
Crítica de 'Ciento volando' (2024): En el bosque de Chillida
Mikel G. Gurpegui
Domingo, 12 de enero 2025, 23:58
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Mikel G. Gurpegui
Domingo, 12 de enero 2025, 23:58
Estamos ante la película de la cartelera con más planos de árboles. Monumentos de la naturaleza, ejemplares de gran porte que hunden sus raíces en ... la verde finca de Zabalaga. La cámara se detiene a cada tanto ante sus ramas y hojas agitadas por el viento. Estamos en el bosque de Chillida.
Hacer un documental sobre la vida, obra y huella de Eduardo Chillida, que es lo que ha intentado Arantxa Aguirre con esta pieza con motivo de su centenario (apoyada por la Fundación Eduardo Chillida - Pilar Belzunce y la Diputación guipuzcoana) no es tarea fácil. Ya antes lo intentaron otros, como Gorka Merchán, Susana Chillida o Juan Barrero (su 'Chillida: esku huts' se presenta en Filmin como «el documental definitivo» sobre el escultor donostiarra).
Dirección y guion: Arantxa Aguirre.
Fotografía: Gaizka Bourgeaud, Rafael Reparaz y Carlos Arguiñano Ameztoy.
Documental. España, 2024.
Duración: 93 minutos.
Pero Chillida tiene algo de inabarcable, lo que no acobardado a Arantxa Aguirre a la hora de plantear con calma y gusto una especie de diccionario de Chillida que aborda sin abrumar distintas facetas del genio. 'Ciento volando' se estructura en torno a los testimonios de catorce personalidades (destacan Joaquín Montero, el perfecto cicerone, y Koldobika Jauregi, el discípulo desaparecido), entrevistadas por una discreta Jone Laspiur y se centra en Chillida Leku.
Aunque el documental comience y termine en el Peine del Viento, la mayor parte del metraje remoloneamos por la finca y el caserío de Zabalaga, con visitantes y sin ellos, con sus luces y lluvias, sus amaneceres y atardeceres, sus esculturas y árboles. Emociona ese momento en que una solitaria Laspiur camina canturreando el 'Gure bazterrak' de Laboa.
'Ciento volando' es un collage (o una 'gravitación', si prefieren) sugerente, en parte conocido, inevitablemente insuficiente. Pero ofrece una parte del bosque de Chillida y se muestra imbuida del espíritu calmoso, sensible y exigente de don Eduardo.
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