Elliott Murphy en la carretera de Bilbao a Zaragoza
En el quincuagésimo año que vive dando conciertos por todo el mundo, el roquero neoyorquino dejó magníficas impresiones en el agotado Kafe Antzokia y en el lleno La Casa del Loco, aunque aquí el sonido y la visibilidad fueron peores
Conciertos muy similares dio con banda, en cuarteto, el neoyorquino Elliott Murphy el viernes en Bilbao (20 temas en dos horas y cinco minutos ante ... 600 almas, sold out) y el sábado en Zaragoza (22 temas en dos horas y 18 minutos crecientes ante casi 300). Las diferencias fundamentales se debieron a los locales, en Bilbao el Kafe Antzokia, que sonó estupendamente y ofrece buena visión desde distintas posiciones, y en Zaragoza La Casa del Loco, de techo bajo, malas luces, oscuridad general que le hacían parecer una cueva, y una calidad acústica incomparable con la del Kafe Antzokia que provocaba la disolución de bastantes arreglos (en Bilbao el guitarrista y escudero francés Olivier Durand generó muchos momentos post rock que se difuminaron el día después), y se oyeron más bajo las dos guitarras (encima demasiado empastadas), el violín de la australiana Melissa Cox y la voz de Elliott.
Otra diferencia fueron los bises, distintos y más largos en La Casa del Loco (8 temas de bises en vez de 6), donde sonaron un 'Llamando a las puertas del Cielo' de Bob Dylan, y un 'Last of the rock and roll stars (you and me)', ésta con la versión del 'Shout' de los Isley Brothers empotrada y reforzada por interacción coral con el público, un público maduro y con muchas mujeres en ambas capitales, aunque en Bilbao se vio a numerosos jóvenes que faltaron en Zaragoza.
En contra de lo esperado, pocas diferencias más hubo entre ambos bolos: el retraso aragonés de media hora, y que cuando Elliott pedía que se encendieran las luces le obedecían rápido en el Antzoki, que se iluminaba feliz, y por el contrario en La Casa del Loco no debían de entenderle y al final cuando le hicieron caso las luces apenas variaron el ambiente. Súmenlo a que no había jóvenes el sábado y que se oyó peor y que apenas se veía a los actuantes.
Por las similitudes, en ambos locales se formó una larga cola que doblaba la esquina antes de empezar, y los dos conciertos acabaron con la misma canción, la esperemos que no sea epitáfica 'Old timer', editada este viernes, y que Murphy la ha compuesto porque ha cumplido 75 años y se considera un superviviente del rock and roll, y en Aragón la presentó con gracia incluida: «La misma edad que Bruce Springsteen, aunque yo parezco más joven, no se lo digáis». Y en el medio hubo concomitancias no tan probables: cuando la gente se puso también a gritar 'Elliott, Elliott, Elliott' pensamos que no iba a haber ninguna diferencia el día despúes. Si es que hasta en el segundo bis maño tocó el 'Bilbao Bo Diddley', la canción que ha compuesto para la capital vizcaína, aunque sin explicitar el busilis del tema (y del asunto), y también a la tercera tocó en ambas plazas el 'Green river / Río verde', dedicado a la ría del Nervión, cuyas aguas veía Elliott desde una ventana y las musas te trajeron esa canción.
Aunque sin duda el neoyorquino se entregó en Zaragoza y concedió aquí un bis extra, la cara de felicidad que siente tocando en Bilbao es especial. Y este viernes en el Kafe Antzokia, como hizo el jueves en el Fnac, Elliott informó: «Las tres ciudades en las que más he actuado son Nueva York, París y Bilbao», o sea donde nació, donde vive hace décadas y donde nosotros. Y los dos días (y también en el Fnac) dijo que este año celebra el 50 aniversario de su vida en la carretera (o sea girando desde la edición de su álbum debut, 'Aquashow', que vio la luz en 1973), y en los bises con banda, cuando su banda hacía mutis, él se quedaba en el escenario bromeando sobre la leyenda de Murphy.
Sobre el repertorio digamos que hubo tres tipos de canciones: los rocanroles ('Rock n roll rock n roll', «la historia de mi vida», como dijo en Zaragoza y no recordamos si también en Bilbao), las de rock adulto (tipo 'A touch of kindness') y las arrebatadoramente románticas (que a su vez fueron tres: 'You never know what you are in for', 'On Elvis Preley's brirthday' y 'Drive all night'). Y los mejores, los óptimos temas de cada cita fueron en Bilbao un sorprendente, misterioso y lynchiano 'Summertime', versión de un standard todoterreno americano que es muy difícil de resolver bien, y en Zaragoza el citado y emocionantísimo 'On Elvis Presley's Birthday'. Pero no olviden que el concierto del Kafe Antzokia estuvo muchísimo mejor en todos los aspectos (sonido, visibilidad e impacto inmediato en Bilbao, porque en Zaragoza le costó despegar).
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