Una empresa con ojo clínico
La 'startup' D-Sight desarrolla un colirio que será el primer fármaco para la prevención y las primeras etapas de la retinopatía diabétia
Iratxe Bernal
Viernes, 20 de septiembre 2024, 01:26
Según la Federación Internacional de Diabetes, el 10,5% de la población mundial de entre 20 y 79 años parece dicha enfermedad y, lo peor, casi la mitad no lo sabe. Por si esto fuera poco, además su incidencia no deja de crecer por, entre otros factores, el envejecimiento de la población, la disminución de los niveles de actividad física y el consecuente aumento de los problemas de sobrepeso y obesidad. De modo que dentro de 20 años no serán una de cada diez sino una de cada ocho las personas que, además de vigilar sus niveles de azúcar en sangre, tendrán que estar atentas a sus numerosas complicaciones derivadas, entre ellas, las oculares.
D-Sight
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La firma es una 'spinoff' del Vall d'Hebron Instituto de Investigación, donde sus promotores investigan la prevención de la retinopatía diabética.
Ese ha sido durante años el área de estudio de los doctores Rafael Simón y Cristina Hernández, jefes sucesivos del Servicio de Endocrinología del hospital barcelonés Vall d'Hebron y miembros de su grupo de investigación sobre diabetes y metabolismo. Junto a Carla Maté son los fundadores de D-Sight, una empresa que desarrolla un innovador fármaco para las fases iniciales de la retinopatía diabética y que, si se cumplen sus previsiones, evitará a muchos pacientes pasar por una fotocoagulación con láser o varias inyecciones intravítreas.
De la pastilla al colirio
«Rafael y Cristina han estudiado durante gran parte de su trayectoria profesional las complicaciones oculares vinculadas a la diabetes, entre ellas la neurodegeneración en la retina y el daño a los vasos sanguíneos del ojo. En los casos más severos estos síntomas pueden llegar a producir ceguera y hasta ahora los únicos tratamientos disponibles son, además de caros, tan invasivos que solo se emplean cuando el paciente está ya impedido, lo que deja sin alternativa a quienes presentan síntomas leves. Ahora mismo lo único que se puede hacer por ellos es monitorizar su evolución para saber si la retinopatía empeora tanto como para que esté justificado recurrir a las inyecciones o la fotocoagulación con láser, que pueden tener efectos adversos y, en el caso de las inyecciones solo obtienen buenos resultados en la mitad de los pacientes. Sin embargo, mientras tu sintomatología es clínicamente leve vas teniendo molestias, como la visión borrosa o los flashes de luz, que te pueden impedir trabajar con un ordenador o conducir. Pueden ser cuatro o cinco años de tu vida laboral activa en los que estés seriamente limitado», explica Maté, su directora general.
El colirio evitaría que el paciente al final se tenga que someter al láser o las inyecciones en el ojo
En su búsqueda de nuevos tratamientos, Simón y Hernández empezaron a investigar las posibilidades de la sitagliptina, un compuesto que ya se emplea para tratar la diabetes tipo 2. La cuestión es que se prescribe vía oral y así sus efectos no llegan al ojo. La pastilla controla la glucemia, sí, pero no mejora en nada ninguna de sus complicaciones oculares. Pero, ¿qué pasaría si ese mismo compuesto fuera aplicado directamente en el ojo? «Comprobaron que en ese caso sí previene la neurodegeneración y los problemas vasculares y que, si estamos en las etapas iniciales de la enfermedad, puede incluso revertir los primeros síntomas. Así que pusieron su foco en solventar la falta de fármacos disponibles tanto para la prevención, una vez que te diagnostican la diabetes, como para esas primeras fases ya de la propia retinopatía. Además, no interfiere con el tratamiento que el paciente pueda estar siguiendo, aunque también tome la sitagliptina en pastilla», señala.
Desarrollo preclínico
El siguiente paso fue determinar la mejor manera de administrar el tratamiento. «Las farmacéuticas que trabajan con la familia de compuestos de la sitagliptina tenían protegidas todas las vías salvo precisamente la ocular. Nadie había pensado en su administración atópica en forma de colirio, lo que al contar con la participación en el accionariado del Vall d'Hebron Instituto de Investigación nos daba la oportunidad de crear una empresa que ocupara ese hueco en el mercado y explotara comercialmente esta nueva solución», recuerda Maté, que justo es en ese momento, finales de 2022, cuando dejó su puesto como gestora de innovación en el propio instituto para incorporarse al proyecto de Hernández y Simón.
Sus investigaciones están en la fase preclínica y esperan pasar a la clínica el próximo año
Según sus previsiones, el fármaco podría llegar al mercado dentro de diez años. Ahora mismo, sus estudios están en el desarrollo preclínico, la fase en la que se comprueba su validez en animales, y esperan pasar a la primera fase de ensayos clínicos -ya con humanos- el año próximo, y a la segunda, en 2026. D-Sight, que busca financiación para continuar con su investigación, será una de las empresas que presentará su proyecto los días 15 y 16 en el Palacio Euskalduna durante la celebración de B-Venture, el foro de 'startups' organizado por EL CORREO que este año cumple su novena edición con el patrocinio del Departamento de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad del Gobierno vasco, la agencia de desarrollo SPRI, la Diputación foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao, entidades a las que se unen como colabores BStartup de Banco Sabadell, BBK, Laboral Kutxa, CaixaBank, Banco Santander y la Universidad de Deusto.
Los tiempos de la investigación médica
D-Sight está a punto de cerrar la etapa preclínica de su investigación y prevé pasar a la primera de las tres fases de los ensayos clínicos el año que viene. En ellos es donde, además de su eficacia, se concretará cómo se deberá pautar el fármaco teniendo en cuenta que la diabetes es crónica. «Dependerá de la evolución de cada caso, pero es probable que los pacientes de tipo 1, que padecen la enfermedad desde más jóvenes, tengan que repetir el tratamiento en varias etapas de su vida, mientras que a los de tipo 2, que son más mayores, igual les basta con una vez. En nuestro primer ensayo lo administraremos durante un mes y en el segundo, durante un año».