Daniel Martínez gana el Dauphiné que tritura a los aspirantes al Tour

Nadie, ni él, esperaba que fuera ciclista. Pero ahí estaba la bicicleta con que su familia repartía los pedidos de la tienda de golosinas. Daniel Felipe Martínez aprendió así a pedalear, como lo viejos corredores de la posguerra española. Con 15 años empezó a competir. Rápido. Con 18 corrió la Volta a Catalunya. Con 20 acabó el Giro. Y con 24 acaba de ganar esta edición del Dauphiné que ha torturado a todos los favoritos para el ya cercano Tour. Se fue, cansado, Bernal. Se cayó Roglic. A Landa le frenaron los dolores en la espalda tras salir en tromba y a por todas en la etapa final. Quintana se ahogó, como Porte. Y Pinot, el que más resistía, cedió la victoria en esta última jornada de locura, con siete puertos y triunfo de Kuus en la meta del aeródromo de Megeve. En ese carrusel emocionante, surgió un colombiano al que no esperaban los pronósticos, Daniel Martínez, campeón de su país contrarreloj y también escalador. «En los dos últimos kilómetros he pedaleado con el alma», dijo al llevarse esta ronda que ha machacado todos los cuerpos. A dos semanas del inicio del Tour, ya nadie se puede creer el favorito.

Más que de etapa en etapa, el Dauphiné ha ido de sobresalto en sobresalto. Tras meses de inactividad por la pandemia, los aspirantes al Tour se encontraban en cinco jornadas de montaña. Sin respiro. Se atragantaron. Primero se bajó de la carrera Bernal, último ganador de la Grande Boucle. Se dijo que por dolores de espalda. Parece que fue más por fatiga y por no sufrir una derrota ante Roglic. El esloveno duró un día más. Se cayó el sábado y, aunque salvó el liderato, no tomó la salida en la última etapa, donde siguieron las sorpresas con tres de los favoritos: a Landa, valiente, que atacó nada más comenzar el día, le traicionó la espalda; a Quintana ni se le vio (se retiró por dolor en una rodilla), y Pinot se resquebrajó en la cota de Domancy cuando tenía la carrera en la mano. Ahí saltaron Pogacar, 'Supermán' López , Daniel Martínez y Kuus.

La etapa final no tenía ya nada que ver con la primera. Ya no estaban ni Bernal, ni Roglic, ni Landa, ni Quintana. En el Ineos de Bernal y Froome la baza era el joven Sivakov. Y en el Jumbo de Roglic, los líderes eran Kuus y el recuperado Dumoulin, el candidato al Tour que sale más fortalecido del Dauphiné. Mientras la carrera gala se metía en el circuito donde Bernard Hinault trituró el Mundial de Sallaches en 1980, todo saltó por los aires. Apareció entonces la bestia Pogacar en la cota de Domancy. Sólo le siguieron López, Martínez y Kuus. Atraparon a los dos fugados, Alaphilippe y Sivakov, y se jugaron entre ellos esta impredecible carrera.

Martínez era el líder virtual por una veintena de segundos sobre Pinot, que no se resignaba al fondo de la carretera. Otro que tiró de alma. Sonó la 'Marsellesa', el himno francés. Martin, Bardet, Alaphilippe y Barguil echaron una mano a su compatriota Pinot. Pero ni así. Delante, Kuus, cada vez a más altura, premiaba al Jumbo con otra victoria de etapa en la cima aérea de Megeve. A unos segundos, Martínez, en compañía de Pogacar, sellaba el triunfo en la clasificación general del Dauphiné. Su primer gran salto en cuerpo y alma. A partir de ahora todos le mirarán, le esperarán. Ha ganado la carrera que ha tumbado a todos los aspirantes al Tour. Pinot, a 29 segundos, y Guillaume Martin, a 41, le escoltaron en el podio.

Dumoulin, que empezó como gregario de Roglic, acabó séptimo tras más de 400 días sin competir por aquella mala caída en el Giro de 2019. Su nombre ya retumba camino de París. Como el de Bernal, Roglic, Pinot, Quintana... Y Landa. Los problemas físicos de esta etapa final no tapan el nivel mostrado durante las cuatro primeras jornadas y la actitud en el inicio de la última. Estuvo con Pinot en la ofensiva inicial. Salió a ganar el Dauphiné que ya es de Daniel Martínez. En menos de dos semanas, todos se ven en el Tour.