Aernnova anuncia el cierre de su factoría de Sevilla

La planta de Aernnova en Sevilla se construyó en el año 2000 con el objetivo de trabajar en el montaje de partes de la estructura de aeronaves, pero el descenso de pedidos en ese segmento de actividad obligó a realizar una reconversión para dedicarla a la producción de piezas de composite. Un giro en el que la compañía invirtió 9 millones de euros pero que tampoco ha resultado fructífero. «La empresa es deficitaria desde el inicio de su actividad, a pesar de los importantes esfuerzos realizados para asegurar su viabilidad. Sólo en los últimos tres ejercicios las pérdidas ascienden a más de 20 millones de euros, con un resultado negativo acumulado desde 2016 de más de 35 millones. A ello hay que sumar 33 millones en aportaciones de Aernnova para evitar el riesgo de disolución y una financiación adicional de 19 millones», ha señalado la compañía en un comunicado emitido este martes.

Aernnova arrastra importantes problemas de rentabilidad previos a la declaración de la pandemia, que se agravaron con el parón del sector aérero y en la demanda de nuevas aeronaves. Un mercado que aún no se ha recuperado del todo, en especial en los aviones de doble pasillo y largo recorrido.

A finales de 2020 la empresa presentó un ERE de extinción de contratos que afectó a 82 empleados de la factoría alavesa de Berantevilla, una operación que fue avalada por el Tribunal Supremo al admitir que la firma tenía pérdidas estructurales prolongadas.

«El personal de Aernnova Andalucía es extremadamente valorado por el grupo, por lo que la compañía posibilitará a todas las personas que componen la plantilla de Sevilla opciones profesionales en otras sociedades y trabajar con ellos para facilitar esta transición laboral», indica la empresa en un comunicado al descarta en principio los despidos. Aerrnova adquirió a principios del pasado año una factoría en la localidad portuguesa de Evora que hasta entonces era propiedad de la aeronáutica brasileña Embraer, uno de los principales clientes de la compañía vasca y también la que permitió su nacimiento -entonces con el nombre de Gamesa Aeronáutica- para fabricar las alas el avión EMB-145. Este puede ser uno de los destinos ofrecidos a los operarios de la planta de Sevilla.