Tamara Falcó desvela las manías de Isabel Preysler en la cocina y los rincones secretos de su mansión

Hace dos años, cuando iba a participar en 'Masterchef Celebrity', Tamara Falcó no sabía ni freir un huevo. Hoy, la hija de Isabel Preysler es diplomada en cocina por la prestigiosa escuela Cordon Bleu y tiene hasta su propio libro de recetas. La colaboradora de 'El Hormiguero' pasó a ser protagonista para presentar el volumen que recopila el legado culinario de su familia. «Creo que mi afición viene de mi abuela. Mi madre no entiende nada y se pregunta porqué me gusta tanto», apreciaba ante un embelesado Pablo Motos y su novio, Íñigo Onieva, que seguía la charla desde las gradas.

El presentador apuntó hacía la 'reina de corazones' para conocer su sabiduría gastronómica. «A ella lo que le gusta es organizar las comidas. Lo mira todo. Tenemos hasta un perfume solamente para cuando tenemos invitados. Se pone en las lámparas y va a Londres a comprarlo. Huele a nardo», desvelaba Tamara divertida. Y añadía: «Ella (Preysler) sería la perfecta jefa de sala. Elige los aperitivos para que no manchen cuando los coges con las manos y hasta enseña cómo hay que coger el abrigo a los invitados. Cada cosa tiene su porqué».

En su día llamaba la atención el número de cuartos de baño que Isabel Preysler tiene en su mansión, pero su hija reveló rincones más extraordinarios. «En mi casa hay una habitación solo para las vajillas. Y un armario solo para la cubertería, otro para la mantelería, otro para la cristalería y otro para el papel. Le encanta tenerlo todo muy ordenado», aseguraba sorprendiendo al personal. Y pese a la ostentación, a la hora de sentarse a la mesa almuerzan paltos de cuchara, de los de toda la vida. «A Mario (Vargas Llosa) le encantan las lentejas», contaba la entrevistada. Motos le preguntaba cómo le gustaba y Falcó respondía tajante: «Con dos huevos».

En cuanto a invitados famosos, muchos son los rostros conocidos que han pasado por su hogar y Tamara no tenía problema en descubrir qué platos les prepararon. «A George Clooney le dimos unos huevos rotos», desvelaba entre risas, anunciando a continuación que una de las delicias que más atraen a Boris Izaguirre cada vez que acude a la mansión son las mini-hamburguesas. «Se come un montón», aseveraba. A la presidenta de la Comunidad de Madrid también la invitaron, «y mi madre me pidió que le hiciese una codorniz deshuesada porque estaba ensayando para mi examen y era uno de los productos que debía cocinar», contó.

La ahora escritora confesó que su madre era bastante estricta a la hora de criar a sus hijos. «De pequeños nunca tomamos refrescos, mi madre vio que eran adictivos y nunca nos los dio. Mi hermano Enrique (Iglesias) fingía estar enfermo para que le dieran Coca-Cola y le bajara la fiebre», relataba. Y si había que destacar un vicio gastronómico de su madre lo tenía claro: «Es mucho de chocolate negro. Viaja con tabletas para que no se le terminen. Una vez se le acabó y no pudo dormir en toda la noche. Dice que no podría vivir si no se hubiera descubierto América porque la vida sería mucho más triste sin patatas, sin tomates y sin chocolate», zanjó.

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