Ángela Vallvey o sueños para no dormir
Relatos ·
La escritora que obtuvo el Nadal en 2002 recurre al registro onírico para narrar una realidad inquietanteEl sueño siempre ha constituido una primordial fuente de material literario, pero hay obras que, en lugar de dosificarlo y combinarlo con fragmentos narrativos de ... puro realismo, lo han vertido de manera directa en determinados textos sin que apenas mediara un tamiz selectivo o un grado de elaboración mínima. Pese a la reinterpretación mitológica a la que somete Shakespeare a sus personajes, puede incluirse entre esas obras 'El sueño de una noche de verano', la febril comedia que escribió en el año 1596. Y podemos tomar como ejemplos más recientes el último tramo de la novela 'El lobo estepario', que Hermann Hesse publicó en 1927; el «ciclo onírico» en el que H. P. Lovecraft trabajó entre 1918 y 1932; el 'Pedro Páramo' de Juan Rulfo, que vio la luz en 1955, y las narraciones de un crudo, agitado y desasosegado onirismo a las que se entregó Anais Nin en relatos largos o novelas cortas como 'Invierno de artificio' (1939), 'Bajo la campana de cristal' (1944) y 'La casa del incesto' (1949). Es a un nítido registro fantástico, que guarda un gran parentesco con estas tres últimas 'nouvelles' citadas, al que remiten los 'Cuentos para dormir más y mejor' de la escritora española Ángela Vallvey, si bien el humor y el desenfado que rige, con unas inteligentes dosis en todas ellas, las distancian en buena medida del carácter dramático y turbulento que caracterizó a aquellas.
El volumen reúne una colección de sesenta y siete prosas precedidas de una introducción y seguidas de un epílogo, que responden en su mayoría a un esquema argumental clásico de planteamiento, nudo y desenlace, lo que las convierte en piezas autónomas si bien la autora ha echado mano de ciertos personajes que se suman al de la propia narradora en primera persona y que, al aparecer de manera recurrente, dan al libro la coherencia de una verdadera novela.
Entre esos personajes, destacan con una apariencia y una psicología humanas Aurelia y Miss Chatbot mientras otros, como la Oveja Lectora, el Genio o el Duende parecen salidos de un cuento de hadas, aunque los avatares oníricos en los que se ven sumidos, y que conforman el material narrativo del libro, ofrezcan aspectos inquietantes y aunque en muchos momentos los sueños tengan una naturaleza o adquieran un cariz de turbias y auténticas pesadillas. De ese modo, la realidad comparece siempre en estas páginas como trasunto del nivel ficcional y cuentístico, aparentemente inocente, en el que se mueven el estilo, a veces naïf y a veces sardónico, o los propios contenidos.
Como trasunto, sin aludir a ellas de una manera directa y explícita, comparecen asimismo las referencias culturalistas. Si el Calderón de la Barca de 'La vida es sueño' o el Quevedo del «sueño que es imagen de la muerte» se hallan detrás del texto con el que se abre el libro, en la segunda prosa ya el lector entra directamente en harina narrativa con la fantasía de la boda de la misma narradora con un marido que no se deja ver el rostro. En ese tono y en esa clave onírica se desarrollan todas las demás piezas o capítulos hasta llegar a un amago de desenlace novelesco que justificaría la obra en su conjunto y en el que no por casualidad las palabras acuden en socorro de la voz que narra cumpliendo una función de redención sanadora.
Otro rasgo, que supone uno de los hallazgos del libro, es la tácita e irónica utilización de expresiones hoy de moda en la clase política o en el lenguaje de los medios de comunicación que han terminado cuajando en el habla coloquial. Y así nos encontramos con una novia que implora a su pareja en el lecho nupcial que «invada su zona de confort» o con una traslación terminológica del actual mundo laboral al de las relaciones sexuales en la paródica figura de «un amante fijo discontinuo».
En la lengua española el término «sueño» tiene un doble significado de «sucesos o imágenes que se representan en la fantasía mientras alguien duerme» y también de «cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse». Esa misma ambigüedad de la palabra para referirse a una experiencia onírica o a una ilusión consciente se repite en otras lenguas ('dream' en inglés, 'rêve' en francés, 'sogno' en italiano…) y es en la que descansa este particular y excelente libro de Ángela Vallvey, en el que lector pasa de la inocencia y el hechizo de 'Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas' a los desengaños de la vida real. Y del sueño placentero a la más laberíntica pesadilla.
