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La joven Gracce Flores, con sus guantes ya desgastados, en el entorno en el que suele ejercitarse. EFE

'Mano de piedra', la niña boliviana que consagra la mitad de su vida al boxeo

Con tan solo 12 años se levanta a las seis de la mañana para entrenar y sueña con dar el salto a profesional y convertirse en campeona del mundo

GABRIEL ROMANO

Sábado, 12 de junio 2021, 23:57

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A sus 12 años, Gracce Flores puede decir con certeza que ha consagrado la mitad de su vida al boxeo, una disciplina tradicionalmente asociada a los hombres, mientras está a la espera de que el tiempo pase para dar el salto al profesionalismo y convertirse en toda una campeona. «Este deporte no es para cualquiera» y «quiero ser campeona mundial», afirma sin titubear, con la confianza de alguien que en la mirada y en el porte que todavía desarrolla transmite la esencia de una boxeadora de vocación.

Ese talante lo descubrió hace seis años, mientras en casa se veían películas de Sylvester Stallone y combates de la Ultimate Fighting Championship (UFC). Ella buscaba imitar movimientos y desafiar a su padre, Beto, un exboxeador aficionado que nunca imaginó que "la sangre" despertaría esa misma pasión en Gracce.

La pequeña boxeadora se levanta a diario a las 6 de la mañana para iniciar su entrenamiento en Palca, un pueblo a 34 kilómetros al este de La Paz escondido entre los cerros, en cuyas afueras ha instalado su campo de preparación. Al levantarse, su madre Mely ya tiene batidos el par de huevos que su hija se toma a pocos sorbos antes de salir a completar su primera sesión del día.

"Troto casi media hora, ida y vuelta. De ida es suave, de vuelta es veloz, luego empiezo a ponerme guantes, practico velocidad y doy codazos", explica. Ella misma se ha encargado de elegir su apodo, 'mano de piedra', que según relata se debe a la potencia de sus golpes, en especial su gancho derecho. Justamente esa fuerza ha impedido que encuentre rivales femeninas de su edad, por lo que los combates que ha sostenido han sido con chicos, incluso más grandes que ella.

Conversando y entrenando junto a su padre Beto, de quien ha heredado su afición por el boxeo. EFE
Imagen principal - Conversando y entrenando junto a su padre Beto, de quien ha heredado su afición por el boxeo.
Imagen secundaria 1 - Conversando y entrenando junto a su padre Beto, de quien ha heredado su afición por el boxeo.
Imagen secundaria 2 - Conversando y entrenando junto a su padre Beto, de quien ha heredado su afición por el boxeo.

"Estoy convencida y quiero ser campeona mundial", insinuar de nuevo Gracce, que recuerda cómo en varias ocasiones muchos le han llegado a decir que esta afición suya será pasajera, y que pronto "volverá a las muñecas". Pero para ella los guantes y el cuadrilátero lo son todo. Admira a boxeadores como el argentino Nicolino Locche o al estadounidense Rocky Marciano, también a las mexicanas 'Guerrerita' Torres y Jackie Nava, además, de a la campeona del mundo de la categoría Super Gallo, la boliviana Jennifer Salinas. "Quiera ser como ella", afirma, atrapada por la manera "ofensiva" que tiene de pelear.

Gracce define su estilo de "juego libre, sin guardia", y asegura que le gusta esquivar. "En contragolpe doy ganchos, espero el momento y contraataco". Para mantener su estado físico se ha tomado muy en serio ya la alimentación, alejando de su dieta los carbohidratos, y ni hablar de consumir bebidas gaseosas o azucaradas. Todo eso lo ha cambiado por ensaladas, proteína sana, leche y bastante agua.

Las 'mates' le ayudan a ser ágil

"El día en que me presente notas bajas en la escuela suspendemos los entrenamientos", asegura con contundencia su padre Beto, al referirse a la condición que está detrás de la dedicación de su hija y que marca la personalidad del hombre que es progenitor y entrenador personal al mismo tiempo. La libreta de calificaciones de esta joven boxeadora es muy alta. Considera de que el deporte también le da "mucha disciplina" en los estudios, y que las matemáticas son útiles para su agilidad mental.

Muchos de sus compañeros se han enterado hace poco de que ella es boxeadora, un talento que ha preferido tenerlo en un segundo plano. Los ganchos y derechazos tampoco han impedido que desarrolle otras responsabilidades, como la de cuidar del pequeño criadero de conejos cuy o las gallinas que tienen en casa. También ayuda en la preparación del pan, que una vez horneado se encarga de repartir para su venta. La pandemia de la Covid-19 ha sido un obstáculo para que Gracce se presente en combates de exhibición, un tiempo que sin embargo está aprovechando al máximo para seguir mejorando en aspectos físicos y técnico, y para continuar soñando con convertirse en la reina del cuadrilátero.

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