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Follett posa en Stonehenge, escenario de la novela que publica en septiembre, 'Circle of Days'. Gareth Iwan Jones

Ken Follett: «La gente recordará nuestra época y pensará en lo estúpidos que fuimos»

Con motivo del estreno en Bilbao del musical de 'Los pilares de la Tierra', el autor galés reflexiona sobre su obra y la actualidad

Jueves, 14 de agosto 2025, 00:08

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Pocos autores vivos pueden presumir de haber despachado 200 millones de ejemplares a lo largo de su carrera. Pero, en lugar de verlo todo desde una atalaya, Ken Follett (Gales, 1949) baja al barro y analiza todo tipo de cuestiones con lucidez, humildad y humor británico. Coincidiendo con el estreno en Bilbao este viernes del musical de 'Los pilares de la Tierra' en el Palacio Euskalduna (el jueves es el preestreno) y a punto de publicar su nueva novela, 'Circle of Days', repasa en entrevista con EL CORREO su dilatada trayectoria y aporta sus reflexiones de la actualidad.

– El musical de 'Los pilares de la Tierra' llega esta semana en Bilbao. Usted fue al estreno en Madrid, ¿qué le pareció?

– Fue maravilloso, y me sentí muy orgulloso viendo a 30 personas sobre el escenario, actores, cantantes y músicos, representar una historia creada por mí. Se nota que es una gran producción y que el público disfruta. Y pensé: 'bueno, pues aquí está mi trabajo'. Pero claro, también es el trabajo de muchos otros, quienes compusieron las canciones, escribieron las letras, dirigen al reparto… Es un orgullo.

– Tiene que ser arriesgado adaptar a un musical una novela de más de 1.000 páginas.

– Muy difícil. Obviamente, hay que acortar mucho la historia, pero lo hicieron muy bien. Es decir, no me di cuenta de que se hubieran quitado demasiados elementos de la trama. El público tampoco se dará cuenta salvo que hayan leído el libro muchísimas veces (ríe). Está muy bien hecho y no hay huecos ni fallos en la adaptación.

– Han pasado 36 años desde la publicación de la novela y es un hecho que sigue vigente.

– Al fin y al cabo, es una novela histórica. Y las novelas históricas no pasan de moda. Además, trata sobre la construcción de una catedral, un proceso que suele tardar unos 100 años. Basta ver el ejemplo de la Sagrada Familia, que lleva ya casi 150 años y no se ha terminado. Por eso estas historias nunca pasan de moda.

– En 1989 sus editores dudaban de que el libro fuera a tener éxito. Usted era un escritor de 'thrillers', no de novela histórica.

– Sí, es cierto, algunos de mis editores no querían que escribiera el libro y estaban muy preocupados. Pero yo estaba convencido de que tenía entre manos una historia que podía convertirse en una novela muy popular. No quería escribir algo para ganar el Premio Goncourt o el Nobel ni nada parecido, solo pensaba en escribir una historia que millones de personas disfrutaran. Y la construcción de una catedral podía ser ese tipo de historia. Los editores no estaban convencidos, pero yo tenía razón y ellos se equivocaban. Por desgracia, eso no me pasa muy a menudo, normalmente soy yo el que se equivoca.

– Esos temas de la novela, la ambición, la fe o el espíritu comunitario, siguen llegando a los lectores.

– Es que hay cosas en común con nuestra época. La construcción de la catedral fue muy parecida a enviar un cohete a la Luna. Es algo muy caro, lleva mucho tiempo e implica alta tecnología. Un edificio de esas dimensiones en la Edad Media era alta tecnología y, al igual que un programa espacial de la actualidad, involucraba a cientos de personas. Construir una catedral es como volar al espacio.

– En estos tiempos de tecnologías punteras, inteligencias artificiales y todo tipo de cambios y convulsiones, es interesante mirar al pasado para extraer algunas lecciones.