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'La reina del islote de tierra' Donald Ryan
Magistral saga familiar en Irlanda
Jon Kortazar
Hemos seguido en estas páginas la obra de Donald Ryan (Nrnagh, Irlanda 1976) a la vez que iba apareciendo en la editorial Sajalín, su casa de presentación entre nosotros. Debo comenzar señalando que la obra de Ryan me interesa de manera intensa. Resulta ser un narrador que no huye de la experimentación. En este caso la novela está compuesta de fragmentos de dos páginas cada uno. Todos los capítulos se componen de esa extensión y de un título de una sola palabra que sugiere la lectura. Podría pensarse que es una novela compuesta de microrrelatos, pero no es el caso, porque la unión entre ellos resulta más que evidente y el final poético de aquellos no aparece más que unas pocas veces.
Imponiéndose esa norma, Ryan describe la vida de cuatro mujeres. La suegra, la nuera y madre, la hija protagonista y la bisnieta, creando un friso de la vida de Irlanda a través de cuatro generaciones. La madre se casó embarazada y su familia la repudió. Cuando comienza la novela, vive con su suegra y su hija, que a su vez tendrá una niña de soltera.
La maestría narrativa de Ryan consiste en partir de ese micromundo para exponer un universo, el de la Irlanda actual, sin ningún atisbo de maniqueísmo, configurando la personalidad de cada mujer, recreando su forma de hablar y de pensar. Una obra de gran emoción basada en la observación de cuatro personas descritas de manera magistral.
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'La impostura' Zadie Smith
Una heroína poco victoriana
Iñaki Ezkerra
'La impostura' es la obra con la que la escritora británica de ascendencia jaimacana Zadie Smith ha regresado al género novelístico después de un silencio de siete años. En ella recrea un caso que dividió a la Inglaterra victoriana: el de Roger Tichborne, un rico heredero de un familia de terratenientes al que se dio por muerto en un naufragio y que llenó páginas enteras en prensa cuando reapareció años después o, mejor dicho, cuando surgió en escena alguien que decía ser él y que reclamaba sus bienes.
Aunque se nos presenta como un asunto cercano a la intriga criminal, la novela está lejos del género negro desde el momento en que se adelanta a brindarnos la solución al enigma en su propio título. Más bien se trata de una mezcla de novela histórica con la de ambientación costumbrista y la ideológica pues aborda los temas de la lucha racial, la esclavitud y el papel de la mujer en el siglo XIX. El argumento pivota en torno a dos personajes: Andrew Bogle, sirviente de la familia Tichborne que fue criado como esclavo en las plantaciones azucareras de Jamaica y que tiene un papel esencial en el proceso, y la señora Touchet, una mujer abolicionista, culta, inteligente, apasionada de la libertad y llena de inquietudes, que se implica en el caso y que es la verdadera heroína del libro. La señora Touchet se codea con el propio Dickens y vive con un primo escritor sin talento pero no pasa de ser la vieja ama de llaves de éste. Una novela amena, pero cargada de guiños a la corrección política.
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'La huella vikinga' Laia San José Beltrán
De cómo los vikingos están entre nosotros
Julio Arrieta
«Carnaval de 2014. Uno de los disfraces estrella es el de Ragnar Lodbrok», el semilegendario rey escandinavo que pudo vivir en el siglo IX. La asombrosa popularidad de un personaje bastante oscuro se debió al éxito de la serie de televisión 'Vikingos', que puso en boga una estética muy concreta de los pueblos nórdicos durante la llamada Era vikinga. Ropajes oscuros, cuero, cabezas medio rapadas con trenzas raras, cuerpos de gimnasio, tatuajes rúnicos... Una estética atractiva, ideal para un grupo de heavy metal épico, pero falsa. «Sabemos que a los vikingos les gustaban las buenas telas, las sedas que importaban desde China, los bordados, los colorines -rojos, azules o amarillos- y cuidar la ropa». La 'estética Ragnar' forma parte de lo que la historiadora Laia San José Beltrán denomina «la huella vikinga», el impacto que han tenido en la cultura y en la sociedad contemporáneas las modas vikingas, que no son un producto de hace diez días, precisamente. «Los vikingos llevan siendo populares desde hace, más o menos, trescientos años», escribe la autora, divulgadora conocida en redes sociales como The Valkyrie's Vigil. En su libro, escrito en un estilo coloquial que lo hace de amenísima lectura, se entrecruzan la explicación de la realidad histórica y arqueológica de los pueblos «de la etapa final de la Edad de hierro escandinava», con la de la historia de las sucesivas vikingomanías y sus significados, sin descuidar sus manipulaciones políticas más peligrosas (¿Alguien dijo nazis?).
