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Si algo hace especialmente atractiva a la Azoka de Durango es que, por unos días, artistas y público se ponen al mismo nivel y establecen ... un contacto directo. ¿Acaso usted no esperaría una hora de cola para poder charlar unos minutos con sus ídolos y que estos le firmaran un disco, un libro, una camiseta, un pañuelo o algún otro objeto? Pues esa es la estampa que se viene repitiendo desde el jueves en muchos de los stands de la feria del libro y disco vasco, que esta tarde cierra puertas hasta el año que viene: la 60 edición. «Poder hablar y fotografiarte con el público, que te cuenten qué les parece tu último trabajo o que te hablen de alguna anécdota vivida en uno de tus conciertos es muy bonito. La verdad es que no creo que exista nada parecido a lo que sucede aquí en el resto del mundo», explicaba ayer una ocupada Aiora Renteria, durante la firma de 'Elektrizitatea', el álbum que Zea Mays acaba de reeditar con motivo de su 25 aniversario.
Cabe destacar que en muchos casos los nervios están a flor de piel. Si no que se lo pregunten a los integrantes de En Tol Sarmiento, a la cabeza junto a Bulego y Zetak en concentrar largas colas de seguidores para las firmas de sus discos. Según cuenta su cantante y guitarra, Iñigo Etxezarreta, los músicos del grupo formado en Yécora (Rioja Alavesa) en 2005 palidecieron el jueves al ver cómo una fan «era trasladada en ambulancia, tras desmayarse cuando había llegado su turno». Una mala experiencia que contrasta con la anécdota vivida por Mikel Urdangarin - esta Azoka presenta el álbum 'Mundua eder'-, que se emociona al recordar cómo «una seguidora italiana me ha dicho que mi música le ha impulsado a aprender euskera». Y, como en la Azoka cabe todo, para 'raro, raro' lo que le ha sucedido a Izaro Andrés, que ayer por la mañana estampó su firma en «un paquete de salchichón», durante la presentación de su último trabajo, 'Izaro gabonetan', que cuenta con ocho nuevas canciones de la artista de Mallabia.
Al otro lado del mostrador, decenas -en ocasiones, centenares- de seguidores aguardaban pacientes a que sus ídolos les complacieran con una sonrisa, un gesto cómplice o una bonita palabra en el momento de la tan ansiada firma. Es el caso de las alonsotegitarras Susana y su hija de 11 años, Zerua, que tras «media hora en la cola» de Bulego, calculaban otro tanto para poder acceder a la banda liderada por Tom Lizarazu, a la que la pequeña ya había visto en concierto. Es el mismo tiempo que llevaban en la abultada cola de Zetak los vitorianos Aintzire y Markel, de 19 y 21 años, que para las 11.30 horas ya habían pasado por el stand de Su Ta Gar y habían logrado charlar unos minutos con Alex Sardui en el puesto de Gatibu. Con el disco del proyecto musical de Pello Reparaz entre los brazos, estos dos jóvenes confesaron que «este año la firma que más nos interesa es la de Bengo, ya que el resto las tenemos de otras ediciones». Un artista, Bengo, que este año ha debutado en la Azoka, y que reconocía entre risas que lo más curioso de la firma de discos le está pareciendo «la cantidad de nombres raros que tienen mis seguidores».
Por su parte, la ex de Huntza Josune Arakistain, que se estrena en solitario como Süne, se mostró «agradecidísima» por las colas de fans formadas estos días, y Kai Nakai apuntó que es feliz recibiendo «la cercanía y el cariño» de la gente.
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