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El cuarteto melenudo de Atenas. Carlos Gª Azpiazu

El rock fumeta de Acid Mammoth reverberando en Portugalete

El cuarteto griego anda de gira europea, de 14 bolos en 14 días sin descanso, y el miércoles paró en la Groove, donde invocó al espíritu de Black Sabbath como discípulo aventajado

Jueves, 2 de mayo 2024, 07:41

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Cómo mola el stoner rock, o rock fumeta. Hace lustros un apreciado promotor nos pedía que no lo tradujéramos así en un artículo por otra parte laudatorio, pero es que incluso así lo define la Enciclopedia Británica: «STONER. Estados Unidos, informal: a person who uses drugs frequently: a person who is often stoned on drugs (such as marijuana)». O sea una persona que consume drogas con frecuencia, por ejemplo marihuana. Je, je… Fumar es malo, pero dejarse llevar por la reverberación de los grupos del ramo es bueno por tonificante, ancestral, cuasi arcano, liberador, y tan físico como el martillo de Thor machacando un remache de un cinturón heavy metal.

Los grupos de stoner rock son atemporales, guitarreros, y templan el rock como Morante parando un toro con el capote. Uh! Los grupos de rock fumeta, abrasivos y primordialmente influidos por el evangelio de Black Sabbath, no parecen de otra época y entre sus méritos está el atraer a fans jóvenes a los conciertos (en cantidad limitada, por supuesto, porque ustedes lectores ya saben que los jóvenes son unos pringados que no tienen dinero para casi nada, y menos para conciertos de abono -16-19 euros- en locales a los que lo mejor es acudir en coche –la sala Groove de Portugalete, al otro lado de la ría, pero el que suscribe tardó 58 minutos en llegar, incluyendo una veintena larga de minutos de trayecto en metro).

Todo esto viene a cuento porque ahí en la Groove este miércoles tocaron los stoners griegos Acid Mammoth, que hablaban al público y al técnico de sonido en mal inglés (el que suscribe les entendía perfectamente) y entre ellos cuatro lo hacían en griego gracioso: «Aftó pou mou arései perissótero eínai na paízo ypérocho rok brostá stous ispanikoús lófous», comentaban sonrientes entre sí, y se preguntaron por el epílogo de su bolo sulfuroso: «Pósi kólasi ménei gia na teleiósei?». Y es que de las once canciones que figuraban en su setlist, por cuestiones de tiempo se saltaron la octava, 'Eternal sleep'.

El guitarrista con chula camsieta de Electric Wizard.

A la postre, Acid Mammoth tocaron 10 temas en 77 minutos, contando el par de lapsos en los que probaron sonido delante del público. Entre esos 10 temas estaban los 5 suyos más escuchados en Spotify, y 7 de los 10 más escuchados. Eso que vinieron en la gira de su último álbum, 'Supersonic megafauna collision', del que espigaron 3 de sus 6 cortes (un disco que dura 42 minutos: a siete minutos de media por canción; Óscar Azanza estaba grabando con su camarita los temas y se le dormía el brazo de tan largos que eran) en un concierto monolítico, tildado por algunos buenos fans del rock (duro) de reiterativo o monocorde (como si el stoner rock fuese variado, o diverso).

Ante un centenar de almas (se vendieron 60 entradas en la anticipada y sólo dos espectadores levantaron la mano cuando los griegos preguntaron por cuántos de nosotros les habíamos visto el año pasado en la misma sala Groove, en abril de 2023, cuando forjaron un repertorio muy similar), en la quinta fecha de una gira europea de 14 días sin descanso (del 27 de abril al 10 de mayo conduciendo por Turín, Niza, Barcelona, Madrid, Portugalete, Marsella, Chambery, Altdorf, Bolonia, Zero Branco, Liubliana, Split, Rijeka y Génova; o sea por Italia, Francia, España, Suiza, Eslovenia y Croacia, seis países), Acid Mammoth invocaron al gran rock, sonaron pesados por eso del carácter 'heavy' del género, fueron metálicos, lisérgicos, lucíferinos e incluso aindiados, ellos cabecearon con sus melenas rotando y lograron que el público hiciera 'air drum' (en vez de air guitar, lo de tocar una guitarra imaginaria, se podía llegar a batir tambores invisibles en el éter psicodélico).

Eso, con un baterista jovezno y estupendo que hacía bufar los parches, un vocalista que sonaba opacado por el muro de guitarras («que consigan un cantante, que este es monocorde, siempre en el mismo tono», se quejó un conocedor del género sobre el líder del cuarteto ateniense, Chris Babalis Jr.), guitarras que amasaban riffs sencillos y hacha solista que cumplía con sobriedad y sin virtuosismos, Acid mammoth o Mamut Ácido sonaron desérticos a la moda americana, esporádicamente se introdujeron en la psicodelia, fueron marciales y sus riffs no tardaron en parecer obsesivos a lo largo de repertorio con los siguientes 10 títulos: 'White hag', 'Supersonic megafauna collision', 'Tree of woe' (inspirada en la primera película de Conan), 'Atomic shaman (Keep on screaming)', 'Tusks of doom', 'Berserker' (los guerreros vikingos invencibles tipo los de la pelíicula 'El hombre del Norte'; paradójicamente este fue el tema más melódico de la cita, quizá por lo épico), 'Fuzzorgasm', 'Them!', 'Jack the Riffer' y 'They live'. Sin bis, aunque la gente lo pidió, pero es que ya se ha dicho que iban con el tiempo limitado.

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