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Manu Alvarez
Santander
Jueves, 21 de noviembre 2024, 15:59
Iberdrola afirma sin la más mínima duda que Repsol «no es veraz», que engaña a sus clientes con mensajes sobre la sostenibilidad de sus productos ... y que ha vestido con una falsa túnica 'verde' la venta de combustibles, en torno a la que gira algo más del 90% de su facturación. Esto es, que usa el atributo en torno a la sostenibilidad en sus mensajes corporativos y publicitarios para obtener así una ventaja comercial. Por su parte, Repsol niega las acusaciones de publicidad engañosa en algunas de sus campañas de comunicación y también en sus informes públicos, para dar a entender que la eléctrica tan solo está rabiosa y molesta porque está perdiendo cuota de mercado en España en la comercialización de electricidad.
Esta es la fotografía sintética del juicio que se celebró ayer en la Audiencia de Santander para analizar la demanda presentada por Iberdrola contra Repsol, centrada en varias campañas de publicidad lanzadas el pasado año por la petrolera, en las que comercializaba combustibles, electricidad y gas con descuentos y mensajes ligados a la sostenibilidad o al carácter renovable de algunos hidrocarburos.
Durante las algo más de siete horas que duró un juicio que había despertado una gran expectación mediática -una treintena de periodistas y cinco cadenas de televisión estuvieron presentes en la vista oral-, los letrados de Iberdrola y de Repsol interrogaron a varios peritos propuestos por las partes -todos de más que dudosa independencia, dado que reconocieron haber mantenido o mantener en la actualidad contratos de servicios con la firma para la que han elaborado sus informes-, desgranando un auténtico máster en semántica, comunicación corporativa y sostenibilidad.
Iberdrola contó con el peritaje de la empresa de comunicación Roman y Asociados y de la firma Nera para evaluaciones económicas, mientras que Repsol lo hizo con la firma Llorente y Cuenca -líder en España en asesoría de comunicación- y del experto en economía del mundo energético Fernando Barrera.
Pese a la prolongada duración de la vista, todo quedó en una extraña nebulosa que el magistrado Carlos Martínez de Marigorta deberá ahora desgranar para intentar llegar a una conclusión que necesariamente va a rozar la sociología y el derecho. Y es que Iberdrola acusó a Repsol de mentir cuando esgrime que es una compañía que está comprometida con la sostenibilidad -asegura que sus inversiones en el sector de los hidrocarburos son la prueba principal-; o que su «razón de ser» es precisamente ese objetivo porque en realidad lo que busca es ganar dinero para sus accionistas.
Por su parte, los representantes de Repsol negaron esas acusaciones porque tanto la terminología como el contexto que recogen las campañas de publicidad o los documentos de la empresa admiten otras interpretaciones. Así, negaron que la empresa esté involucrada en una estrategia de 'ecopostureo', también denominada 'greenwashing'.
Los letrados de Repsol también se esforzaron, apoyados por la opinión de los expertos, en limitar el impacto real de algunos mensajes publicitarios. Así, respaldaron la idea de que los consumidores dan una trascendencia muy limitada a la «cobertura verde» de algunos productos, porque lo que realmente priorizan es el precio. Y la campaña ahora sometida al escrutinio judicial ofrece descuentos importantes en la compra de combustibles -hasta 30 céntimos en el mejor de los casos- para los clientes que suscriban también contratos de electricidad, gas o contraten la instalación de paneles solares.
En esas campañas Repsol aseguraba su «compromiso con la sostenibilidad» y también con la transición energética, así como su objetivo de llegar a las cero emisiones netas en 2050, poniendo como muestra el inicio de la comercialización de combustibles renovables -ya están en 600 gasolineras en España- y sus inversiones para experimentar con el hidrógeno y los combustibles sintéticos.
En una batalla judicial entre dos grandes compañías, en un procedimiento de gran exposición pública -una treintena de periodistas y cinco cadenas de televisión han estado presentes en la vista oral- siempre cabe esperar que los contendientes recurran a abogados de las firmas de abogados líderes en el país. Pues en la práctica resulta imposible. Así, tanto Iberdrola como Repsol han encargado la defensa de sus intereses en este pleito a firmas de abogados más discretas, que no ocupan posiciones de liderazgo. La petrolera ha dejado el trabajo en manos de Dentons y la petrolera de Ontier, despachos de abogados de prestigio pero alejados del liderazgo en el sector jurídico. La razón es sencilla y responde una estrategia de prevención que practican habitualmente las grandes compañías -independientemente del sector al que pertenezcan- para evitar que una demanda en contra sea formulada por un despacho líder. Y es que tienen contratados a todos los líderes de la abogacía, de forma permanente y para misiones diferentes. Con ello y gracias al denominado 'conflicto de intereses' evitan tener que enfrentarse a ellos.
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