– Creo que es útil saber de dónde venimos. Estamos en la civilización de Europa Occidental y Norteamérica. Tú país, el mío y los que nos rodean, incluyendo Norteamérica, somos los pueblos más libres que la Tierra haya conocido. Es muy inusual en la Historia que las personas tengan la libertad de elegir a sus gobernantes y su religión. Lo más habitual era, y sigue siendo en muchos lugares, que te impongan una religión y unos gobiernos determinados. Así que nuestra libertad es muy inusual y nos ha llegado muy lentamente, esto es algo que reflejé en 'Los pilares de la Tierra' con el conflicto entre el rey y la Iglesia.

El autor galés visitó el estreno del musical en Madrid y posó junto al elenco. BEON Entertainment

– Ya se anticipaba entonces la lucha entre poderes y el recelo ante las tiranías.

– Fue el comienzo de la lucha por la libertad en la que hemos estado involucrados durante mil años. No obtuvimos de repente un día la libertad ni la democracia, nos llegaron muy lentamente. Y es muy positivo que nos demos cuenta de lo difícil que ha sido y del tiempo que ha costado ganar esa libertad. Ser conscientes de ello nos hace valorarla más y defenderla con más vigor.

– ¿Las guerras, los conflictos geopolíticos y el auge de la ultraderecha al que asistimos amenazan más que nunca esos valores?

– Siempre están en peligro, es una lucha constante. Pero es verdad que en algunos aspectos la situación actual es muy adversa. Tenemos un presidente de Estados Unidos que lo que quiere es ser un rey, actúa como tal y además se sale con la suya. Es aterrador. Y en Europa hay muchos partidos de extrema derecha que no creen en la democracia y defienden que estaríamos mejor con un dictador que nos diga lo que tenemos que hacer.

– En la saga 'Trilogía del siglo' analizó a fondo los acontecimientos del siglo XX. ¿Observa paralelismos con la actualidad?

– Los hay. En el siglo XX la humanidad experimentó con diferentes tipos de gobierno: tuvimos el comunismo, el fascismo o incluso países gobernados por sacerdotes. Y vimos cómo funcionaron esos experimentos para concluir que solo hay un sistema que nos garantiza libertad y prosperidad, que es el que tenemos ahora. Y no es perfecto, pero es mejor que cualquier otra cosa. Al contrario que el fascismo o el comunismo, la democracia parlamentaria y el capitalismo regulado dan a la gente libertad y prosperidad. Y, de cara a los jóvenes, es verdad que necesitamos muchos cambios y reformas, pero no con una revolución, porque eso siempre empeora las cosas.

– ¿Qué escribirán los novelistas del futuro sobre Ucrania o Gaza?

– Es una buena pregunta. La gente recordará nuestra época y pensará en lo estúpidos que fuimos, porque siempre lo hacemos. Miramos al pasado y pensamos 'qué ingenuos eran'. En Gran Bretaña, por ejemplo, en el siglo XIX los católicos eran bastante odiados y no podían ni votar ni presentarse a cargos políticos. Y ahora sigue habiendo millones de católicos en este país y a nadie le molesta, aunque la mayoría de la población sea protestante. No sé, en el futuro pensarán también que nosotros éramos estúpidos por, por ejemplo, pagar un dineral por unos vaqueros que habían sido fabricados para que parecieran muy viejos y rotos. ¿No es una locura?

– Volviendo a su obra, la concepción de 'Un mundo sin fin' le trajo hasta Euskadi, en concreto a Vitoria. ¿Cómo le influyó la restauración de la Catedral Vieja?

– Fui a Vitoria la primera vez porque me pareció una idea brillante convertir la iglesia en una atracción turística mientras la reparaban. Podíamos ver cosas que normalmente no se ven en una catedral, todo lo que estaba bajo el suelo y en lo alto de las bóvedas. Para alguien como yo, muy interesado en la materia, fue una oportunidad maravillosa y traté de dar al proyecto todo el apoyo posible. Además, conocí a mucha gente y un día me dijeron: «Queremos erigir una estatua tuya en Vitoria».

– Un raro honor en vida para un escritor.

