Ternua ve posible mantener su actividad y empleo pese al concurso de acreedores
La textil de Mondragón, muy afectada por la crisis, trabaja en distintas vías para dar continuidad a sus marcas, y confía en el potencial de sus unidades productivas
Mikel Calvo
Domingo, 22 de junio 2025, 09:21
La montaña sigue ahí, la cuerda sigue tensa y Ternua Group no se da por vencida. Tras solicitar el pasado día 13 el concurso voluntario ... de acreedores ante el Juzgado de lo Mercantil nº 2 de Donostia, el grupo textil de Mondragón sigue firme en su propósito de buscar salidas que aseguren la continuidad de su actividad y la protección del empleo. Según fuentes solventes consultadas por este periódico, la compañía propiedad de varias familias guipuzcoanas ha solicitado concurso voluntario de acreedores como vía para reorganizar su actividad y tratar de «garantizar la continuidad de su proyecto». La firma que gestiona las marcas de Ternua, Loreak Mendian, Astore y Lorpen no considera este paso como un cierre, sino como una herramienta legal que permite tomar aire, «proteger el empleo» y «explorar salidas que mantengan operativas sus unidades productivas».
La decisión se enmarca en lo previsto por la Ley Concursal, cuyo espíritu busca precisamente preservar el tejido industrial en situaciones críticas. En este caso, el grupo textil trabaja activamente para preservar su actividad, el futuro de sus cuatro marcas -Ternua, Loreak Mendian, Astore y Lorpen- y los 180 puestos de trabajo actuales. Las circunstancias que rodean al proceso hacen pensar en un escenario de continuidad «más que factible», tanto para la estructura empresarial como para el empleo asociado a ella.
El dato
180 La firma
de Mondragón emplea a 180 personas, gestiona una red de 28 puntos de venta y dispone de una planta de producción en Etxalar (Navarra). Arrastra una deuda de 16 millones de euros pese a facturar el pasado año 29,2 millones, también con pérdidas.
La compañía, con sede en Arrasate y planta de fabricación en Etxalar, arrastra una deuda de 16 millones pero cuenta ya con una oferta vinculante por Loreak Mendian, una de sus tres unidades productivas, que será analizada por el juzgado. Mientras tanto, la maquinaria no se detiene: las colecciones de otoño-invierno están listas, y ya se diseña la de primavera-verano de 2026. El concurso no implica paralización, sino un alto en el camino para buscar un nuevo paso firme, subrayan las mismas fuentes.
Contexto global
La empresa ya atravesaba una fase delicada desde 2023, cuando registró ingresos superiores a los 34 millones de euros pero volvió a cerrar en negativo. Durante este tiempo, ha intentado refinanciar su deuda, ajustar costes y reorientar su estrategia, sin lograr el respaldo del mercado. En el último ejercicio facturó 29,2 millones, lo que confirmó la tendencia descendente. Desde la dirección se ha puesto en valor el compromiso de su equipo humano y el esfuerzo de sus accionistas, que han invertido 20 millones de euros desde 2010 y siempre han apostado por reinvertir los beneficios.
El impacto del contexto global ha sido clave en la situación actual. La caída sostenida del consumo de ropa y calzado desde 2022 -con descensos acumulados superiores al 20%- ha sacudido a grandes marcas internacionales, y Ternua tampoco ha sido ajena a ese «ajuste de mercado tremendo», sin precedentes en el sector textil. Sin embargo, el grupo guipuzcoano cuenta con fortalezas que ahora pueden marcar la diferencia: una red de ventas en más de 50 países, equipos en Alemania, Francia e Italia, una planta de producción avanzada y un modelo empresarial con fuerte calado social y medioambiental.
Esa apuesta por otro tipo de empresa quedó reconocida en 2024 con la certificación B Corporation, un sello internacional que solo obtienen aquellas compañías que cumplen con los más altos estándares de impacto social, ambiental, transparencia y responsabilidad. No es una etiqueta decorativa: es un distintivo que acredita que el proyecto se rige por criterios exigentes de sostenibilidad y compromiso, tanto en sus procesos de fabricación como en su gestión interna.
La empresa, que reivindica su arraigo vasco como parte esencial de su identidad, se remite a los mensajes compartidos públicamente en redes sociales. En su perfil de LinkedIn, donde publicó una nota el pasado miércoles, agradeció el aluvión de apoyo recibido. «Estamos en plena tormenta, pero convencidos de agarrar la cuerda fuerte y seguir dejando todo nuestro esfuerzo en salir de esta situación, porque la aventura merece ser continuada», afirmaron en ese mensaje que roza las 1.500 reacciones y decenas de comentarios.
Ese vínculo con el territorio es uno de los pilares del proyecto. Desde los años ochenta, cuando nació Astore, hasta su expansión al outdoor con Ternua en los 90 y la incorporación de Loreak Mendian y Lorpen en los últimos años, la empresa ha sabido adaptarse, mantener el pulso con el mercado y crecer desde una filosofía propia: innovación, calidad y sostenibilidad como ruta, y una fuerte implicación local como brújula.
A lo largo de su historia, Ternua Group ha dejado huella en la industria vasca y en el deporte. Equipó a la Real Sociedad entre 1994 y 2003, además de vestir a clubes como Osasuna, Alavés, Eibar, el Bidasoa o incluso la selección vasca de fútbol. En 1999, Juanito Oiarzabal alcanzó los 14 ochomiles con ropa de Ternua, convirtiéndose en el primer alpinista en España -y sexto del mundo- en lograrlo. Con esa mochila de logros, reconocimientos internacionales y un fuerte compromiso con su entorno, el grupo se enfrenta ahora a uno de los tramos más complejos de su ascensión.
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