Crítica de 'La sala de cristal' (2020): La culpa ajena
Críticas de cine ·
Aunque 'La sala de cristal' no disecciona hasta sus últimas consecuencias ese monstruoso movimiento político que fue el nacionalsocialismo alemán, la película de Christian Lerch (autor de 'Was weg is, is weg', 2012) tiene indiscutible interés. La acción se desarrolla en 1945, a punto de terminar la Segunda Guerra Mundial con la victoria Aliada. A partir de ahí, el argumento se centra en la toma de conciencia civil por parte de una madre, su hijo y unos cuantos personajes más, marcados a sangre y fuego por la influencia y los terrores nazis. En ese sentido, la película no habla sólo del fascismo, sino del modelo y del problema universal del ideal pervertido.
Se ha acusado a este ambicioso filme de no ser más duro con el nazismo, pero lo cierto es que menos a menudo es más eficaz que más. Si bien es cierto que se echa en falta analizar a fondo los mecanismos que llevaron al fascismo ordinario a condicionar la vida privada de las personas y mostrar un sistema educativo del que salió una generación criminal, así como la culpabilidad de la indiferencia. Conviene tener muy presente que no era necesario ser mala persona para convertirse en culpable, simplemente formaba parte de la vida cotidiana. Es ahí donde se manifiestan los miedos y los rencores de una tragedia a escala mundial, cuyas brasas aún perduran.
La sala de cristal
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Alemania. 2020. 94 m. (12). Drama.
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Director: Christian Lerch.
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Intérpretes: Xari Wimbauer, Lisa Wagner, Hans Löw, Luis Vorbach.