Tiendas en Bilbao (calcetines)
Nerea, la reina de los calcetines que arrasa en BilbaoEsta emprendedora triunfa con su tienda de pares divertidos y desenfadados
Nerea López le ha dado la vuelta al calcetín de una manera tan extraordinaria que se ha convertido en una de las pocas comerciantes de España (solo hay cuatro) dedicada en exclusiva a la venta de esta prenda. Si el calcetín nos define cómo somos -arriesgados, divertidos, discretos, serios, algo gamberros y súmenle todo los adjetivos que deseen-, los clientes que pasan por su tienda -Junglesocks-, están curados de espanto y prestos a lucir sus pies con modelos que otros jamás se pondrán en la vida. «Huimos de lo básico y clásico», ensalza López.
Piensen por un momento en esos ejecutivos acostumbrados dia sí y otro también a sus 'ejecutivos' lisos, en negro o azul marino. Y ahora reparen en esas personas a las que les encanta fardar y descubrir lo que otros ocultan tan celosamente debajo de sus pantalones.
Los hay de todos los colores (muy llamativos) y con todos los motivos imaginables. Su tienda, situada en uno de los laterales de La Alhóndiga, es el mejor antídoto contra el aburrimiento. La gente que entra sale con un sonrisa en la cara. Algunos partiéndose la caja. Hay motivos de sobra.
De tal palo tal astilla. El comercio de Nerea, hija de Javier López, fundador de Itxaso -mítica tienda de los 90- y expresidente de bilbaoDendak, parece una fauna... absolutamente inofensiva. Está plagada de ranas, jirafas, tiburones, bogavantes, tucanes, conejitos, pingüinos, perritos, tortugas, papagayos, guacamayos, gaviotas, flamingos... Una animalada, en fin. También hay calcetines con dibujos de guitarras, micrófonos, calaveras, barcos, palmeras, caravanas, marcianitos, comecocos...
De superhéroes
Por no hablar de los superhéroes que tanto fascinan... ¿a los más pequeños? Qué va, a los adultos, que se mueren por los personajes de la factoría Marvel. «La gente es muy forofa», explica Nerea, copropietaria de Junglesocks junto a María. Y qué decir de las imágenes de Spiderman, que tanto encandilan a los niños. «La gracia era que todo fuese fantasía. He trabajado en muchas tiendas pero nunca he visto salir a la clientela tan contenta como sale de aquí».
Este original negocio echó a andar en octubre de 2021 y marcha sobre ruedas. Surgió de la manera más inesperada. O no tanto. La vida le fue llevando a Nerea por «unos caminos» que le ayudaron a saber qué podía funcionar y qué no. Trabajó muchos años junto a su padre y luego dirigió una tienda de Gant en Las Arenas. Después montó una «tiendita de ropa de mujer» en Algorta, 'Mía'. Además, probó suerte con algunas 'pop-up' (tiendas efímeras). Intentó «emprender» en el mundo de la moda, aunque ningún comercio le acabó de «ir bien». Sin embargo, en ambas hizo «pequeñas pruebas» con el calcetín. Como si se oliese el triunfo. Ha mamado el comercio desde niña.
– ¿Por qué calcetines?
– Vi que había un mercado muy interesante. Antes los calcetines eran superaburridos y no había mucho donde indagar. Y de unos años acá han surgido un mogollón de marcas, hay mogollón de fantasía.
Tampoco pasa por alto que el futuro comercial pasa, a su juicio, por la especialización. «Me metí en un mundo que no conocía y que he ido descubriendo poco a poco», esgrime. Le ha ayudado mucho que los calcetines se lucen mucho más que antes. Por dentro y por fuera. Han dejado de ser el hermanito pobre de la moda.
De ser una prenda casi repudiada protagoniza un ejercicio que roza el exhibicionismo. «Ahora hay tantas opciones que el calcetín es una prenda fundamental en todo 'outfit'», afirma. En la lucha por el éxito, López ha tenido que batallar, además, contra los gustos locales. «Somos bastante clásicos en Bilbao», admite. Asegura que engancharse a las nuevas tendencias «aquí nos cuesta siempre un poco más. Vamos un poco lentos», lamenta.
En un momento en que el 'low cost' juega un papel más decisivo que nunca, Nerea se ha lanzado a la diversidad mediante la comercialización de calcetines fabricados especialmente en Estados Unidos, Alemania y España -también los vende de China- sin descuidar los precios. «Buscamos mucho por todos los lados. Calcetines de diferentes marcas que aporten algo diferente, pero siempre manteniendo un precio competitivo».
El objetivo es que estén al alcance de todos. El par sale entre 5 y 6 euros, aunque hay packs de tres unidades desde 9,99. «La gente se pasa un ratito mirando dibujos. Se va con una sonrisa y pensando 'qué bien me lo he pasado, y con tan poco'», destaca.
Aunque la oferta es más que generosa, muchos clientes «te vienen con sus cosas y entran preguntando si tienen pares con dibujos de barquillos y anclas». Los deportes y motivos «graciosos» cotizan al alza. De ahí que en Junglesocks barajen poner a la venta el próximo verano bañadores desenfadados. Entre otras cosas, porque la temporada fuerte va tocando a su fin. «Ahora empieza a relajarse la cosa. El verano no es temporada de calcetín y solo trabajamos el calcetín cortito o tobillero. Nos interesa que haga frío y que el invierno sea muy largo», desea la reina de los calcetines.