la forma principal que tienen las empresas de contratar a las personas que necesitan». El responsable de empleo de Confebask, Carlos Pereda, señala que desde que se transfirió la competencia, hace 15 años, han deseado que tuviera un protagonismo mayor en la intermediación «pero al final, por distintas reformas y cambios a lo largo de los años, nunca ha subido ese porcentaje, ni siquiera al 4% que en su momento pedía el parlamento», apunta.
Lo cierto es que más allá de la labor de intermediación directa, Lanbide ofrece cursos de orientación y formación que terminan materializándose en empleos. «De todas las personas que pasan por Lanbide y que han recibido algún servicio, un 30% acaba encontrando trabajo durante los seis meses posteriores», puntualiza Pedraza. Por ponerlo en cifras, de las 193.301 personas que pasaron por este proceso el año pasado, y de las que 179.010 estaban en desempleo –el resto acudía para mejorar su situación laboral–, 64.114 firmaron un contrato en ese plazo.
El cambio de forma jurídica de Lanbide (que pasa a ser un ente público de derecho privado) y la transformación integral del servicio que define en las oficinas locales la figura del profesional de referencia, con un acompañamiento personalizado a los demandantes en su inserción laboral, aspira a suponer una mejora y arroja optimismo para Confebask, aunque en la patronal vasca reconocen que a día de hoy dista mucho de ser el recurso en el que más confían las empresas.
Personal en formación
Y no es el único motivo que reduce las tasas. «Nuestra economía va a un modelo más avanzado», reflexiona Pereda, lo que impulsa la búsqueda de perfiles cada vez más especializados y lleva a las empresas a «pescar talento en centros de formación y universidades», incluso antes de que finalicen su formación. «Estamos viendo unas cifras de inserción en niveles muy altos, que en algunas especialidades técnicas llegan al 100%. Es gente que no suele acudir a las colas de Lanbide», destaca.
La visión de los sindicatos es algo más crítica. La responsable del gabinete de estudios de ELA, Janire Landaluze, advierte que el traspaso de las políticas activas de empleo realizadas en 2010 no fue tanto una transferencia como de un «mero cambio de quién realizaba la gestión» , una medida que ha derivado en que «la intermediación para el empleo no sea una prioridad». Al final, subraya, los trabajadores se ven saturados por la gestión de las prestaciones y se generan colas que dificultan las citas para hacer un seguimiento de los demandantes de empleo y ajustar sus oportunidades de acceso al mercado. «El servicio se desvirtúa y queda en poco más que ser un portal de empleo», apunta.
La secretaria de empleo de CCOO Euskadi, Estíbaliz Montero, también lamenta las malas cifras de un servicio que debería ser «la referencia» para la población vasca. «Creemos que el elemento fundamental es cómo se ve a Lanbide tanto entre la población laboral, como entre las empresas», advierte. Una visión generalizada que al final se traduce en que «la intermediación no resulta».