La verbena intergeneracional y futurista de la Orquesta Panorama
La incansable banda gallega ofrece más de tres horas de show 'non stop' y muy televisivo que acumularon canto, baile, música con muchos pregrabados, circo, constantes cambios de vestuario, explosiones de confeti, llamaradas y varias tandas de fuegos artificiales. Este viernes está en Calahorra y ayer en San Sebastián de los Reyes, donde reunió a 25.000 almas
Tres horas y diez minutos, desde las 23.38 hasta las 02.48, se prolongó este jueves sin cansar ni aburrir ni un minuto el show de la Orquesta Panorama en las fiestas de San Sebastián de los Reyes, localidad madrileña que sale a diario en la televisión por sus encierros. Sus fiestas en honor al Santísimo Cristo de Los Remedios molan porque tienen todo cerca: los distintos escenarios (los principales son el auditorio al aire libre, con capacidad para 15-16.000 espectadores, donde este viernes actúa Rulo y el sábado Pignoise, ambos con entrada libre, y el de la Plaza de la Constitución, que se usa al menos tres veces al día, mañana, noche y madrugada), las casetas o carpas que también ofrecen conciertillos (hay numerosas casetas de asociaciones de inmigrantes), las barracas con tantos puestos de comida y luces de colores, y claro, la plaza de toros (no viene Morante, aún herido, con lo que nos lo hemos perdido ya en Donostia, Bilbao, San Sebastián de los Reyes, Alcalá de Henares y el lunes en Palencia; imagínense que organizan salidas a siete festivales musicales para ver a Loquillo, y que falte en cinco).
El show de la Orquesta Panorama se montó en el campo de fútbol de la calle Teide, sin gradas, pues en realidad se trata de una explanada de tierra. Dijeron los propios actuantes que estábamos 15-20.000 personas, y la cifra oficial de asistencia asciende a las 25.000 almas. Al acabar el encuentro, la polvorienta llanada se veía plagada de restos de botellón, como un vertedero, dicho sea sin ánimo de criticar, sino para resaltar que la juventud había acudido en masa.
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Y esa zona lisa sirvió para ser testigos de la propuesta multifacética, cambiante y colorista de la Panorama, tres horas y diez minutos, o sea, 190 minutos, realizados con estructura televisiva (tipo apoteosis de fin de año) y expelidos desde un escenario tan futurista que parecía un hangar de La Estrella de la Muerte de 'La guerra de las galaxias', con tantas plataformas que se movían en más direcciones que los ascensores de un portaviones. Seguro que está orgulloso de su empresa el líder, Lito Garrido (Sanxenxo, 1968), quien canta, salta, ejerce de maestro de ceremonias, pastorea al paisanaje, se cambia de ropa mil veces..., ¡y dijo que los jóvenes son los menores de 70 años!).
Eso fue una verbena con carcasa futurista. Y es que las verbenas concentran a todo el pueblo: chicos y chicas, niños y mayores, cuadrillas, parejas y vecinos de los pueblos de al lado (en primera fila nos dio la chapa uno de Getafe que se recorre todas las fiestas de España porque tiene un amigo feriante de 'coches de choque' y que viene siempre a 'la feria' de Bilbao, donde le extraña lo mucho que llueve y donde sabe que 'ahí a las atracciones las llamáis barracas'), y en las verbenas suenan canciones conocidas por las distintas generaciones, sin que falten los últimos éxitos.
Hum..., seguro que en 190 minutos sonaron más de cien canciones (al acabar de escribir este texto, apostamos a que más de 150), sobre todo editadas desde los 80 en adelante, empezando por 'Pedro' de Raffaella Carrà, de 1980. Previas a ella estarían la ranchera 'El rey', 'Paquito el Chocolatero' y quizá nada más.
Cuatro horas estuvimos ahí delante, porque la web del ayuntamiento anunció el show a las 23 horas, evidentemente por error. Pensábamos ver un rato e irnos, pero no veíamos el momento de largarnos: se sucedían sorpresa tras sorpresa, vestuario tras vestuario, coreografía tras coreografía, y ninguna interrupción en el popurrí inagotable. Entraban y salían con dinamismo sin igual chicas que cantaban y bailaban (una hacía piruetas circenses), chicos que cantaban y bailaban, y una sección de viento quíntuple que sí soplaba de verdad y cuyos miembros, cuatro chicos y una chica, eran de lo más destacado: tocaban hasta jazz de altura, cantaban de sobra y bailaban como el ballet del 'West Side Story' de Spielberg.
