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Efe

«El Tour traerá a Euskadi un mensaje de esperanza tras la pandemia»

Christian Prudhomme, director de la Grande Boucle, asegura que ningún otro lugar del mundo ha peleado tanto por acoger la carrera

Sábado, 27 de marzo 2021, 13:50

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Christian Prudhomme (París, 60 años) vivió como periodista el triunfo de Roberto Laiseka en Luz Ardiden, en 2001. Seis años después, cuando asumió la dirección del Tour, recibió como legado las cartas que las instituciones vasca habían mandado desde 1992, tras la Gran Salida en San Sebastián, para solicitar que la ronda gala volviera a Euskadi. La espera terminará en 2023, con el banderazo inicial desde Bilbao y otras dos etapas que pasarán por Álava y Gipuzkoa. «Al fin», dice en la terraza del Hotel Vincci, con la piel metálica del Guggenheim al fondo. «El Tour tenía ganas de venir».

- Como periodista del Tour conoció la marea naranja, la afición del Euskaltel.

- Claro. Yo era comentarista de televisión en 2001 y recuerdo el fervor cuando ganó Roberto Laiseka. Fue increíble. Estoy viendo la cara tan chupada de Roberto y al público, la marea naranja que llenaba los Pirineos. Era el primer año del Euskaltel-Euskadi en el Tour y en Francia se hablaba mucho de ello, de esa aventura con corredores vascos que habían crecido juntos. Eran algo diferente frente a la mundialización. Como volver a las raíces. Esa pasión de los vascos por el ciclismo ha influido en que el Tour venga en 2023.

- Miguel Madariaga era entonces el embajador del ciclismo vasco.

- Ayer (el viernes) hablé con él. Miguel llamó a Juan María Aburto (alcalde) mientras estábamos comiendo y pudimos saludarnos. Yo no hablo ni español ni euskera, y él no habla francés, pero sentí su emoción. Se echó a llorar.

- ¿Qué opciones tiene el Euskaltel de estar en el Tour de 2023?

- Es algo independiente de que el Tour salga de Bilbao. Tenemos muchas dificultades para elegir a los equipos invitados. Hoy no puedo decir nada.

- ¿Cuándo vino por primera vez a Bilbao?

- En 2016. Gracias a Javier Guillén, director de la Vuelta. Visité el Guggenheim. Cuando en Francia y en el resto del mundo se habla de esta ciudad, todos dicen: ¡Bilbao, Guau!'. Tiene ese efecto. Vi la voluntad política del Gobierno vasco, de las tres diputaciones y el Ayuntamiento. Los tres territorios querían el Tour. Han ido a París a hablar con nosotros para expresarnos su voluntad.

Luis ÁNgel Gómez

- ¿Qué puede desvelar del recorrido de las tres etapas vascas?

- Hemos esbozado el trazado de la primera, Bilbao-Bilbao, íntegra en Bizkaia. La segunda pasará por las tres provincias y en la tercera saldremos hacia Francia. Quedan cosas por definir aún.

- ¿Cómo prevé que será esa Gran Salida?

- Hay similitudes con la de Yorkshire en 2014. Es una geografía con subidas. Aquí no puede haber etapas llanas. Queremos que el público mundial vea cómo es el País Vasco. Sus magníficos paisajes. Me encanta poner cara a cara a los aspirantes al Tour ya desde la primera semana. Eso va a pasar ahora en la Itzulia con Roglic y Pogacar. Esos duelos hacen que la gente sueñe durante toda la carrera.

- Lo difícil será diseñar una etapa vasca llana.

- Exacto. La geografía aquí da mucho juego para el ciclismo. Además, está la afición. Eso nos hace soñar. Me gusta muchísimo el comportamiento de los seguidores vascos, que adoran este deporte. Euskadi tiene todo para albergar la mejor carrera del mundo. Tenemos ganas de venir. El Tour de Francia se siente superbien aquí.

- ¿El papel de Javier Guillén ha sido clave para traer el Tour?

- Javier nos ha facilitado las cosas. Es un gran director de la Vuelta y un amigo. Un tipo estupendo. Nos ha ayudado mucho. Con Javier todo es fácil siempre. Nos hizo ver la voluntad de las autoridades vascas.

