'Plátanos, cacahuetes y Lo que el viento se llevó', un regocijo teatral

El proyecto de 'Lo que el viento…' no convence al productor Selznick, y va a arreglarlo. Su secretaria, Poppenghul, convoca en la oficina a un nuevo guionista y a otro director, obligados a dieta de cacahuetes hasta que acaben. Hay un plano veraz porque hubo enmiendas en el rodaje del glorioso filme, y salen nombres reales, frases célebres, escenas. Hay otro plano de pullas a la sanguijuela del Hollywood años 30 menos incisivo. Y un tercero, más singular, al estilo del 'Don Mendo' contra el énfasis del teatro romántico, con traspiés y ruidosas bofetadas de circo, clímax de esta alegre versión aunque tome aires de cine mudo que en 1939 ya superaba 'Lo que el viento…'.

Oído al espacio sonoro de Mariano Marín, premio Max por 'Con lo bien que estábamos'. Gonzalo de Castro es David Selznick, con buen cálculo de sus dos rostros, el mandón y el desatinado. La muy perfilada y nítida en las caricaturas motrices, Carmen Barrantes, es la Poppenghul, Pedro Mari Sánchez es el guionista Ben Hecht, y José Bustos el director Fleming. El resto de la falsa hecatombe se evoca.

Metateatro, metacine, en todo caso faranduleros que satirizan los gajes del oficio. Mérito de intérpretes. Minuciosa dirección. Sobria producción.

Regocija.