Enumeremos parte de lo que sucedió en estas tres horas pasadas de color eléctrico, llamaradas a lo Rammstein (qué calorcito en primera fila cuando se disparaban), explosiones de confeti cuyos papelitos llovían luego sobre la gente, y esas tandas generosas y caras de fuegos artificiales que se veían desde delante y que desde detrás ya sería la leche. La gira la han llamado 'Epic', y tuvo un arranque como el de la película 'Cleopatra', con romanos en escena y chicas descendiendo desde las alturas desde esas plataformas futuristas.
Canciones de La La Love You, el 'Ave María' (siempre serás mía), los actuantes sin dejar de saltar, las plataformas aéreas sin dejar de moverse y una pregunta: ¿Cuánto aguantarían sin parar? Pero nunca pararon, porque eran tantos, una veintena, que mientras unos estaban en danza delante, otros se cambiaban de vestuarios para la siguiente tanda de números. Además, como parte de la música va pregrabada, no se cansaban los músicos: el guitarrista no podía tocar con tanto salto y, aparte, no se le oía, y al bajista le pillamos una vez con la base del bajo sonando y él sin pulsarlo, sin tocarlo. Pero suena mucha música en vivo, ¿eh?
Siguieron con éxitos tipo 'Tenía tanto que darte' de Nena Daconte, las pantallas de fondo daban la sensación de Vistavisión o de Imax o de algo similar, se imponían las bases de del bakalao, florecía la salsa, se ondeaban las plumas del cabaré y hala, otra tanda de fuegos artificiales. El reguetón de CNCO, 'Se vuelve loca' (el perreo y la coca), el 'Ayer la vi' de Juan Magán precedió a una ráfaga de electro latino, y había más cambios de vestuario sin sucesión de continuidad.
'Carolina' de M-Clan la cantaron sentados al borde del tablado y se oyó a la chavalería corearla a pleno pulmón. Las pantallas y las luces eran un pasote, y llovía más confeti en explosiones. Versionaron a Paquirrín/Kiko Rivera ('El mambo'), intercalaron un número sinófilo a lo 'Shin Yan', se pusieron garrulos y verbeneros en lololós constantes, solemne fue su versión en inglés de 'Si tú eres mi hombre' de Jennifer Rush, y mezclaron las discotecas de Ibiza y el aerobic, y pusieron a la gente a bailar 'Cavalinho' de Pedro Sampaio, la canción del verano según la Panorama, aunque se editó en enero de 2024.
Y estábamos bailando 'Paquito el Chocolatero' (todo el público bailando hacia delante y atrás, como en fiestas en el Antxiki hicieron los japoneses The Neatbeats con sus rocanroles) cuando sonó esa de 'suavementeeee...', y justo había pasado una hora: eran las 00.38. Y no estábamos cansados, eso que, como habíamos ido a pillar sitio según el horario del ayuntamiento, ya llevábamos ahí en pie dos horas, entretenidos por el señor de los 'coches de choque'. Y siguió la Panorama con circo, aires de Eurovisión, la buena onda del 'Esa diva' de Melody, la petición de encender los móviles a toda la explanada, las plataformas con aires ahora de 'Mad Max', el 'Dos hombres y un destino' (Por el amor de una mujer...) de Bustamante y Bisbal con fondo bakala, ahora las manos arriba... Y el 'Cómo te atreves a volver' de Morat, más verbena clara con el atemporal 'Felicidad' de Al Bano y Romina Power (que salió en 1982), uno de la Panorama bailando de lado igual que Alex Sardui de Gatibu, la rubia del circo por tercera vez suspendida en las alturas, y pumba, sonó Bad Bunny con 'Café con ron', muy salsera, y más pirotecnia...
¡Solo había pasado hora y media! Noventa minutos, faltaban cien y ya presentíamos que no nos íbamos a cansar! Sonó la de Raffaella Carra, y certificamos que el bajista no estaba tocando en una pieza que siguió. El jefe de la orquesta, Lito Garrido, nos pidió agacharnos en 'El tiburón' (un poco infantil semejante afán por hacer entrar en la fiesta al respetable), brotó 'Ay mamá' de Rigoberta Bandini, hubo un cachito de King Africa con uno de la orquesta disfrazado de tal (aunque parecía más un Rey Mago), otra vez 'Paquito el chocolatero' coreografiado, y una imitación de Lady Gaga en la que sospechamos que la voz iba en playback.
Y a las 1.23 paró la música un instante, pero no más de unos segundos, y nos contó Lito Garrido, el calvo de la Panorama como le llaman todos, que los de Antena 3 estaban haciendo un reportaje (la sede de Antena 3 se halla a kilómetro y pico del tinglado panorámico en Sanse de los Reyes), y el cámara se puso a enfocar al público, y este sabiendo que iba salir en la tele participó más, en pleno, de las peticiones de participación.
Dijeron los actuantes que estábamos 15.000, y luego que 20.000, y en prensa ha salido que 25.000, y el jefazo advirtió que no desean ser como Coldplay, que si había parejas de amantes que se separasen, y sonó una teatralizada 'Zombie' de los Cramberries, y luego 'Potra salvaje', y más lololós, y después cantaron a una tal Lupita (¿sería la de Lomiiel?), y llegamos a las dos horas de show. No faltó un fragmento de perreo, en la canción de Bruno Mars resbaló una bailarina y cayó l suelo y se levantó rápidamente, riendo, sonriendo, con cara de sorpendida, de cómo pudo pasarme esto a mí, y entramos en el tramo de canciones en español.
Nos adentrábamos en la última hora y la energía no decaía, ni arriba ni abajo del escenario. Como la mayoría había suspendido el inglés, los panorámicos encadenaron a Loquillo y su ritmo del garaje, el 'Princesas' del Canto del Loco, un 'Ni tú ni nadie' de Dinarama empastado en el metal de los 90, el 'A quién le importa' (más Dinarama), una repetida de La Oreja de Van Gogh ('Puedes contar conmigo'), una de Héroes del Silencio, el 'Corazón partío' de Alejandro Sanz en plan roquero (y con punteo del guitarrista, parece que de verdad), Radio Futura, el 'Mari Carmen', de La Pegatina, 'Hoy quiero confesarme' de la Pantoja en plan italianada (y antes habían cantado a su hijo, ya saben), la ranchera 'El rey', el ska del hey chipirón (que es el 'Todos los días sale el sol' de Bongo Botrako, con los panorámicos esprintando por la escena), 'Sufre mamón' de Hombres G, 'Zapatillas' del canto del Loco en el epílogo con la misma energía del principio, 'Física o química' de Despistaos, el 'Aquí no hay playa' de The Refrescos (oída en Madrid, ¡que ilusión!), el 'Cannabis' de Ska-P...
Y tras esa apoteosis pararon a las 2.13 y el jefe calvorota prometió 25 minutos más si hacíamos lo que decía, que era acercarnos al escenario, y la gente obedeció y delante estuvimos más incómodos y apretados. Preguntó Lito cuántos gallegos había, se alzaron muchas manos («los gallegos estamos en todos lados», concluyó el jefe), y continuaron incansables con Estopa, Melendi, por segunda vez 'Tenía tanto que darte' (o sea repitieron solo tres títulos: Paquito El Chocolatero, el de La Oreja de Van Gogh y este de Nena Daconte), con folk gallego con poso chunda a chunda y la bandera gallega en pantalla, con más fuegos artificiales y confeti...
Y a las 2.26 arrancaron los 25 minutos extras, con 'Its my life' de Bon Jovi, Rihanna, creemos recordar que 'El farsante' de Ozuna y Romeo Santos, una intergeneracional 'La gata bajo la lluvia' de Rocío Durcal (¡que se editó en 1981!), Guns N Roses con chistera para el guitarrista, Robbie Williams, más Bon Jovi ('Living on a prayer', justo aquí habían pasado tres horas de show) con la banda corriendo por la escena, las luces de los móviles para Beyoncé, un guiño a 'The final countdown', Iron Maiden, ¡el 'Blitzkrieg bop' de los Ramones! (hey ho, let's go), 'Killing in the name' de Rage Agaisnt The Machine, y cayó el telón a las 2.48, y al salir vimos los restos del botellón masivo, prueba de que la chavalería en pleno había ido a ver a la Orquesta Panorama, como ya hemos dicho antes.