«Compartiré tapiz con las mejores»

- ¿Cómo vivió la lesión de Salma Solaun que le abrió la puerta a la cita mundialista?

- Cuando se lesionó yo estaba delante. No fui consciente de lo que significaba porque yo era la reserva de la selección. En mi mente no cabía la posibilidad de ir ya que Salma estaba trabajando a tope y tenía todas las posibilidades de estar. Pero cuando pasó, me dio muchísima pena porque es mi amiga y como mi hermana. Se merecía ir pero mi papel de reserva es el que afronto. Dada esta situación, estoy con mucha ilusión de compartir tapiz con las mejores.

- Es su primer mundial absoluto. ¿ Siente mucha responsabilidad?

- Como junior ya sé lo que es competir en un Mundial en 2019. Logré el noveno puesto con la pelota y Salma se hizo con el bronce en la cinta. Fue una experiencia inolvidable.

- Se va a codear con las mejores al más alto nivel. ¿Da vértigo?

- En el Gran Prix de Marbella, hace dos semanas ya pude competir al lado de muchas de ellas y me hizo mucha ilusión. Estoy satisfecha porque fui la mejor española y eso me da confianza para este Mundial.

-Tiene 16 años y plena dedicación a la gimnasia rítmica desde que se trasladó a Madrid hace un año. ¿Cómo está siendo la experiencia?

- Es una experiencia única. Fue una muy buena decisión el irme al centro de alto rendimiento de Madrid. Esto es otro mundo, tú te tienes que cuidar sola porque tu familia está lejos. Es verdad que despegarme de mis padres fue difícil, pero siempre estamos en contacto. En cuanto a las compañeras y entrenadoras que tenemos, es impresionante. Me han acogido muy bien y me he adaptado rápido. Estoy muy contenta.

- ¿Cómo es un día normal en un centro de alto rendimiento?

- Por la mañana tenemos colegio de 8:00 a 10:45. Después a las 11:00 tenemos entrenamiento hasta las 14:00. Comemos y a las 15:00 volvemos al colegio hasta las 17:30 horas. Después, de 17:45 hasta las 21:00 horas vamos a entrenar. Tras el entrenamiento de la tarde, cenamos y ya tenemos tiempo de estudiar a partir de las 10 de la noche y dormir. Reconozco que es algo duro, pero una vez que te adaptas, se convierte en una rutina del día a día.

- ¿Se ha notado en su rendimiento este año en Madrid?

- He madurado como gimnasta. He aprendido a saber competir mejor, a controlar los nervios y a ser capaz de mostrar mi trabajo. Sigo perteneciendo al Beti Aurrera, pero una vez que vienes a un centro de alto rendimiento, hay más medios para trabajar que en un club. Tenemos más horas, más tiempo para otras cosas como ballet o preparación física. Además, que esté la seleccionadora Alejandra Quereda cada día viendo los ejercicios que realizas junto con mi entrenadora Marta Linares ayuda a corregir, a mejorar y a saber qué quieren de ti para estar en el equipo nacional.

- ¿Se marca algún objetivo para este Mundial?

- Quiero disfrutarlo por ser el primero absoluto. Y quiero ser ambiciosa, dar lo mejor con el aro, la pelota, las mazas y la cinta para intentar clasificarme entre las 24 mejores en la final.