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Urgente Un accidente en Ugao-Miraballes obliga a cortar la BI-625
Urrutikoetxea observa el golpeo de Zabaleta, el mejor zaguero de los últimos tiempos. JESÚS GARZARÓN

¿Quién entiende este lío?

Martes, 13 de julio 2021, 00:24

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Yo no soy, como decía Cervantes en 'Don Quijote', «desfacedor de agravios y sinrazones». No lo pretendo. Sin embargo, causa estupor lo que se ve por los frontones a la hora de aplicar las medidas anti-covid. Cada cual hace de su capa un sayo. Aconteció en el frontón Labrit en la final del Torneo de San Fermín el pasado domingo.

Un buen hombre accedió a la bombonera con una botella de agua mineral en la mano. El encargado de la puerta de acceso le echó el alto: «No se puede meter al frontón ningún tipo de bebida». La contestación del pelotazale fue muy comedida: «está el bar del frontón cerrado y con la alta temperatura que hay he considerado comprar este botellín en una máquina expendedora para refrescarme». No le dejó pasar hasta que no se deshizo del agua.

Otro tanto le paso al máximo responsable de Aspe. Quien tras el incidente expresó con cierta ironía: «cómo va a venir el pelotazale al frontón si no encuentra más que impedimentos». La verdad es que en esta miniferia de San Fermín la ausencia de espectadores ha sido llamativa. Con toda seguridad la de menos respuesta de la historia. El personal, además de topar con unas normas muy azarosas en cada lugar, tiene un miedo atroz a la pandemia.

En lo concerniente a las apuestas la cosa ha pintado mal, muy mal. Se ha corrido menos dinero que un trilero en la puerta de una iglesia. Hay corredores que a duras penas han llegado a cruzar una docena de papeletas. Son tiempos de vacas flacas. Las gordas ya han pasado a pertenecer al ayer.

En lo meramente deportivo, Peio Etxeberria y Zabaleta se impusieron (22-15) a Urrutikoetxea y Albisu. De salida tomaron la iniciativa los que más tarde resultaron derrotados. Pasado el ecuador sacó a relucir el martillo pilón el zaguero de Etxarren y puso tierra de por medio. También hay que subrayar que Jon Ander Albisu se adentró en un carrusel de errores.

El que desniveló el fiel de la balanza fue Zabaleta. Lo mismo en la semifinal que en la final, llevó a cabo un auténtico alarde. Extendió con brillantez la pelota con ambas manos y su derecha abrió mucho hueco. Su respuesta en ambos compromisos, además de aplicada, fue excelente. Tras su paso por el Manomanista, todo un fracaso, se ha reconciliado consigo mismo y con sus seguidores.

Sobresaliente fue el comportamiento de Peio Etxeberria. La oportunidad concedida por su mandatario, Fernando Vidarte, la ha sabido exprimir al máximo. Este pelotari tiene un gran mérito. Desde corta edad su familia le encomendó colaborar en la ganadería que regentan en Ultzama y supo valorar el significado de la palabra trabajo, para algunos desconocida.

Mikel Urrutikoetxea tuvo un arranque espectacular, moviendo con intencionalidad la pelota y buscando los espacios con finura y alegría. Hasta el ecuador se le vio con toque y gustándose a sí mismo. De aquí para adelante desvaneció. Aunque conviene puntualizar que su compañero en los cuadros largos, Albisu, tuvo un final de partido para olvidar.

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