Robert Redford, la estrella que se encontró a sí misma en España
El actor se refugiaba en Mallorca y la sierra malagueña cuando no tenía claro su futuro: ¿debía dedicarse a la pintura o al cine?
La pasión que sentía por España no se limitaba a la tortilla de patatas con chorizo. Ni a los vinos riojanos, que eran su perdición. ... Robert Redford encontró en nuestro país un refugio intermitente, que le daba fuerzas cuando más lo necesitaba. Todo empezó cuando apenas tenía 19 años y nadie apostaba por él. En apariencia no era más que un mocetón californiano que medía 1,77 metros y pesaba 68 kilos de puro músculo. Nadie se imaginaba que se convertiría en una de las mayores estrellas de Hollywood. En aquella época, la mayor parte de sus energías las había invertido en el deporte. Eso sí, no le había cundido nada la beca de béisbol para estudiar en la Universidad de Colorado.
Publicidad
La muerte por cáncer de su madre le había llevado a beber en exceso. En aquella época no sabía qué hacer con su vida. Solo quería emborracharse y correr en moto a toda pastilla. Lógico que no tardaran en expulsarle de la universidad, donde únicamente se había interesado por el arte. Sin más ambición que poner tierra de por medio y dedicarse a la pintura, dejó Estados Unidos y recorrió Italia, Francia y España. Al final se quedó una temporada en Puerto Alcudia, un pueblito pesquero de Mallorca, donde subsistía con lo que recaudaba de sus obras. Una experiencia que no duró más de un par de meses. Pero le quedaron ganas de más.
Ya casado con Lola Van Wagenen, regresó a Puerto Alcudia con toda la familia, incluidos los tres niños, Shawna, Amy y James. Allí pasaron unas semanas en enero de 1965, para luego volver a Nueva York para que los chavales retomaran las clases en el colegio. La primera mujer de Robert Redford era mormona y una persona clave en la vida de Redford. Militante demócrata y activista medioambiental, marcó la sensibilidad y el compromiso del futuro actor. «Queríamos educar a nuestros hijos en contacto con otras culturas», recordaba el coprotagonista de 'Memorias de África' mucho tiempo después, con un punto de añoranza.
Sin luz ni agua corriente
Su estancia más prolongada en España se dio al año siguiente, cuando pasaron siete meses en la localidad malagueña de Mijas. Corría el año 66 y Robert Redford no estaba muy seguro de si quería continuar trabajando en Hollywood. Había encadenado películas que no le habían gustado y estaba asqueado. Necesitaba despejar la cabeza y respirar aire puro. De ahí que el clan Redford se decantara por una granja sin electricidad ni agua corriente –pero con piscina–, muy cerca de una comuna hippy, a veinte minutos de la plaza de toros local.
Publicidad
Con ilusiones renovadas, el actor de Santa Mónica, en forma y bronceado, tiraba millas con la moto y recorría la sierra malagueña. «Buscaba respuestas y pintaba cuadros». Todavía acariciaba la posibilidad de ganarse la vida con los pinceles. Pero aquello no podía durar. Los viejos conocidos de Hollywood comenzaron a visitarlo y la tranquilidad desapareció de golpe. Ya no pasaba desapercibido y era algo más que 'el rubio americano'. Conclusión: volvió a Estados Unidos y nada más aterrizar, comenzó el rodaje de 'Descalzos por el parque' junto a Jane Fonda. Lo demás ya es historia del cine.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión