Los exoesqueletos, el mono de trabajo del futuro
Empresas de diferentes sectores prueban en sus empleados exotrajes de titanio y fibra de carbono para facilitar sus tareas y reducir las bajas laborales
carmen barreiro
Domingo, 13 de enero 2019, 00:51
El mono de trabajo de Ramón Navarrete nada tiene que ver con el clásico buzo que durante años se enfundó a diario para ensamblar piezas ... de vehículos en la planta Ford de Valencia. El de ahora se parece más a un traje de superhéroe que al de un operario de una cadena de montaje. Su nuevo uniforme es una especie de armazón de titanio y fibra de carbono que se adhiere a sus hombros y espalda para «facilitarle» la realización de tareas como la colocación en el interior de los turismos de los depósitos de combustible o las placas anticalóricas, una tarea que requiere gran esfuerzo al trabajar siempre por encima del hombro. «Es como ir al gimnasio y tienes que estar realmente en forma para hacer algunas cosas. La verdad es que desde que llevamos los exoesqueletos me siento mucho más fresco al final del turno», admite Navarrete.
«La eficiencia del empleado es la misma lleve o no lleve el robot, puesto que el objetivo de los exotrajes no es aumentar la carga de trabajo del operario para incrementar la producción sino mejorar sus condiciones ergonómicas y evitar así lesiones musculoesqueléticas, la principal causa de las bajas laborales», explica Israel Benavides, ingeniero responsable del proyecto en la planta de Ford, en la que ya han realizado más de 200 horas de pruebas con exoesqueletos -seis modelos de hombro y cuatro de espalda- desde el pasado mes de abril. «En estos momentos todavía nos encontramos en periodo de pruebas, pero de los estudios realizados con el Instituto de Biomecánica de Valencia hemos comprobado que el nivel de esfuerzo medio de los músculos del hombro (deltoides y trapecio) se ve reducido en un 35% y un 15%, respectivamente», precisa.
EN SU CONTEXTO
-
5.000 Desde 2.000 euros y hasta esta suma cuestan los exoesqueletos pasivos (sin motor).
-
Entre 18 y 24 meses Son las expectativas de amortización de los exotrajes sin motor.
-
39 millones de días de baja en España a causa de lesiones musculares, con un coste superior a los 1.700 millones de euros.
-
51,7 días Es la duración media de las bajas en el país, que se eleva hasta los 74 días en el grupo de más de 55 años. El coste medio por baja en Euskadi asciende a 2.429 euros.
-
71% de enfermedades Los trastornos musculoesqueléticos son la primera causa de incapcidad temporal en España. Suponen siete de cada diez casos de enfermedades profesionales notificadas.
La fábrica de Almussafes ha sido la primera del mundo en integrar operarios con este tipo de dispositivos en sus líneas de montaje, pero no es la única. Cada vez son más las empresas interesadas en la utilización de exotrajes, sobre todo en los campos del mantenimiento industrial, líneas de producción, centros de distribución logística y en el ámbito sociosanitario, sectores donde a menudo se movilizan cargas pesadas o se realizan movimientos repetitivos que pueden pasar factura al cuerpo del trabajador a lo largo de su vida laboral.
La mayoría de los prototipos que desarrolla la creciente industria de los 'wearables' o robots ponibles -un sector en el que hasta el año pasado ni siquiera se trabajaba con normativas internacionales de certificación- todavía se encuentran en fase de pruebas, por lo que aún es pronto para saber si esta tecnología triunfará a corto plazo en las fábricas de medio mundo.
Una gran parte de los exoesqueletos que ya se comercializan para el apoyo lumbar son japoneses, mientras que en el caso de los exotrajes para miembros superiores los fabricantes proceden principalmente de Asia, Estados Unidos y Europa.
Hasta 18 kilos
La empresa guipuzcoana Gogoa Mobility Robots, referente en la incipiente industria española de 'wearables', ha conseguido hacerse un hueco en la robótica portátil con dos exoesqueletos industriales -uno para extremidades superiores y otro para proteger los músculos lumbares en movimientos de cargas de entre 5 y 18 kilos-, que ya están siendo probados en empresas de diferentes sectores. «Las fábricas están buscando soluciones que eviten lesiones a los trabajadores, reduzcan la productividad ligada a la fatiga y la falta de precisión por el cansancio acumulado. Y los exoesqueletos pasivos -sin motor- responden a estas demandas, puesto que se pueden adaptar a diferentes fisionomías y entornos», explica el responsable de la empresa de Urretxu, Juan Izeta.
A pesar de su gran utilidad, la tecnología de los exoesqueletos, cuyo precio por unidad oscila antre los 2.000 y 5.000 euros, tiene sus limitaciones y algunos problemas a los que hacer frente. «Las opciones disponibles actualmente en el mercado tienen un número concreto de modos de operación y por lo tanto ofrecen soporte únicamente durante el desarrollo de esas tareas, por lo que pueden dificultar la ejecución de otras. Y aunque muchos dispositivos son estéticamente atractivos, no todos se adaptan bien al trabajador al carecer de un ajuste personalizable», explica Igone Idigoras, del área de Neuroingeniería de Tecnalia, que actualmente trabaja en el proyecto Exodyn, enfocado precisamente a mejorar la tecnología de los exotrajes existentes. «Los trastornos musculoesqueléticos ya representan casi la mitad del coste por bajas laborales en Euskadi, por lo que es normal que las empresas empiecen a desarrollar soluciones basadas en 'wearables'», añade.
El consorcio, liderado por Tecnalia, está integrado por la Universidad de Mondragon y la UPV (I+D); Gogoa y el Grupo Iturri, como fabricantes; Mercedes, Fagor y Matia Instituto, como sectores de aplicación de las tecnologías; además de Mutualia y el servicio de prevención Edertek. El proyecto, financiado por el Gobierno vasco, trabaja en la creación de «tecnologías clave» para aplicar en componentes de los exotrajes. «Ofrecemos a la industria de fabricación del País Vasco una oportunidad para desarrollar nuevos productos para un mercado que va a crecer exponencialmente en los próximos años», explican los responsables del proyecto Exodyn.
Los expertos coinciden en que las fábricas del futuro «tendrán que estar centradas en el ser humano», por lo que «las nuevas tecnologías significan ayuda, no competencia para las personas». Y un buen ejemplo son, según Jochen Köckler, presidente de la Hannover Messe -la meca de la nueva industria- los exoesqueletos portátiles que permiten a los trabajadores «levantar y mover objetos pesados sin penalidad física». De momento, están a prueba.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión