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Fraser, en 1999 en la película 'La Momia' y en la película 'The Whale', estrenada este año. Agencias

Graves lesiones, 300 kilos de peso y abusos sexuales, el infierno del que Brendan Fraser se despide en Venecia

El actor recibe un homenaje en la Mostra tras tres décadas de sufrimiento por haberse convertido en un apestado de Hollywood. Su imagen de hoy dista mucho de la que le hizo famoso

Martes, 6 de septiembre 2022, 08:02

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Brendan Fraser es, a sus 53 años, un hombre roto que ha sabido recomponer todos sus trozos para volver a renacer. Un ave fénix de Hollywood. El actor llegó a la cima de su carrera en los noventa como protagonista de esas películas taquilleras de acción y de comedia que encandilaban al público. Su primer gran éxito fue 'George de la Jungla', un filme que recaudó 170 millones de dólares. Luego, se asentó en lo más alto con la trilogía de 'La Momia', peliculas que recaudaron más de 400.

Fue su época dorada. No faltaba en ningún photocall y su imagen decoraba las carpetas de las adolescentes de los 90. Han pasado tres décadas de aquello y su imagen hoy es muy diferente. Y no solo por su físico. Fraser es un superviviente que ha sabido surfear, no sin dolor, todas las olas que le han querido derribar. En su lucha, ha llegado a pesar 300 kilos, ha sufrido una profunda depresión y ha tenido que pasar innumerables veces por el quirófano.

Fraser, en una escena de la trilogía de 'La Momia'. AGENCIAS

Quizá su cuenta corriente tenga muchos ceros, pero su cuerpo hizo crack cuando estaba en lo más alto y el golpe fue tan duro que no ha podido recuperarse hasta hace poco más de un año. Su infierno comenzó con las lesiones que se producía durante los rodajes de escenas de riesgo. Nunca quiso usar dobles y acabó «destrozado».

Un exoesqueleto para rodar

Una costilla rota, traumatismos en las rodillas y problemas en las cuerdas vocales, centenares de contusiones y una lesión en un disco de la columna son solo algunas de las heridas de guerra de Fraser. «Cuando hice la tercera entrega de 'La Momia' [2008] me envolvían con hielo y vendas. Me hacía un exoesqueleto todos los días», ha confesado años después. Eso le apartó por primera vez de una industria donde si no se te ve, estás muerto.

Luego llegó su divorcio, de la actriz Afton Smith, que no fue fácil y se alargó dos años, y una turbia relación con el influyente periodista Philip Berk, que le sometió a abusos sexuales. Todo ello le convirtieron en un apestado y minaron su resiliencia, esa capacidad que tenemos los humanos para superar circunstancias traumáticas.

Cada año debía pasarle a su ex 900.000 dólares en concepto de pensión y manutención de sus tres hijos en una época en la que sus gastos médicos se habían disparado y sus ingresos, reducido al mínimo. Pero no fue lo peor, eso llegó con Berk, presidente de la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood. En 2003, abusó del actor en un hotel, según confesó la propia víctima años después.

Los abusos sexuales de Berk

Se le acercó, con la mano izquierda le agarró una de las nalgas y uno de sus dedos se deslizó por la zona perianal. «Me hizo sentirme enfermo. Me sentí como un niño pequeño. Como si tuviera una pelota en la garganta. Creía que iba a llorar», se ha sincerado Fraser. No lo contó por miedo al rechazo y aquello le convirtió en una persona solitaria. Acabó retirándose de los focos y nunca volvió a ser invitado a los Globos de Oro.

Brendan Fraser y su novia en Venecia estos días. AGENCIAS

La tragedia se redondeó con la muerte de su madre, y ahí el actor ya no fue capaz de levantarse. Se sumió en una fuerte depresión de la que no ha conseguido recuperarse hasta hace dos años. Estos días es un hombre nuevo en Venecia, donde ha recibido un emocionante homenaje. Presenta su nuevo filme, 'The Whale', dirigido por Darren Aronofski, donde encarna a alguien muy lejano a aquellos héroes de los 90 que se llevaban a las chicas de calle.

Otra vez al límite

Durante el rodaje volvió a poner al límite su salud. Engordó hasta los 300 kilos -de los que ya ha perido unos cuantos- para transformarse en un profesor de inglés solitario y con baja autoestima, incapaz de conectar con su hija adolescente. Es su primer papel protagonista en diez años: «Está muy lejos de todo lo que he hecho. Sé que va a causar una impresión duradera».

La preparación llevó a Fraser a asociarse a la Coalición de Obesos en Acción. Quería entender la presión mental a la que se ven sometidos estos enfermos. «Esta puede ser la primera y la última vez que haga esto para un personaje, por eso lo he dado todo», ha explicado.

En la Mostra se le ha visto feliz, y también él se ha percatado que todo su calvario ha llegado a su final. Que ha vuelto por la puerta grande al ruedo. La ovación de seis minutos que recibió al finalizar la proyección del filme es la prueba definitiva. Este juguete roto de Hollywood, uno más, está de vuelta, recompuesto. Es un maestro del kintsugi, el arte japonés de reparar lo roto, una filosofía de vida.

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