- Que fue firme y continuada.

- Muy clara, más incluso de lo que podía imaginar. Leí cartas enviadas a mi antecesor en la dirección del Tour, Jean Marie Leblanc. Desde 1992, desde la salida en San Sebastián, han insistido. Cambiaban los nombres de las personas que enviaban esas cartas, pero siempre venían del País Vasco, de Bizkaia, de Bilbao. Y de las otras dos provincias. Cambiaron las personas pero la idea pasó de unos a otros. Eso es lo importante. Es la expresión de una voluntad popular independientemente de quien esté al frente de las instituciones.

- Han sido 30 años de insistencia.

- Sí. Y por fin va a llegar. Esa voluntad es algo único. La ciudad de Utrecht peleó durante quince años. Aquí ha sido el doble. Además, los contactos han sido siempre serenos, con calma, sin las exigencias que encontramos en otros lugares.

- ¿Qué busca el Tour cuando elige una ciudad para ser sede de la Gran Salida?

- Ambiente y un recorrido atractivo. En 2022, en Copenhague, tendremos un final de etapa sobre el mar, encima de varios puentes. Será extraordinario. En Euskadi el paisaje es otro, más para escaladores. Y con el mejor público, el más experto. Los aficionados vascos saben bien cómo es el Tour, lo han vivido en los Pirineos. Conocen a cada corredor. Los adoran. El Tour es una magnífica oportunidad para dar a conocer lo mejor del País Vasco.

- Se le ve seguro de que será un éxito.

- Mira, cuando elegimos la sede de Gran Salida, sea en Francia o en otro país, siempre hay alguna crítica. Con Bilbao y Euskadi no ha habido ninguna. Este un país al que le gusta el ciclismo desde siempre. Nosotros nos sentimos obligados a organizar aún mejor las salidas en el extranjero que las que son en Francia. El ejemplo es Yorkshire. Nos criticaron. Pero resultó un éxito, con aquella escapada de Nibali, que luego ganó ese Tour 2014. Sentimos el amor del público y aquí pasará igual.

Visita al restaurante Azurmendi

- El Guggenheim, que sirve de decorado para esta entrevista, es el símbolo del renacimiento de Bilbao. ¿Qué supondrá la llegada del Tour tras este tiempo de crisis sanitaria y económica?

- Ojalá sea un símbolo de recuperación tras la pandemia. Son tiempos difíciles, pero nunca hemos tenido índices más altos de audiencia. La gente quiere ver espectáculos y héroes que les hagan soñar. El público, que está metido en casa, quiere otro horizonte. Tiene más ganas que antes de ver ciclismo. El Tour traerá un mensaje de esperanza tras la pandemia. El año pasado, los mejores ciclistas nos pedían que pusiéramos una fecha para el inicio del Tour que había sido aplazado por el virus. Una fecha significa un objetivo. Y cuando tienes una meta, recuperas la moral y tienes motivo para luchar. Que Bilbao quiere ahora el Tour quiere decir que se fía de nosotros. Sellar este acuerdo ahora es aún más importante que cuando todo iban bien. Sólo puedo dar las gracias.

- ¿Ha podido visitar algo de Bilbao?

- Apenas ha habido tiempo, pero sí he estado en un restaurante de tres estrellas, Azurmendi (Eneko Atxa). Excepcional. Mi hermana, que falleció, era una de las encargadas de la guía Michelín. Conocía a los grandes cocineros. Y en el Azurmendi disfruté muchísimo. Ver, oler, saborear toda esa creatividad. Hablábamos del renacimiento de la ciudad. La cocina también expresa eso. Hay una voluntad de excelencia. Confío en que las autoridades vascas y nosotros logremos ese nivel de excelencia con la salida del Tour en Euskadi.

- ¿Y cómo se mantiene tan delgado con tanta comida oficial y tanta cena en los mejores restaurantes europeos?

- Hago dieta entre Tour y Tour. Es una montaña rusa. Me gusta comer, sobre todo bien acompañado. Ayer (viernes), en la comida con las autoridades vascas, tuve la sensación de encontrarme con viejos amigos aunque sólo nos hemos visto unas pocas veces. Con esa sensación de confianza total.

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