Asamblea de los empresarios vizcaínos: «Ojalá hubiera muchas más multinacionales en Euskadi»

Pérez Toledo, en su primera asamblea tras suceder el año pasado a Iñaki Garcinuño al frente del empresariado de Bizkaia, ha recordado los agobios vividos durante la pandemia, agravados ahora por la «lamentable agresión a Ucrania», hasta dibujar un panorama de «gran incertidumbre», como el actual. Un momento, señaló, marcado por el aumento de costes, la tensión en las cadenas de suministro y la debilidad de las carteras de pedidos, lo que «compromete nuestra capacidad de producción» y ha forzado la revisión a la baja sobre la recuperación: de un crecimiento del 6,2%, a un 4,5%.

La presidenta de Cebek ha añadido que, aunque el optimismo con que arrancó el año se ha visto truncado, hay datos «positivos» como la subida de afiliados a la Seguridad Social y el descenso del paro. Constituyen una prueba, subrayó, de «la resiliencia de nuestras empresas entendida no sólo como la capacidad de resistir, sino de adaptar las estrategias para garantizar nuestra supervivencia».

En este punto, y tras recordar que la inmensa mayoría del tejido empresarial está formada por empresas con menos de diez trabajadores, a las que quiso homenajear por «romperse cada mañana la cabeza para mantener a sus clientes y plantillas», Pérez Toledo ha puesto el foco en la necesidad de tener empresas grandes. Es un mensaje más habitual en boca de los empresarios que de la Administración vasca, que habitualmente prefiere centrarse en las pymes.

La líder de Cebek aseguró que las compañías no han repercutido en los precios todos los incrementos de costes de los últimos meses y, tras agregar que las familias también sufren alzas en la energía, los combustibles y productos de primera necesidad, ha aprovechado la presencia de los secretarios generales de CC OO –Loli García– y UGT –Raúl Arza–, para pedir a los sindicatos «responsabilidad». En resumen, que no exijan trasladar a los salarios el 100% del incremento del IPC, que ronda los dos dígitos. «Necesitamos mantener un margen comercial mínimo que nos permita la supervivencia y la posibilidad de reinvertir para crear una riqueza que incide de forma directa en el bienestar y la cohesión social».

La dirigente empresarial dejó para el final dos reflexiones, sobre la juventud y la fiscalidad. A sus colegas les pidió generar «espacios atractivos» en las empresas con el fin de que los jóvenes se queden en Euskadi. Y sobre los impuestos, pidió que no se simplifique el debate entre el neoliberalismo «visceral» y los defensores de un Estado «intervencionista». Apoyándose en que Euskadi es un «referente» de protección social, dijo que las empresas «no queremos pagar menos impuestos», sino plantear una «reflexión sobre un modelo deseable y posible que no lastre nuestro futuro aumentando más y más nuestra deuda para las siguientes generaciones».

La sociedad vasca, dijo, «es muy madura» y está preparada para afrontar escenarios complejos si se explican «bien» con soluciones «imaginativas que aunque a primera vista no resulten populares, haya que tenerlas en cuenta por responsabilidad en aras de un país con más empresas y actividad, beneficioso para toda la sociedad y más atractivo aún para la inversión». Pérez Toledo concluyó su discurso con una llamada a aprovechar el Concierto económico, el reconocimiento a la colaboración entre la Administración y las empresas, y una reflexión de Moisés Naín que hizo suya: «No nos dejemos arrastrar por las tres pes imperantes: el populismo, la polarización y la posverdad».