A vueltas con el bono
Política cultural ·
El ministerio no ha sido capaz de poner en marcha un mecanismo para que los jóvenes puedan gastar 400 euros en productos culturalesEl ministerio de Iceta sigue con el rocambole del bono cultural joven, ahora escondiendo con una ampliación 'in extremis' el fiasco de su dádiva y ... el caos producido por su imprevisión. Que al final del plazo establecido inicialmente para su demanda solo haya completado todos los trámites exigidos un tercio de sus potenciales beneficiarios expresa por igual, sí, la concepción eminentemente populista de la medida y la chapuza negligente en su diseño. Dar 400 euros a los jóvenes que cumplen 18 años para que consuman cultura es una decisión en principio apropiada, ya que con ello se estimula la demanda, se beneficia toda la cadena de valor de la cultura y encima se hace pedagogía entre los más jóvenes. Lo que pasa es que, si de un lado el gobierno ha querido imponer su concepto ideológico de la cultura, uniformizando algunas categorías y excluyendo discrecionalmente algunas más, de otro toda la génesis y la filosofía del bono cultural han sido deudoras de un tufillo populista donde lo importante no era la atención previa a los deseos y las necesidades de los beneficiarios, sino por encima de todo su efecto propagandístico. Encima, una medida anunciada a bombo y platillo un año antes de su puesta real a disposición de los beneficiarios no ha sido capaz de desarrollar técnicamente un procedimiento sencillo y rápido para su adquisición, generando el caos y la frustración entre sus demandantes. Véase que, de los 500.000 potenciales beneficiarios del bono cultural, 378.417 iniciaron el proceso de solicitud y solo 166.520 lo completaron de forma correcta, lo cual ofrece una imagen bastante deplorable de la demanda cultural de los jóvenes y de las capacidades tecnológicas de nuestra administración. El ministro Iceta, siempre ajeno a cualquier autocrítica, intenta ahora paliar el fiasco del bono con una ampliación del plazo de su solicitud y con un convenio con Correos para facilitar mediante un sistema mixto entre la tecnología y el impreso de la España inmortal el éxito improbable de su medida estrella. Pues eso: ¡Qué país, Miquelarena!
Música
'Thriller', 40 años
Cuesta creer que aquel extraordinario fenómeno musical del siglo XX, el álbum 'Thriller' de Michael Jackson, vaya a cumplir 40 años a finales del mes que viene. La efeméride va más allá del recuerdo de un artista o de una perfecta producción discográfica que tanto gustó a los fans del funk, el soul o la música disco. Porque 'Thriller' fue también la innovación del negocio discográfico hecha verbo, elevando notablemente la calidad de la producción musical y encima revolucionando con aquel vídeo famoso de los zombies en Halloween, más bien una película musical de 13 minutos, la estrategia de promoción videográfica que convirtió a la MTV en el instrumento más poderoso del 'showbizz'. Cuarenta años, pues, de historia musical y de cultura popular, pero también de negocio millonario. Tanto, sí, como para que ahora se anuncie una nueva reedición del disco y una película dedicada a su génesis.
Cine
Crisis de demanda
Es curiosa la situación del cine en Francia, el país europeo con mayor estructura industrial en el sector y el mismo que cuenta con mayores subvenciones públicas para la inversión en producción, todo ello gracias a la famosa 'excepción cultural', es decir, una concepción que no pone el acento en los aspectos económicos e industriales de la cultura y el audiovisual. Pues bien, resulta que el cine en Francia está ahora mismo inmerso en una crisis de demanda, ya que los datos de taquilla del pasado mes de septiembre certifican una caída del 34,7% en el número de espectadores con respecto al mismo mes del año 2019, el ejercicio anterior a la pandemia. ¿Las causas? Pues quizás el cambio de los hábitos durante el confinamiento, el auge de las plataformas de streaming o el precio de las entradas, pero el caso es que se trata del peor dato de audiencia de los últimos cuarenta años, algo que pone en entredicho la política de fomento cinematográfico. ¿Y las soluciones? Pues me temo que no hay otras que el estímulo de la demanda y la apuesta del sector por el consumo tradicional del cine.
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