Sofía Kovalévskaya, la mujer detrás del teorema
el referente de... eva ferreira, rectora de la upv/ehu ·
La científica rusa fue la primera doctora en matemáticas y la primera mujer en obtener una plaza de profesora universitariaEva Ferreira oyó el nombre de Sofía Kovalévskaya por primera vez de boca de un profesor a quien, a principios de los años 80, ella ... y sus compañeros en la carrera de Matemáticas llamaban Emiliano El Ruso porque «había sido un niño de la guerra». Nacido en Barakaldo en 1937, Emiliano Aparicio Bernardo se había formado como matemático en Rusia y se había incorporado en 1971 a la Universidad de Bilbao, actual Universidad del País Vasco.
«Pensé: ¡Vaya! ¡No sólo hay mujeres matemáticas, sino también mujeres que han dejado huella en las matemáticas!»
EVA FERREIRA
Rectora de la UPV/EHU
«En Leioa, nos daba clase de Teoría de los Números. Me gustaba que, cuando hablaba de un teorema, contaba algo de quien lo había formulado», recuerda la rectora de la UPV/EHU. El día que llegó el turno del teorema de Cauchy-Kovalévskaya, Emiliano El Ruso explicó a sus alumnos que el segundo apellido correspondía a Sofía Kovalévskaya, una mujer.
Para Ferreira, fue un hallazgo. «Pensé: '¡Vaya! ¡No sólo hay mujeres matemáticas, sino también mujeres que han dejado huella en las matemáticas'!». Descubrió así que, detrás los nombres asociados a los teoremas, no tiene por qué haber hombres y también a «una gran matemática con una vida de película. Una mujer que hizo un matrimonio de conveniencia para poder estudiar, que trató con los grandes pensadores de su época, que era una apasionada de la literatura...».
Matemáticas y poesía
Sofía Kovalévskaya (1850-1891) nació en Moscú en el seno de una familia gitana acomodada y culta. Demostró pronto aptitudes para las matemáticas y empezó a recibir clases, pero su padre, militar, interrumpió su formación porque le horrorizaban las mujeres instruidas. Tras años aprendiendo matemáticas por su cuenta, a los 18 se casó para poder salir a estudiar al extranjero. Rusia no daba pasaportes a solteras. Fue la primera doctora en Matemáticas y la primera mujer en obtener la plaza de profesora universitaria, en Estocolmo en 1881.
«A lo largo de mi vida, siempre he tenido presente una frase de ella. Mucha gente piensa que las matemáticas son la otra cara de la moneda del arte, cuando no es así. Sofía Kovalévskaya decía que es imposible ser matemática sin ser una poetisa de alma. En matemáticas, tienes que pensar de otra manera y hacer lógica en un mundo paralelo que no existe. Esa capacidad de abstracción está muy relacionada con la de crear arte. Matemáticos y artistas vemos el mundo de otra manera», afirma Ferreira.
Ella cree que «no hay que decir a las niñas que quieran ser matemáticas que su referencia debe ser Kovalévskaya porque entonces tendríamos muy pocas niñas que querrían estudiar matemáticas. Es como decirle a un chico que quiere ser físico que su referencia es Einstein y, si no, se acabó». Para la rectora de la UPV/EHU, los modelos a poner a los jóvenes tienen que ser científicos normales. Mujeres y hombres. «La ciencia está llena de gente normal que ha hecho su trabajo y alguna gente muy brillante. Tiene que haber referencias en todas la ligas, no sólo en la Champions».
«La ciencia más pura»
A pesar de que su profesor dedicó nada más que unos minutos a la matemática rusa, fueron suficientes para que a la joven Eva Ferreira se le quedara grabado el nombre. Luego supo que Kovalévskaya hizo tres trabajos para doctorarse –dos sobre problemas matemáticos y un tercero astronómico– cuando su mentor, el matemático alemán Karl Weierstrass, padre del análisis moderno, consideraba de cada uno de ellos hubiera bastado por sí solo para la tesis. «Las mujeres tenían que deslumbrar. ¿Por qué las vidas de las científicas que han pasado a la Historia son tan espectaculares? Porque, si no, no habrían pasado a la Historia. Para hacerlo, una científica debía ser extremadamente brillante. Tenía que ser una excepción para ser admitida en la universidad», advierte la rectora.
Cuarta de cinco hermanos, Ferreira tuvo claro que quería ser matemática en 1º o 2º de BUP. «Me gustaba mucho la lógica, pero también la literatura. De hecho, en el BUP hice lo que se llamaba ciencias mixtas porque me gustaba más la literatura que las ciencias naturales. Para mí, matemáticas era la ciencia más limpia, la más creíble, la más pura. Aunque nada es neutro, sigo pensando que es la ciencia más pura. Las matemáticas están basadas en la lógica y el raciocinio. Me parecen muy bellas». Ahora, a Ferreira le atraen tanto la parte teórica como la práctica de esa ciencia. «Además, me gusta abordar problemas de gestión y de la vida diaria con esa cabeza amueblada por las matemáticas. Porque, más allá de la investigación, pensar en clave lógica te sirve para amueblar la cabeza».
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