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El provecto skatalítico Freddy Frenzy, de la NESJO. CARLOS GARCÍA AZPIAZU
El Bafle

Los multitudinarios Alabama Gospel Choir y North East Ska Jazz Orchestra

17 oficiantes trajo el coro afroamericano al Euskalduna y otros 17 la big band transalpina al Kafe Antzokia. Ambos pusieron en danza a sus parroquias: la una veterana y la otra juvenil

Sábado, 4 de enero 2020, 13:53

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El viernes pudimos compatibilizar dos propuestas de formaciones multitudinarias en Bilbao: a las 9 nos sumergimos en el primer pase de los dos que dio el Alabama Gospel Choir en el Euskalduna, que en su undécima visita consiguió llenar la Sala Teatro (casi 600 almas a casi 50 eurazos), y a las 10.15 ya estábamos en el Kafe Antzokia gozando de las vaharadas danzonas y genuinamente jamaiquinas de la italiana North East Ska Jazz Orchestra, que cosechó una estupenda entrada (casi 400 joveznos a 10 euritos en la venta anticipada; «una ganga comparado con el Euskalduna, y además el concierto del Antzoki ha estado mucho mejor y se ha oído muy bien», comparó Azpiazu de camino al metro).

Sí, fue más genuina la orquesta italiana al recrear sonidos tropicales que el coro negro al atacar el góspel de sus propias raíces. Ambos repertorios fueron muy variados, pero si los europeos blancos rezumaron autenticidad los negros estadounidenses (qué poca información hay siempre sobre estas masas corales itinerantes que vienen a casa por Navidad) parecieron actuantes de un musical. Ataviados con túnicas brillantes, sostenidos en 16 gargantas y adornados por un teclista insuficiente que además solía disparar artificiosas bases sintéticas, los 17 componentes del Alabama Gospel Choir en su primer pase del viernes lograron meterse a la parroquia en el bolsillo desde su aparición en escena dando palmas enfáticas, elevando al cielo extáticos chorros de voz, danzando ostentosos y refulgiendo por sus atavíos azulados que con la luz cambiaban al turquesa.

Mayoría femenina vocal trajo el Alabama Gospel Choir. CARLOS GARCÍA AZPIAZU

Con volumen a todas luces insuficiente, en 50 minutos los 17 negros elevaron 9 cantos muy variados. Al acabar el primero, muy ostentoso, animaron al público: «Hola, Bilbao. Si te apetece dar palmas, bailar o cantar, déjate llevar». Y las casi 600 personas obedecieron todas su órdenes: palmas, coros, ponerse en pie y hasta la coreografía algo pajaritos del momento más participativo, en el séptimo tema, 'Adiós mi dolor y mi pena' (el estribillo fue en castellano, sí), con los brazos alzados y ondeantes, que fue el remate de una pieza que arrancó a lo Boney M tropicales. La mejor pieza del primer pase fue la tercera, 'Jesús te está escuchando cuando rezas' (igual no son los títulos exactos, pero espigamos las frases más repetidas), un himno eufórico a capella.

Muy variado cursó el set del Alabama Gospel Choir: transitó por espirituales dinámicos ('Por el resto de mi vida'), aromas de los tiempos de la esclavitud que atraparían a Tarantino gracias a sus arreglos sudistas churriguerescos, temas que empezaron en plan barrelhouse blues y derivaron al soul urbano ('Estoy buscando un milagro', donde más que en el templo parecía que estábamos en un teatro musical), o el hasta luego con la pasión esta vez eclesial de 'Siento mi espíritu'. Gustaron mucho: una chica comentó al comenzar «qué voces tan maravillosas», una señora soltó en el intermedio «ya nos hemos desinhibido», y hasta vimos a una azafata del Euskalduna dar palmas al compás del gospel. Pena del volumen escaso y dolor de los arreglos sintéticos, pero no estuvo mal ese primer pase.

Los cantantes italianos Rosa Mussin, Freddy Frenzy y Michela Grena. CARLOS GARCÍA AZPIAZU

Ligeros paseamos hasta el Kafe Antzokia, donde la italiana North East Ska Jazz Orchestra (no confundirla con el New York Ska Jazz Ensemble que seguro le influye, ni con la St. Petersburg Ska-Jazz Review que acabamos de ver ahora en Internet que existe) se dispuso en escena con 17 miembros, no tan uniformados con los del coro gospel, pero algo había: los cuatro saxos llevaban camisetas de color distinta a las de los tres trompetistas y a las de los tres trombonistas, aunque en estos fallaba uno, pues sólo habría camis de color blanco para el gordísimo miembro que fue el más ovacionado de la velada en los dos solos que se marcó. La NESJO no arribó con los 19 miembros anunciados, sino con 17: 14 músicos y 3 vocalistas, dos chicas más el flaquísimo y vetusto rastafari Freddy Frenzy, quien bailaba como un hombre de goma y ejercía de maestro de ceremonias.

El orondo trombonista, el más ovacionado de la velada en sus dos solos. CARLOS GARCÍA AZPIAZU

Con mayoría de miembros jóvenes, los itálicos del nordeste, más concretamente de Lignano Sabbiadoro (una ciudad de 6000 habitantes entre Venecia y Trieste), en 78 minutos intensos y polícromos tocaron unas 14 piezas (varias unidas, bastantes cambios de ritmo…) beneficiadas por el sonido estupendo, la fidelidad al espíritu jamaicano, los tres vocalistas con profundidad, su propio disfrute en la ejecución, los desperdigados solos de los vientos en su justa medida, el baterista genial, atriles por doquier pero con la lección sabida, y la envidiable respuesta del respetable («good people, good club», dijo el viejo, o sea buena gente y buena sala).

Al igual que sucedió en el Euskalduna, en el Kafe Antzokia las casi 400 personas se pusieron a bailar desde el inicio (hasta llegaron a ondear las manos en un momento) y entre alguna vaharada de marihuana su repertorio, muy variado, con volumen estupendo y claridad de los instrumentos, la orquesta actuó como tal y maravilló de distintas maneras: con instrumentales que según el vetusto maestro de ceremonias eran originales de los Skatalites ('Al Capone', 'Freedom Sounds'), con pinceladas del standard jazz 'Summertime' muy bien traídas, con rock steady dulzón capitalizado por las dos vocalistas Michela Grena y Rosa Mussin (el muy jazzer 'Wiggle your knees'), cortinillas de big band blues con el poderío de la Calvin Owens Blues Orchestra, baladas dotadas del feeling de Jimmy Cliff ('The Sunny Side of My Heart'), y más instrumentales ora superiores al citado New York Ska Jazz Ensemble (no solo porque los italianos sean tres veces más que los yanquis) ora infecciosos como los Toasters ('Skaffeina', éste lo presentó Rosa).

La contenta y contagiosa NESJO versionó melódica a Prince BUster ('Hard man fe dead'), sembró la alegría en la estela de Toots & The Maytals ('Shocking my life'), sugirió el dub orgánico, se atrevió con lisergia para nada fuera de lugar y se despidió con funk y juegos vocales ('Funky Kingston'). «Gracias por habernos invitado. ¡Que rule!», espetó el provecto Freddy Frenzy antes del bis de esta gozada de concierto en el que los 17 italianos presentaron su segundo disco, homónimo y editado por el sello bilbaíno Brixton Records.

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