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'Un brazo muerto del río' Mikolaj Grynberg
Un hálito de ironía en medio de la tragedia
J. Ernesto Ayala-Dip
La publicación de 'Un brazo muerto del río', del escritor polaco Mikolaj Grynberg, me trajo a la memoria dos hechos vividos por mí, relacionados con Polonia y los judíos. Comienzo con un artículo que escribí en un diario de ámbito nacional hace ya unos años. Se titulaba 'Verano del 42'. Por supuesto que no hacía referencia a la hermosa película del mismo título. Se refería al devastador verano de 1942 en París. La policía francesa, con el apoyo logístico de las SS nazis, practicó una razia entre el 16 y 17 de julio, llamada Nueva Primavera. A las tres de la mañana, comenzó la detención de 13.000 judíos que, después de ser demorados unos días en distintos punto de París, fueron finalmente deportados a Auschwitz, entre ellos la escritora ruso-francesa Irène Némirosvky.
Mi artículo recordaba esos tiempos aciagos. A los pocos días, el diario recibió una carta de la Embajada polaca en Madrid que desautorizaba mi pieza de opinión. La razón que aducían era que un servidor insistía enfáticamente en citar a Polonia, haciendo que el lector pudiera relacionar el país con la crueldad nazi. Años más tarde fui a Oswiecim (Auschwitz). Me sorprendió que la guía, polaca, no hiciera ninguna referencia a la complicidad de un sector de la población de su país con el exterminio que se llevó a cabo en su territorio, ocupado por los nazis, pero su territorio.
Esto que relato tiene bastante que ver con el contenido de las piezas que reúne Mikolaj Grynberg en 'Un brazo muerto del río'. El libro consta de unos cuarenta relatos, en el fondo historias que le sucedieron al propio autor en la Polonia de posguerra. Son piezas breves, llenas de humor e ironía, como si con estos artilugios retóricos subrayaran mejor y más nítidamente el papel de la mayoría de los polacos no judíos respecto a los judíos.
Todos conocemos que en pueblos enteros de dos mil o tres mil habitantes, los polacos católicos no tuvieron ningún empacho en denunciar a sus propios vecinos judíos. En este libro no hay rencor, ni odio, simplemente la descripción de la irracionalidad humana y el prejuicio racial y religioso, aunque también se sabe que hubo verdaderos héroes polacos no judíos que arriesgaron su vida para esconder o permitir a escapar a sus congéneres judíos.
Hay una pieza que se titula 'El alemán'. Es la historia del autor cuando tiene ocho años y sus padres lo mandan a una colonia. A sus compañeros les llama atención su apellido, Grynberg. Deciden que ese apellido suena a alemán. Y así lo bautizan, «el alemán». En esos días conoce a una chica también con apellido «alemán» y se hacen muy amigos. Genial la paradoja histórica. Genial este libro.
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'Carnicero' Joyce Carol Oates
Padres fundadores
Pablo Martínez Zarracina
Joyce Carol Oates irrumpe con su última novela en el panteón de la medicina estadounidense y los destrozos son de envergadura. Lo hace a través de una figura ficticia, el doctor Silas Aloysius Weir, «padre de la ginopsiquiatría», que guarda un parentesco evidente con médicos decimonónicos reales, figuras con estatus de pioneros como el neurólogo Silas Weir o el ginecólogo James Marion Sims. El protagonista de 'Carnicero' aspira a esa gloria fundacional, pero es un matasanos mediocre e iluminado, propenso a desmayarse en las cirugías y más preocupado por el ascenso social que por sus pacientes, mujeres en su mayoría pobres o excluidas a quienes considera «individuos de valor cuestionable», o sea: material idóneo para experimentar.
La tesis de Joyce Carol Oates es directa y combativa: la historia, también la de la medicina, es un asunto estrictamente masculino que se ha construido sobre montañas de mujeres tratadas en el mejor de los casos como menores de edad perpetuas y en el peor directamente como animales. Una de las pacientes de Weir, una mujer con problemas psicológicos a la que la medicina heroica libra del diagnóstico de la posesión demoniaca para someterla a modernísimos tratamientos cercanos a la tortura, lo explica así refiriéndose a su enfermedad: «Se tomaron decisiones. Se tomaron decisiones entre hombres. Siempre que se decide algo se hace entre hombres».
El acierto de la novela consiste en extraer de esa tesis central la energía para la demolición pero no la estrategia, que es más sofisticada e indirecta. La narración se construye a partir de diversos testimonios, principalmente de capítulos extraídos de las memorias de Weir, a los que se añaden declaraciones de sus pacientes, sobre todo de una de ellas, Brigit, una joven albina y sordomuda que será la favorita del eminente doctor. Todo aparece bajo el control editorial de un hijo del cirujano dispuesto a retratar por completo la figura de un padre «célebre aunque controvertido». Dejándole hablar y crecer como narrador poco fiable, Joyce Carol Oates muestra a un médico que es un carnicero -la novela es un festival de sangre, fístulas, suturas y «olores fetulentos»-, pero también un ser presuntuoso y grotesco, casi nabokoviano, que resbala involuntariamente por la pendiente del humor negro. El modo en que lo ridículo rebaja lo maniqueo amplía el alcance de una historia que avanza como un ciclón y remite constantemente a debates actuales. El asombroso estado de forma de su autora, que ha superado los ochenta y cinco años y es uno de los grandes nombres de la literatura estadounidense, se demuestra en un final sangriento, pletórico y revolucionario: un ajuste de cuentas resuelto con la ferocidad de una debutante.
