Isabel Romero, la joven a la que la cancha de rugby le salvó la vida
La olímpica de Medellín asegura que este deporte la mantuvo alejada de las pandillas que mataron a una de sus amigas en 2010. «Sin el rugby habría terminado en la cárcel», asegura
Judith Romero
Sábado, 30 de mayo 2020
La jugadora de rugby Isabel Romero tiene 23 años, forma parte de la selección de Colombia desde 2012 y participó incluso en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016, en la disciplina de rugby seven. Sin embargo, su vida era muy distinta en 2010, cuando la construcción de una nueva cancha en el barrio de Castilla, considerado uno de los más violentos de la ciudad de Medellín, cambió su destino para siempre. «Sin el rugby habría terminado en la cárcel», ha explicado diez años después.
Publicidad
En 2010 Romero tenía trece años y compartía el tiempo con su amiga Andrea en las calles de Medellín, la segunda ciudad más grande de Colombia y donde 2.023 personas fueron asesinadas sólo en ese año. Tal y como ella misma admite, ambas «iban por el mal camino». Se juntaban con malas compañías, con jóvenes que se dedicaban a matar y a traficar con drogas. Ella les respetaba porque tenían dinero para comprarse lujos y comida. Su madre se levantaba cada mañana a las cuatro y media de la mañana para ir andando al trabajo y la joven decidió que su objetivo en la vida sería pertenecer a una de las pandillas del barrio.
«Sólo podíamos comprar arepas a las que les echábamos mantequilla y sal», recuerda. Un día una amiga le dijo que no podría jugar al rugby porque «era muy gordita para un deporte tan físico». Acababan de inaugurar una cancha a una manzana de la casa de Romero. Se apostaron 20.000 pesos, algo así como 4,50 euros. «No me gusta que hablen de mi cuerpo, pero sobre todo que me digan que no puedo hacer algo», señala la campeona. Aquel 17 de noviembre de 2010 se acercó al recinto deportivo para iniciarse en el rugby y dejó para más tarde la quedada que tenía pendiente con su amiga Andrea.
«Estaba en algo muy feo»
Allí conoció a Alejandra Betancur, la leyenda del rugby colombiano, parte del consejo del comité del World Rugby femenino. Romero pasó una tarde inolvidable, pero cuando regresó a casa se encontró con un gran tumulto. Personas, motos, movimiento... Fue entonces cuando supo que habían asesinado a su amiga Andrea. Acostumbrada a escuchar los disparos a las puertas de su casa, este suceso trastocó todo su mundo. «Había sido muy feo, le habían cortado la cabeza. Yo me salvé porque estaba jugando al rugby y eso me impactó mucho», revela. El trágico final de su amiga le ayudó a darse cuenta de que «estaba en medio de algo muy feo» y de que debía reaccionar y dejarlo.
El Instituto de Recreación y Deporte de Medellín escogió el barrio de Castilla para instalar la cancha, para que «fuera un deporte de la gente, no de la élite». La iniciativa dio buenos resultados y Romero no tardó en convertirse en jugadora de la selección de Colombia apenas dos años después. En 2016 fue a los Juegos de Río de Janeiro, algo que había sido inimaginable para ella, y en estos momentos el equipo nacional se encuentra en el vigésimo noveno puesto del ranking, más cerca que nunca de clasificarse para el Mundial. «Nunca pensé que mi vida sería así y que sería una deportista que iba a conocer mundo. Este deporte me devolvió la vida».
Publicidad
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión