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Artes plásticas

La banalización de la fotografía

Invasión ·

Saturamos el ciberespacio con millones de imágenes intrascendentes y ociosas hechas con el teléfono que, a veces, se convierten en bumeranes y bombas de relojería

luisa idoate

Viernes, 22 de enero 2021, 22:39

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¿Cuántas fotos hará hoy con su móvil? ¿Alguna es imprescindible, importante, relevante? Con el teléfono en el bolsillo, nos creemos fotógrafos. Cada vez con ... más píxeles, nos permite tirar miles de instantáneas a coste cero. Con los programas de retoque, las amoldamos a capricho: mejoramos tonos, afinamos cuerpos, quitamos arrugas, eliminamos lo inoportuno y no deseado. Hasta elegimos el estilo: natural, vívido, cálido, dramático, blanco y negro… La oferta es tentadora y la respuesta, masiva y adictiva. Disparamos a todo, a todos y en todo momento; sin por qué ni para qué. La fotografía nació con el fin historicista de documentar descubrimientos, personas, acontecimientos y celebraciones, y se convirtió en un arte que ganó a pulso su lugar en los museos. Pero hoy la banalizamos de un modo tan aplastante que muchos profesionales proponen no crear más hasta reutilizar y rentabilizar las que atestan internet. Ahí es donde terminan la mayoría. Se suben a Flickr, Instagram, YouTube; viajan por sistemas de mensajería como Facebook, Snapchat y WhatsApp; colapsan nuestros ordenadores y teléfonos. Atiborran la 'nube'. En ese compulsivo maremágnum visual, el selfi gana sin discusión al tener siempre a mano sus dos objetivos predilectos: el fotográfico y el humano. Nos invade una avalancha de imágenes diaria, millonaria y exponencialmente creciente. Algunos la ven innovadora, inevitable, divertida, comunicativa y empática. Otros la consideran trivial, absurda, despilfarradora, invasiva y agobiante. Hay quien propone frenarla, evitando fotografiar inútilmente; y quienes reciclan las imágenes existentes, dotándolas de nuevo significado y vida. ¿El bombardeo de fotos acabará por engullirnos?

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