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'Hijos de la ira' Taicha Peñín
Dos mujeres ante la violencia
C. C.
Las novelas que cuentan dos historias paralelas, una ambientada en el presente y otra en un pasado lejano, y cuyas tramas terminan confluyendo forman casi un subgénero. En 'Hijos de la ira', tercera novela de Taicha Peñín y finalista del premio Felipe Trigo, la autora nos sitúa más o menos en la actualidad de la mano de una historiadora que elabora una tesis doctoral sobre la presencia musulmana en la península durante la Edad Media. Y en un pasado muy remoto, tomando como protagonista a una noble árabe capturada por los cristianos en el siglo VIII y a la que casan con un visigodo.
Es habitual que el objeto de estudio de quien realiza una investigación profunda termine por convertirse en una obsesión. Y eso sucede con Alba, cuya vida está muy marcada por un matrimonio con un fiscal implicado en la lucha contra el terrorismo (son los años de ETA) y por el amor hacia un colega con quien se relacionó en su juventud y que de pronto vuelve a aparecer en su vida. La trama actual gira en torno a la dominación y los malos tratos, tan comunes entre la clase trabajadora como entre la élite intelectual, aunque curiosamente es la joven árabe quien muestra una voluntad más clara de ejercer su libertad. La novela está jalonada por acontecimientos históricos (destaca que acabó con la vida del juez Lidón) que sirven para situar los hechos en el tiempo. El tiempo de una violencia que, con una forma o con otra, siempre está ahí.
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'Las fracturas doradas' Paloma Díaz-Mas
El duelo forma parte de nuestra vida
Juan José Lanz
En enero de 2021, mientras sufríamos la pandemia de Covid-19 y las restricciones de movilidad, moría repentinamente en Madrid -intransitable esos días por una ola de frío- Miguel, el hermano menor de Paloma Díaz-Mas. A partir de ese hecho doloroso, 'Las fracturas doradas' desarrolla un proceso de reflexión emotiva y personal sobre la pérdida de los seres queridos, el duelo, la sensación de abandono, la evocación de las relaciones familiares y del hueco que queda cuando alguien desaparece. Es un relato emotivo y entrañado pero también analítico, no solo de las emociones sino también de la propia escritura que las conforma, donde se repasan las relaciones personales, la comunicación indirecta a través del cuidado de las mascotas, de los objetos y de los libros, de las fotografías encontradas en cajones o de las cartas que se escribieron hace años. Con el estilo cuidado de la gran narrativa, el libro habla de la evolución de los sentimientos desde la terrible noticia de la muerte inesperada, el viaje por un desierto de nieve y la recapitulación de los fragmentos de una vida hasta la restauración de esos fragmentos en un duelo asumido, como simbólicamente evoca la técnica japonesa del kintsugi: la restauración de cuencos y piezas de porcelana mediante la unión de sus pedazos con resina y polvo de oro. Son esas las «fracturas doradas» con que el dolor se integra necesariamente como parte de nuestra vida.
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'Las grandes ideas que dan forma al mundo' Tracey Turner
Grandes ideas para lectores curiosos
Elisabeth G. Iborra
'Las grandes ideas que dan forma al mundo' es una valiosa obra que busca acercar a los lectores de doce años en adelante a una amplia variedad de conceptos fundamentales, desde el capitalismo hasta la cosmología, de manera clara, concisa y visualmente atractiva. La autora es Tracey Turner, una veterana escritora con más de 80 libros publicados, principalmente infantiles, sobre temas como los inventos, el universo, escritores famosos, palabras malsonantes y peligros mortales. En este volumen explicaciones sencillas y accesibles sobre más de 100 ideas y términos clave que modelan nuestro mundo.
Lejos de simplificaciones excesivas, Turner consigue transmitir la esencia de cada concepto de forma amena y didáctica gracias a las llamativas y coloridas ilustraciones en color sobre cartoné de Tequitia Andrews, una artista e ilustradora que aporta un significativo apoyo visual en un formato atractivo de fácil manejo y consulta. Este bonito manual propicia que los lectores más curiosos, sin importar la edad, puedan familiarizarse con temas de gran relevancia, como el feminismo, la ecología o la epidemiología, sin perderse en tecnicismos. Turner nos regala la oportunidad de adquirir sin esfuerzo un conocimiento sólido sobre algunos de los asuntos más importantes de nuestro tiempo, preparándonos para participar de manera más consciente en los debates y en el mundo que nos rodea con cierto conocimiento de causa.
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