– Dije que sí encantado. Ahora es muy divertido ver cómo la gente va a ver la estatua y se hace selfies y los suben a Facebook (ríe). La verdad es que siempre me lo he pasado muy bien en España, me encanta su gastronomía y disfruto mucho del vino tinto español. Y todo lo empecé a descubrir en Vitoria.

– Pocos autores han vendido tantos ejemplares como usted, casi 200 millones de copias. Desde esa perspectiva privilegiada, ¿cómo ve el panorama literario actual?

– Igual de variado que siempre, veo géneros para todos los públicos. Ahora está también de moda esta especie de romanticismo, novelas románticas ambientadas en mundos de fantasía, mundos que no existen, mundos del futuro o simplemente mundos de palabras. Pero lo principal del panorama literario sigue siendo su gran variedad. Es como un país que tiene al mismo tiempo el Monte Everest, el desierto del Sahara y todos los lugares intermedios. Así es el panorama literario. Y creo que es genial.

– Los que predijeron que internet acabaría con el formato libro se han llevado una decepción.

– Sí, y me alegro mucho, es una gran noticia que se hayan equivocado.

– La lectura goza de muy buena salud hoy en día.

– Está en muy buena forma, millones y millones de personas leen constantemente y lo disfrutan, les da placer. Y lo bueno de leer por placer es que mejora tus habilidades de lectoescritura. Incluso si no eres escritor, si lees mucho vas a ser mejor escribiendo cartas, emails, informes... e incluso mejor hablando.

– ¿Qué está leyendo Ken Follett últimamente?

– Una novela histórica sobre el Imperio Romano: 'Nerón', de Conn Iggulden. La estoy disfrutando mucho.

– ¿Sigue tocando el bajo en su banda de blues en su tiempo libre?

Sí, sí. Ahora mismo no tengo banda, pero sigo tocando. ¡Y seguro que formaré otra pronto!

«Nunca cambio la Historia, parto de ella e imagino algo más»

'Circle of Days', la ficción número 38 del escritor británico, llega a las librerías de su país en septiembre y la traducción al español está prevista para dos meses más tarde. En esta nueva novela histórica, Follett narra la edificación de Stonehenge.

– A sus 76 años no para de trabajar y el próximo mes estará ya en las librerías británicas su próximo libro, 'Circle of Days'.

– Me he decidido a contar la historia de quienes construyeron Stonehenge. Me interesa porque hay muchos misterios al respecto. ¿Quién lo construyó? ¿Cómo lo construyeron? Es un conjunto de piedras y lo que vemos ahora son ruinas, pero cuando se edificó era un monumento impresionante. Hay círculos de piedras por toda Europa, pero este era especial, con piedras cuidadosamente talladas, lo cual es inusual. Lo mismo con el tamaño de las piedras, que tienen 7 u 8 metros de altura y pesan unas 25 toneladas. ¿Cómo las movían? Porque todavía no se había inventado la rueda ni se usaban los caballos o el ganado para mover los materiales. Pues parece ser que fueron transportadas por personas con cuerdas, pero para mover una piedra de ese tamaño se necesitarían al menos 200 personas.

– Una absoluta locura.

– Sí, además, ¿por qué lo hicieron? En fin, el libro trata de eso, de cómo lo hicieron, por qué y de los problemas que superaron y las vidas que llevaron mientras lo hacían.

– Será extremadamente complicado recrear y ambientar rigurosamente una época tan lejana sin apenas registros históricos.

– La información que tenemos sobre la Edad de Piedra es muy limitada. Como en todos mis libros, yo parto de lo que los historiadores ya saben y han contado y luego imagino algo más. Pero nunca cambio la Historia, nunca la violo. La Historia está escrita y yo tengo que partir de lo que me dicen los historiadores. En el caso de Stonehenge, hay muchas cosas que se desconocen, así que en este libro he tenido que recurrir más a la imaginación y menos a la investigación. Pero bueno, si no tuviera buena imaginación, no sería novelista.

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