«'La donna è mobile' insulta a las mujeres»
Miguel del Arco Director de escena ·
Llega al Euskalduna con el montaje de 'Rigoletto' que fue abucheado en el Real, por sus escenas de felaciones, sadomaso y violacionesTiene 35 años de rodaje y no se le escapa nada. Ha sido actor, cantante de musicales, guionista de televisión, dramaturgo y director de escena. ... Miguel del Arco (Madrid, 1965) lo ha vivido todo en escena y delante de las cámaras. ¿Su secreto? No aburrir. El mismo lema que tenía Verdi. El mayor pecado es dejar que el público se duerma. Nada más lejos del montaje de 'Rigoletto' que se verá el sábado 17 en el Euskalduna. Se trata de una coproducción de la ABAO, el Teatro Real, el Maestranza de Sevilla y la New Israeli Opera que se estrenó hace dos meses en Madrid y causó un escándalo muy sonado.
Los abucheos atronaron en la primera función y la crítica tampoco tuvo compasión. Se tildó su trabajo de «batiburrillo escénico fastidioso» que sigue al pie de la letra «las reglas teatrales de nuestros días: felaciones, violaciones, masturbaciones, sexo en grupo, prácticas sadomasoquistas...». Una impresión que tuvo consecuencias en taquilla: «Todas estas cosas tan tremendas han sucedido, sí, pero luego el teatro se ha llenado y he visto a gente gritando ¡bravo!», se felicita Miguel del Arco en conversación telefónica desde Barcelona, donde está reponiendo su puesta en escena de 'Jauría', la obra de Jordi Casanovas que recrea el juicio de La Manada.
– ¿Contento con 'Rigoletto?
– ¡Me lo he pasado en grande! La ópera abre muchas vías de exploración. Te puedes permitir escenografías espectaculares, como bichos vivos que van creciendo a lo largo de la representación. A estos niveles, la ópera maneja presupuestos que no están al alcance del teatro.
– ¿Se ofrecerá aquí el mismo montaje que se vio en Madrid?
– Será exactamente igual.
– Muchos se quedarán de piedra al escuchar 'La donna è mobile' con mujeres simulando una felación al ritmo de la música.
– El duque de Mantua es un maltratador, un depravado sexual, que ha seducido a Gilda, igual que ha hecho con cientos de mujeres... Es un tipo que canta 'La donna è mobile' (La mujer es voluble) en un prostíbulo. La letra es un insulto para todas las mujeres y, en ese contexto, me limito a poner en pie lo que está contando la ópera. No hago dobles lecturas; ni me salgo del libreto, ni de la música. Quiero volver a las raíces de una obra maestra como 'Rigoletto', que en su día fue polémica y hasta censurada.
– Le motiva el conflicto.
– No quiero que el espectador mire de una manera cómoda y relajada. El libreto es magistral y debe hacer pensar. En ese sentido he apostado por la visión de las mujeres y no dudo en subir el volumen de lo que dice Gilda.
– Como en 'Caro nome' (Querido nombre).
– Por ejemplo, sí, sí. De esa aria he visto montajes en los que la chica aparece escribiendo un diario o recogiendo melocotones. Es un momento de soledad y deseo, con la imaginación y el anhelo puestos en ese joven (el duque de Mantua disfrazado) que no cesa de rondarla... Gilda siente una pulsión sexual, de ahí que la muestre entre figuras desnudas mientras fantasea en 'Caro nome'.
– ¿Qué le atrae tanto de la hija de Rigoletto?
– No me interesa la imagen de chica sumisa, pequeñita y débil. Es una mujer que quiere liberarse del dominio de su padre y vivir su vida. Toma decisiones por sí misma. Da la vida por el duque y rompe la espiral de violencia. ¡Yo la equiparo a Antígona!
– Antígona es una mujer de rompe y rasga que defiende la justicia no escrita. Argumenta, lucha y consigue lo que quiere. Por eso recibe un castigo que la lleva a la muerte. ¿Qué tiene que ver con Gilda?
– Las dos defienden el amor.
– Gilda da la vida por su violador.
– Es un acto sacrificial que la pone en un lugar preeminente. Puede parecer que voy en contra de todas las corrientes feministas, pero me parece extraordinario. Si no hace más, si no lucha y tampoco argumenta como Antígona, es porque vive en una sociedad heteropatriarcal.
– Su muerte no sirve para nada.
– Si nos ponemos así, también habría que preguntarse por el sentido de la muerte de Cristo.
– En definitiva, que defiende su carácter de mártir.
– Estamos construyendo una sociedad muy individualista en la que parece que no cabe el sacrificio por amor. ¿Cómo se para el conflicto entre Palestina e Israel? Hasta que no aparezca alguien que se inmole y diga 'no, no puedo conseguir todo lo que quiero', no se pondrá fin a la violencia. Dicho esto, no estoy animando a las chicas a dar la vida por sus maltratadores. Es un símbolo.
La venganza del bufón
– Verdi eligió como figura principal de su ópera al bufón y no a su hija.
– Yo no le resto protagonismo. Rigoletto es el bufón del duque, además de un padre que maltrata psicológicamente a su hija. Fomenta la depravación en la corte y tiene prisionera a Gilda en casa para evitar que tenga relación con esa sociedad que él mismo está envenenando. ¡Es un hombre que no quiere cambiar el mundo!
– ¿No le parece rompedor querer matar al duque?
– Rigoletto solo quiere ser más grande y tomar las riendas en ese mundo tan asqueroso.
– ¿Las riendas? ¿El bufón? Lo que clama es venganza cuando descubre que su hija ha sido violada. El ansia de justicia contra un noble –que en la versión original era el rey de Francia– es lo que más escandalizó a la censura. Eso es justamente lo que seducía a Verdi...
– Yo aliento otras situaciones en las que me parece conveniente incidir, porque cuantos más conflictos haya encima del escenario, pues tanto mejor. Sin olvidar que Rigoletto está a la altura de Lear, con todas sus contradicciones. No lo veo como un revolucionario, sino como un eslabón más de la sociedad. Insisto: la única que tiene una mirada transformadora es Gilda. Nos cambia como espectadores, mientras que Rigoletto es víctima y victimario de la agresividad del mundo. Lo que yo busco es contar bien el papel de Gilda.
– ¿Y qué me dice de la partitura de la ópera?
– No la asocio con una velada burguesa, en la que basta con disfrutar de la música. Eso no me vale. Si solo quieres escuchar una música maravillosa, que lo es, te pones un disco y ya está. Pero yo no me conformo con eso. ¡La ópera es teatro!
– Teatro, sí, pero con menos libertad que el teatro hablado. El compositor jerarquiza la importancia de los temas y los personajes, ¿no le parece?
– Por supuesto. Yo no borro ni impongo nada. La música continúa siendo igualmente brillante. Se respetan los momentos estelares del duque, los dúos de Rigoletto y su hija... Entiendo a todos los personajes. Los entiendo aunque no los justifique. No tengo una visión moralizante.
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