La campeona de Álava que huyó de la guerra con su tablero

Así que Khrystyna busca en su deporte favorito el refugio a semejante desgracia. Y verdaderamente lo está consiguiendo. «Me gusta pensar y por eso prefiero el ajedrez a otros deportes», cuenta la pequeña con su coleta rematada por un lazo con los colores de la bandera de Ucrania. Desde que está en Vitoria ha sumado nueve medallas y cuatro trofeos. Cuatro de las preseas han sido en esgrima, el otro deporte que practica. «Prefiero las copas a las medallas», improvisa con candidez. También aprende euskera. Hace por expresarse en castellano, pero durante la conversación tiene la ayuda de Oksana, una compatriota que vino a Vitoria hace cuatro años en busca de trabajo y que tras lograrlo ha traído al resto de los familiares. Su hijo Yaroslav también forma parte del club Martintxo de ajedrez.

Lo cierto es que Khrystyna ya se colgaba metales en su país moviendo las dieciséis fichas sobre el tablero. A su llegada a la capital alavesa buscó por Internet un equipo en el que desarrollar su inteligencia y ahí empezó -mejor dicho, se retomó- su brillante trayectoria. «Tenemos que dar las gracias al club y a Eider Velasco por cómo nos han recibido y la ayuda que nos han prestado», sentencia Lesia. Su hija ha participado en este tiempo en diferentes torneos por Euskadi e incluso en Benidorm, donde en diciembre compitió en la Copa de España sub-12. Allí, gracias a sus resultados, se estrenó en el ranking internacional, lo que en términos ajedrecísticos se conoce como 'Elo Fide'. Actualmente tiene 1.203 puntos. No hay muchos deportistas que a su edad hayan logrado esa valoración.

Así que no es de extrañar que en el Martintxo muchos de sus integrantes quieran retarla a una partida rápida. Pero ni por esas. El martes, después de atender a EL CORREO, tres de sus compañeros se sentaron frente a ella con la idea de ponerla en aprietos. Uno a uno fueron rindiéndose a la evidencia. Khrystyna ni se inmutó. Movimiento a movimiento siguió mostrando su habilidadmental, sabedora de sus cualidades. «Si pierdo, me enfado mucho; no me gusta perder», desveló entre risas.

Un día por semana, la niña entrena en la sede del club alavés y otro con un entrenador de su país de manera 'online'. Se muestra encantada en Vitoria. «Me gusta todo, estoy muy a gusto aquí. En clase me entiendo mejor en euskera con mis compañeros», desliza. Apasionada de las Matemáticas, ha obtenido notas brillantes, algo de lo que su madre se muestra tremendamente orgullosa. Pero sueña con ser campeona del mundo de ajedrez.

Esta menuda jovencita reniega de la tortilla de patata, pero sin embargo se deleita con un pescado rojo o con un plato de macarrones. Sus ojos miran al próximo reto, a finales de mes el Provincial por equipos. Todos la desean en su grupo. No es de extrañar. A su edad es la referencia. Le queda todo por delante, pero sus capacidades y la mirada a la hora de explorar los movimientos sobre el tablero transmiten algo especial en Khrystyna Yatseiko, la ucraniana campeona de Álava.