Sexo en Nueva Bilbao (XIV)
Así nos vengamos de Patxi, el ligue de Aste Nagusia, al verle en Peso Neto... ¡con su mujer!Descubrimos que el chico que Maite conoció en fiestas y con el que quedó durante varios meses está casado, así que le damos un escarmiento
Karri Bilbao
Viernes, 7 de febrero 2025, 00:57
Cada viernes, Karri Bilbao nos comparte las historias y experiencias que vive con sus amigas. Tras años de convivencia en pareja han regresado a las noches (y tardeos) de la villa.
Es viernes y decidimos salir por Bilbao La Vieja, punto de encuentro popularmente conocido como Bilbi, donde la creatividad fluye sin freno y la diversidad habita las calles como paisaje natural. Nos citamos en Marzana Izaskun, Ane, Maite y yo, dispuestas a disfrutar entre locales que afloran fruto de la semilla de la originalidad y el abono de gente que, como nosotras, busca salir de las zonas habituales y enamorarse (si cabe, un poco más) de los encantos de la villa y sus múltiples posibilidades.
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Ane ha estado de viaje casi toda la semana y Maite en casa, teletrabajando a contrarreloj para finalizar un informe que le ha ocupado semanas. Izaskun, en turno de noche en el hospital; y yo, de acá para allá con reuniones y compromisos varios. Listas las cuatro para centrar el dardo en la diana y desconectar como objetivo principal. En Perro Chico hacemos un alto en el camino antes de continuar hacia el Bihotz con una ronda de cervezas artesanales y unos natxos que alimentan nuestra conversación sobre las alternativas para alargar la tarde. Sugiero continuar hacia la plaza de los Tres Pilares, destino Peso Neto; lámparas, esculturas y objetos nos adentran en un universo que logra hacernos sentir turistas en nuestra propia ciudad y extremar la atención para no perder detalle. Izaskun pone el foco en un columpio de madera que no le lleva precisamente a sus recuerdos de infancia en un parque, sino a otros balanceos probables, se ríe… A mí me asusta la cabeza de un maniquí que, desde la esquina, me sorprende con sus gafas de sol en un giro de cabeza.
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De manera natural, imaginación y realidad se mezclan en el ambiente, y Maite pone cara de susto a la par que se cambia de sitio y se sitúa de espaldas a la barra en un abrir y cerrar de ojos. Ane le pregunta si ha visto un fantasma entre tantos cachivaches. «Mucho peor que eso», responde. A dos metros de distancia, se encuentra Patxi, el chico que conoció en Aste Nagusia y al que se enganchó sin conocimiento (literal) tras quedar de continuo durante varios meses. Lo que le atrajo de él a principio fue lo que al final les alejó a marchas forzadas. Tenía un halo de misterio que resultó ser un matrimonio en toda regla oculto bajo mentiras y ausencias injustificadas. Lo supo por azar gracias a conocidos comunes. Tras descubrirlo, le despidió con una llamada que desvelaba el engaño y saltó al buzón un domingo por la mañana. Un bloqueo de móvil y dos meses después, con este panorama nos encontramos en Peso Neto…
Patxi está acompañado por una chica y otra pareja. Aparentemente feliz, rodea por la cintura a la que suponemos será su mujer. La situación da pie a debatir sobre qué haríamos cada una en tales circunstancias. Izaskun tiene claro que iría donde él con la verdad por delante para dejarle en evidencia. Ane y yo opinamos que lo mejor es que pase, porque no hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Maite hace caso omiso y actúa bajo su propio instinto, optando por la intermedia. Deja el kalimotxo medio lleno en la barra y se dirige hacia Patxi con una sonrisa radiante. «Hombre, cuánto tiempo sin coincidir contigo. Imagino que es tu mujer, encantada de conocerte, he oído hablar muchísimo de ti, qué alegría ponerte cara personalmente», le suelta. Y seguidamente, Maite se despide de ambos con dos besos y un ojalá volvamos a vernos con gesto triunfal.
Salimos las cuatro del local y dejamos a Patxi tan de piedra que parece el gemelo del maniquí de las gafas. Damos la enhorabuena a Maite porque, a simple vista, ha sido una venganza tan sencilla, elegante y educada como es ella, sin hacer sangre.
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Vámonos al Muelle a tomar un mojito y celebrarlo, propongo…
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