«Me hice empresaria para encontrar una salida»
Su primer negocio fue una academia de idiomas en la que empezó «pegando carteles por las esquinas»
- ¿Se convirtió en empresaria por tradición familiar?
- No, en mi caso había tradición familiar ligada al Derecho. Mi padre era abogado, también ... tengo un hermano abogado...
- Y, entonces, ¿cómo surgió esa vocación de no tener jefes?
- Yo pertenezco a la generación del 'baby boom' y cuando acabé la carrera de Derecho me encontré con un panorama complicado en el mercado laboral. Una tasa de desempleo cercana al 39% y la necesidad de hacer algo para encontrar un futuro. La verdad es que me hice empresaria para encontrar una salida.
- ¿Qué hizo exactamente?
- Abrí una pequeña academia de idiomas, una cosa muy modesta.
- Eso sí que es empezar desde abajo.
- Pues sí. Aún me recuerdo pegando carteles por las esquinas para ofrecer los cursos.
- ¿Cuál fue la clave del éxito?
- Quizá que nos especializamos en dar cursos en empresas, a directivos. Mi primer cliente fue una empresa de Erandio, Cables y Alambres, la antigua Franco Española. Allí comenzó todo.
- Y después de ese comienzo ¿qué hizo?
- Evolucionar y en algunos casos también a la fuerza. En 2008 yo tenía un cliente importante que era Ferrovial que me anunció que ya no trabajaría más para ellos. Me explicaron que el mundo estaba cambiando, que la formación también y que se imponía la formación a distancia. Fue entonces cuando me puse en contacto con Learnlight y me alié con ellos. Había que adaptarse. Pasábamos de lo presencial a lo virtual. También he emprendido en otros campos. En 1998 creé con otra socia Fortec, una consultora. Incluso he tenido una empresa para chartear veleros…
- ¿Una clave para ser empresario?
- Saber hacer equipos y trabajar con ellos.
Responsabilidad y tiempo
- ¿Se acuerda del día en que le propusieron ser presidenta de Cebek?
- Sí, perfectamente. Me llamó Iñaki Garcinuño y me explicó que había sondeado proponerme y que pensaba que yo era la persona adecuada en este momento. Fue una sorpresa.
- ¿Le costó aceptar?
- Un poco sí. Es un reto. Lo es en el terreno personal y también en el profesional. Lógicamente le voy a tener que dedicar mucho tiempo a esta tarea y eso va a restar en mi dedicación a mi empresa. Afortunadamente tengo un equipo magnífico y espero que todo vaya bien.
- Ser la cabeza visible del empresariado vizcaíno tiene sus riesgos. ¿Teme que la tensión que puede haber con los sindicatos en la patronal se desplace a su propia empresa?
- Este es un mundo difícil pero… espero que eso no suceda.
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