En recuerdo de Léon Krier
Javier Cenicacelaya
Miércoles, 25 de junio 2025, 01:04
Léon Krier se ha ido el pasado 17 de junio. Inesperadamente, a los 79 años. Conocí a Leo, como le llamábamos los amigos, cuando yo ... contaba 25 años, hace ya medio siglo. Viví en Londres y residía en Belsize, como Leo, a una calle de la suya. Nos veíamos con frecuencia; yo iba a menudo a su casa y hablábamos de arquitectura, de sus ideas, de sus proyectos y artículos, de los amigos que tenía tanto en Inglaterra, como en Europa y en los Estados Unidos. Yo aprendí mucho escuchándole, sobre todo de su contagioso entusiasmo. ¡Que importante y qué fortuna tener personas que te enseñan y que te muestran la manera ejemplar de estar!
Leo, mi inolvidable gran amigo, era conocido por su ardorosa defensa a favor de un tipo de ciudad más humano y sostenible. Estaba a favor de no desechar el aprendizaje del pasado, de la herencia recibida en cada lugar y en cada cultura, en un momento en que prevalecía una cierta confusión en arquitectura, a la vez que la emergencia de un interés por recuperar formas del pasado.
Recuerdo cuando recibió de manos del entonces príncipe de Gales y duque de Cornualles, hoy Carlos III de Inglaterra, el encargo de diseñar un extenso suburbio de la ciudad de Dorchester, la capital del condado de Dorset, en el sur de Inglaterra. Este fue uno de los muchos proyectos que llevó a cabo en los años sucesivos. Asimismo destacó su defensa, bien para la reconstrucción de partes históricas de ciudades, como es el caso del centro de Dresde; bien para evitar la destrucción de partes importantes de los centros históricos como en L'ile de la Cité de París.
En paralelo a esta actividad, Léon Krier enseñó en la Architectural Association, el Royal College of Art, ambos en Londres, y en las universidades de Princeton, Yale, Virginia, Cornell y Notre Dame, en los Estados Unidos. Su currículum es realmente extenso. Sus escritos han marcado una nueva visión de la ciudad, y entre todos ellos podemos destacar su libro 'Arquitectura de la Comunidad', cuya introducción en la versión en castellano tuve el honor de escribir. Es un brillante resumen de sus ideas, muy claro y con excelentes ilustraciones y recomendaciones, que vale la pena leer.
Mi amigo Leo se ha ido. Yo he sentido un enorme dolor. Lo recordaré mientras viva. Me ha honrado con su amistad profunda y verdadera. Por encima de su producción de excepcional calidad quiero recordar su afecto, su lealtad, su nobleza, su sencillez, su saber estar... en suma, su bondad, que es el mejor pasaporte en el transitar por la vida. No hay duda de que él ya goza de la plenitud de los bienaventurados.
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