Alavés-Barcelona B

Las Gloriosas brillan en Mendizorroza

El amplio marcador fue el resultado del brillante juego desplegado por las pupilas de Andrea Esteban. De principio a fin. Incansables en la presión, insaciables en el resultado e inquebrantables en la línea defensiva. La clave del éxito que les mantiene al frente de la liga pese a tener un partido pendiente. Y que explica que aún no conozcan la derrota, tras un ilusionante comienzo. En esta carrera por el ascenso, este domingo compraron un nuevo boleto.

Los primeros compases del partido descubrieron las cartas con las que querían jugar Andrea Esteban y Pol Grau. Las albiazules salieron a morder arriba empujadas por la vehemencia de Navajas. Y desplegaron un fútbol muy vertical, con la portería siempre entre ceja y ceja y Morató como astuta referente para generarse espacios. Está claro que era la forma de hacer daño a las culés, pero también un regalo para la afición que tenía motivos para disfrutar. Las blaugranas, en cambio, apostaron por un juego combinativo en el que, por momentos, parecían jugar con fuego. En varias ocasiones se asomaron al abismo.

El Alavés no solo jugaba en casa, también ejercía de líder. Y lo demostró sobre el verde. Dos datos que lo refrendan. Durante los primeros 25 minutos prácticamente todo el juego se centró en el campo blaugrana. Y fruto de esa insistencia, las albiazules gozaron de cuatro ocasiones de gol, la más clara en botas de Raquel Gil, quien no consiguió batir a Meritxell Muñoz en su disparo tras quedarse sola en el área. La fotografía en ese momento revelaba un Barcelona gris y un colorido Alavés que por puntos debía ir ganando.

Era cuestión de tiempo que se rompiese la igualada. Y lo hizo de la manera más sorprendente. Una falta lejana, a unos 45 metros de la portería, y algo esquinada que a priori no entrañaba peligro. Tanto es así que durante unos instantes no estaba claro quién debía colgar el balón al área. Finalmente fue Altamira. Su disparo –aún no ha aclarado si era un centro o buscaba portería– se terminó colando por la escuadra.

El tanto desató el delirio en unas gradas que lo celebraron saltando de espaldas al campo. Y en las que se desplegó una pancarta enorme en la que se podía leer el mensaje: 'Gloriosak zuekin gaude (Gloriosas, estamos con vosotras)'. Todo era una fiesta a la que no quisieron faltar los albiazules Sivera, Villalibre, Benavídez, Abde, Guridi, Owono y Pica.

Por la vía rápida

El golpe pareció despertar al Barça. A través de veloces y acertadas triangulaciones empezaron a encontrar espacios en la defensa albiazul. Sin embargo, en los metros finales se desinflaron todas las acometidas. Tanto es así que solo se anotó una parada de Laura Martínez. Aunque parecía que habían conseguido dar con la tecla.

Sin embargo, el paso por vestuarios disipó todas las esperanzas culés. Las chicas de Andrea Esteban encaminaron la victoria por la vía rápida. En el segundo minuto, cuando algunos aficionados aún no habían tenido tiempo de regresar a sus butacas, Manoly Baquerizo fue la más lista y cazó un balón muerto en el área para perforar la meta. Un golpe seco y que dejó por momentos noqueado al filial del Barça.

Las albiazules trataron de aprovecharlo para aumentar la renta. Y no quiso esperar para asestar el golpe. En el minuto 50 Laura Moreno tuvo en sus botas la posibilidad de sentenciar el choque. La embestida no tuvo premio y se firmó una especie de armisticio.

Pero Esteban no quería que el partido se durmiese y trató de agitarlo. La entrada de Elene Errasti fue una pesadilla para Adri Ranera. Se internó en varias ocasiones por la banda derecha como un cuchillo. Tanto que la lateral blaugrana acabo viendo la tarjeta amarilla. Ya sin ese escudo, no supo cómo frenarla en la jugada que sentenció el partido. Errasti entró sola hasta el área y sirvió el gol en bandeja a Carrillo. El mejor broche para la fiesta albiazul.