Robe Iniesta se desmarca de Extremoduro con un álbum conceptual de un solo tema
Complejo, rotundo y lírico, 'Mayeútica' entronca diez años después con el último disco del grupo, 'La ley innata'
JOSU OLARTE
Viernes, 30 de abril 2021, 18:41
Hace poco más de un mes, Robe Iniesta (Plasencia, 1962) canceló, tras dos aplazamientos pandémicos, la gira final de Extremoduro. Lo hizo de manera « ... unilateral», según el guitarrista Iñaki 'Uoho' Antón, ante el estupor de sus músicos, la promotora Live Nation y el cuarto de millón largo de acólitos que compraron una entrada, cuyo importe, dado que el tour no ha sido oficialmente suspendido, aún no han recuperado.
Quizás rumiando que un tour en un limbo temporal pudiera no tener sentido, el cantante y guitarrista extremeño, antes radicado por estos pagos, optó por pasar página por su cuenta. Y a principios de abril presentó una composición de hace dos años, 'Mierda de filosofía', como aperitivo de su nuevo y tercer álbum como Robe, 'Mayeútica'.
Lo que no se sabía es que el tema en cuestión era el segundo movimiento de un trabajo concebido como un álbum conceptual integrado por un solo tema de 45 minutos, dividido en una intro, cuatro movimientos con títulos expresivos –'Después de la catarsis', 'Mierda de filosofía', 'Un instante de luz' y 'Yo no soy el dueño de mis emociones'– y una 'feliz' coda final inacabada. Una estructura similar a la de 'La ley innata' (2008), el disco lírico y por momentos sinfónico y pastoral con el que Extremoduro marcó un hito en el rock español, creando también un cisma con los partidarios de sus inicios a lomos de rock más transgresor. La conexión no es casual, pues Robe revela en su web que su nueva entrega fue concebida una década después del último disco de Extremoduro con material original.
Entre Extremadura y Madrid
«Diez años tardé en volver. Y de este regreso, o tal vez de todo lo vivido mientras tanto, surgió esta inesperada continuación», dice Iniesta a propósito de su novedad, ya audible en plataformas y que se edita en la fecha prevista en todos los formatos. 'Mayéutica' fue armado y grabado en el verano de 2019 entre Extremadura y Madrid, producido y mezclado por Álvaro Rodríguez Barroso, que toca el piano y el hammond con su potente elenco de cómplices habituales, David Lerman (bajo), Alber Fuentes (batería) y Carlitos Perez (violín). La única incorporación nueva es el guitarrista Woody Amores, del grupo Sinkope, que también ha escoltado a Raimundo Amador y Jeannete.
Marcando distancias con su precedentes solistas más autorales y casi neocamerísticos, 'Lo que aletea en nuestras cabezas' (2015) y 'Destrozares, canciones para el final de los tiempos' (2016), el tercer largo de Robe destaca por el riesgo y la audacia que supone hoy exigir al oyente inmersión y tiempo para escuchar una obra ambiciosa, densa, potente y emocional. En lo musical Robe arranca autocitando en su 'Interludio' la 'Dulce introducción al caos' de 'La ley innata'.
A partir de ahí, y sin pisar el terreno más trivial de su banda nodriza, articula el álbum solista más guitarrero y autoralmente rockero, que, con el violín como seña de identidad, es capaz de oscilar con dinamismo progresivo entre la contundencia punk y el baladismo con deje castúo. «Desbocado desde el prisma artístico, derrochando su personal clarividencia musical y espiritual a la hora de reflejar cómo está su alma y mostrándose como gran el imprevisible artista que es», dice en su disquera El Dromedario sobre la magna novedad de Robe.
El irreductible Robe
Desde su tipografía helena, es inevitable encontrar conexiones con la postergada en los currículos escolares filosofía griega. Su bautismo apela al método dialéctico socrático que buscaba la iluminación en el interior del individuo por medio de preguntas esenciales, llegando a romper con todas las concepciones aprendidas en busca de la verdad suprema. No por casualidad, el disco de Extremoduro con el que entronca también aludía a la innata ley con la que Cicerón se refería a los instintos primarios (sexo, hambre, dolor, miedo...) que nos asemejan a las fieras y nos ayudan a sobrevivir.
Y es que todo lo bestial siempre ha sido muy intrínseco al irreductible e inconformista Robe, que vuelve a ir a ir contra la norma alumbrando un denso, recio, lírico y seductor álbum de rock conceptual, a la manera de los denostados setentas progresivos, en tiempos de jibarización extrema de la comunicación y la fragmentación de la música en clips breves de consumo y efecto inmediato. Lo que ahora queda por saber es si la ansiada inmunidad de rebaño acordará una despedida final de Extremoduro a tono con su relevancia en el rock español más tozudo o si Robe dará por zanjado el asunto olvidando aquello de que había que tocar «por cojones».
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